El acuífero que abastece a Igualada, en niveles mínimos

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ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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El acuífero de Carme-Capellades, que abastece de agua a más de 55.000 personas en la comarca del Anoia, incluidos los habitantes de Igualada, se encuentra en un estado pésimo debido a la intensa sequía de los últimos meses, lo que impide que se rellene de forma natural, y a un problema endémico de sobreexplotación. Las lluvias de la última semana ni se han notado. La delicada situación del acuífero, del que se extraen anualmente seis hectómetros cúbicos anuales, ha secado incluso uno de los símbolos de la comarca, la balsa situada junto al Molino Papelero, un pequeño lago que se mantiene de forma natural gracias al afloramiento de agua subterránea.

Los problemas de sobreexplotación del acuífero no son nuevos, pero este año han saltado las alarmas porque el nivel del freático se encuentra en la peor situación desde la gran sequía de 2007-2008, según muestran los dos sensores piezómetros de Capellades, aunque es difícil estimar las reservas exactas porque "se trata de un acuífero kárstico muy complejo, lleno de pequeñas fisuras", explica Jordi Molist, director del área de Abastecimiento de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).

LLUVIAS ESCASÍSIMAS

Molist asume que el acuífero de Carme-Capellades ha entrado "en un nivel de sequía excepcional" favorecida por una pluviometría escasísima. De hecho, en toda Catalunya no hay ninguna zona en la que haya llovido tan poco con respecto a la media en los tres últimos años. En situación no tan grave, pero también de sequía pronunciada, se encuentran diversos acuíferos en el Vallès, el Maresme y el Empordà.

En cualquier caso, el especialista de la ACA descarta por ahora que vaya a haber restricciones y atribuye las dificultades sufridas por una urbanización de la vecina Mediona, que este verano tuvo que ser abastecida con camiones cisterna, a problemas de turbidez debido a unas obras en el pozo de extracción. El agua subterránea es actualmente la única fuente de suministro de Igualada, Carme, Vilanova del Camí, Capellades y otros municipios de la llamada Conca de l'Òdena, el sector central del Anoia.

LA TUBERÍA DE CONEXIÓN

Molist asume que la crisis es permanente, es decir, aunque el acuífero se recupere en cuanto lleguen lluvias abundantes, tiene todos los números para volver a sufrir una situación similar en años venideros. Afortunadamente, añade, a principios del año que viene se pondrá en marcha la conexión de la zona con el embalse de la Llosa del Cavall, en el río Cardener, que permitirá reducir la presión que sufre el acuífero. La tubería subterránea, que mide 70 kilómetros, también beneficiará a municipios del Solsonès y el Bages.

La conducción, que ya está prácticamente acabada, se ha construido en buena parte con fondos europeos de cohesión, pero una parte repercutirá en la tarifa de todos los usuarios de la cuenca. Mientras llega la inauguración, y en previsión de que la sequía pueda continuar, el Ayuntamiento de Capellades ha hecho un llamamiento a los vecinos para que hagan un uso racional del agua. 

Igualada y los municipios próximos constituyen, por población, una de las principales zonas de Catalunya que todavía no están conectadas a la red de los embalses. Eso sí, precisa el director de Abastecimiento de la ACA, hay otras muchas localidades que sí aprovechan las aguas subterráneas como complemento para tener más recursos. Esto es lo que sucederá en el Anoia a partir de enero.