CONTAMINACIÓN AMBIENTAL

Un informe revela la amplia presencia de plaguicidas en los ríos españoles

La investigación 'Ríos hormonados' constata que el 70% de los pesticidas detectados en las aguas de la Península están prohibidos por toxicidad

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zentauroepp12834257 rio jucar180221185130 / MIGUEL LORENZO

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El informe ‘Ríos hormonados’, investigación conjunta de Ecologistas en Acción y la organización Pesticide Action Network Europe, muestra la elevada contaminación por plaguicidas que sufren las aguas superficiales de la península Ibérica.

El análisis se basa en datos oficiales de los Progra­mas de Vigilancia de la Calidad de las Aguas de 10 Confederaciones Hidrográficas, que en cumplimiento de su obligación legal han proporcionado sus datos de muestreo.

Los análisis evidencian que todas las cuencas contienen plaguicidas tóxicos.· En 2016, se detectaron 47 plaguicidas diferentes, 26 de los cuales son o se sospecha que son disrup­tores endocrinos, sustancias que interfieren con el sistema hormonal.

El 70% de los plaguicidas detectados, como el lindano, el DDT, la atrazina o el endosulfán, fueron prohibidos hace años. Los plaguicidas más habituales son los insecticidas (45 % del total) y los herbicidas (40 %).

Muchos de los plaguicidas detectados han sido prohibidos por causar cáncer, provocar malformaciones o por afectar a la reproducción de animales silvestres y seres humanos. Además, los sospechosos de ser disruptores endocrinos se deberían prohibir por causar malformaciones, enfermedades del sistema inmune, neurológico y del sistema hormonal.

Las cuencas hidrográficas más contaminadas son aquellas en las que se desarrolla una agricultura más intensiva:

La del Júcar es con diferencia la cuenca más contaminada. En 2016 se detectaron 34 de los 57 plaguicidas analizados, 22 de ellos prohibidos y 21 posibles disruptores endocrinos. Varias sustancias, como el DDT, el clorpirifós o el endosulfán, se detectan muy frecuentemente,  algunas en concentraciones muy por encima del límite permitido.

En el Ebro se detectaron 21 de las 37 sustancias analizadas, 16 son posibles disruptores endocrinos. No está autorizado el uso de 18 de plaguicidas detectados.En el Tajo se detactaron 15 de las 17 sustancias analizadas, de las cuales 13 son posibles disruptores endocrinos y 12 están prohibidas.

El clorpirifós, un insecticida neurotóxico, se ha detectado en ocho de las 10 cuencas analizadas, lo que revela su uso extenso y prolongado.

El glifosato, que se ha analizado únicamente en cinco de las cuencas que han proporcionado datos, ha sido detectado en todas las muestras tomadas en la cuenca del Júcar, es la sustancia detectada con mayor frecuencia en la cuenca del Tajo y el segundo plaguicida en uso más detectado en las cuencas internas del País Vasco, lo que muestra el uso extenso del herbicida tóxico. 

Los residuos de lindano y sus isómeros se detectan en siete de las 10 cuencas analizadas debido a la mala gestión de los residuos generados durante la fabricación del insecticida hasta los años 90.

Disruptores endocrinos

Preocupa la presencia de mezclas de múltiples plaguicidas en una misma cuenca como ocurre en la del Júcar (34 plaguicidas) y la del Ebro (21) porque diversos estudios han mostrado que la exposición a mezclas de plaguicidas disruptores endocrinos puede multiplicar la toxicidad de cada uno de ellos.

España, con un consumo de 78.818 toneladas en 2014, es el país europeo que más plaguicidas utiliza. Este uso masivo resulta en la creciente presencia de residuos de plaguicidas en los alimentos y en el medio ambiente.

Ecologistas en Acción urge a transformar el insostenible sistema agrario actual a un sistema agroecológico. Además, pide al Gobierno español que prohíba el uso de los plaguicidas disruptores endocrinos y que ponga en marcha un plan para reducir el uso de plaguicidas en España un 50 % en los próximos 10 años, al igual que han hecho ya Francia y Dinamarca. También señala la necesidad de actualizar la normativa ambiental al conocimiento científico, ampliar y unificar los programas de vigilancia de plaguicidas en aguas y, por supuesto, hacer cumplir la ley.