ELECCIONES MUNICIPALES EN MATARÓ

El PSC y ERC pugnarán por la primera posición en Mataró, aunque David Bote sale con ventaja

En Comú Podem se vislumbra como principal apoyo del PSC en caso de repetir la victoria de 2015 mientras que en el campo independentista habrá cuatro listas, favoreciendo la dispersión del voto

El alcalde de Mataró, David Bote (PSC), en el momento de votar este pasado domingo, en las elecciones generales.

El alcalde de Mataró, David Bote (PSC), en el momento de votar este pasado domingo, en las elecciones generales. / PSC MATARÓ

Joan Salicrú

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A los socialistas de Mataró las elecciones generales de domingo no les fueron nada mal: se impusieron en unos comicios de este ámbito después de 11 años. Con un 25,4% de les votos, se situaron en la franja baja de las ciudades de la primera y segunda corona metropolitana pero acercándose a la media: no son la friolera del 37,8% de Santa Coloma pero tampoco el 20,5% de Vilafranca. Si consiguen movilizar a los 17.082 votantes que dieron su apoyo a Meritxell Batet el pasado domingo, lo tiene muy bien para revalidar la alcaldía recuperada en 2015 de las manos de CiU.

Y a los de Esquerra las elecciones les fueron también muy bien en la capital del Maresme (22,09% de los votos). Tan bien que durante una larga parte del escrutinio –hasta el 65%-, figuraban en primera posición. Los actuales concejales ya casi acariciaban el titular “Esquerra se impone por primera vez en unas generales en Mataró”, pero finalmente los resultados fueron congruentes con el resto de la provincia de Barcelona, como es habitual en esta ciudad. Si consiguieran movilizar a sus 14.870 votantes -y suponiendo que el PSC hiciera lo mismo- quedarían en una magnífica segundo posición, desplazando definitivamente del tablero a sus archienemigos de la antigua CiU, con los que siempre han rechazado pactar.

Ambos partidos parten como favoritos para las elecciones del 26 de mayo, aunque los socialistas salen con un poco de ventaja, al ostentar ya alcaldía y haber ganado contra pronóstico en 2015.  

Hay, no obstante, una cuestión clave a la hora de tratar de establecer paralelismos con las municipales: en estas elecciones la participación acostumbra a ser de las más bajas del ciclo electoral -53,82% el 2015, 53,21% en 2011, 46,77% en 2007-. Esto, comparado con el 77,48 de este pasado domingo, son muchos miles de votos, con lo cual se abren muchas posibilidades. Y también hay que subrayar que el elector socialista acostumbra a movilizarse menos que el del resto de partidos, especialmente los nacionalistas. Si esta hipótesis se confirmara, estaríamos ante un escenario de virtual empate entre PSC y ERC.

Si, en cambio, prosigue el efecto 'luna de miel' entre la marca PSC/PSOE y el electorado socialista local, y a eso se le suma el 'efecto David Bote' –el actual alcalde se ha pasado días y noches pateando calles, cuando nadie lo ve, a la búsqueda de votos, uno a uno-, la candidatura de los de Miquel Iceta se impondrá con rotundidad.     

También hay que contar con otro factor que no ocurría desde hacía varias contiendas electorales: la coincidencia de los comicios locales con los europeos, que supondrá un incentivo a votar para todo el mundo y especialmente para el mundo de JxCat, que podría volver a poder elegir a Carles Puigdemont si el Tribunal Supremo revoca la prohibición, y para el de Esquerra, puesto que Junqueras es también el cabeza de lista en las europeas para la formación que preside. Esto, pues, podría movilizar más de lo habitual al elector nacionalista, ya de por si con capacidad de resistencia. 

Los 'comuns' quieren volver al gobierno de la ciudad

Pase lo que pase, los socialistas cuentan aliarse después de las elecciones con la renovada En Comú Podem de Sergi Morales, imaginando que esta lista sacará como mínimo la suma de los concejales que tuvieron las candidaturas de ICV-EUiA (1) y de VoleMataró (marca local de Podemos, 3) en 2015. En este sentido, el acuerdo de presupuestos para 2019 firmado en diciembre pasado entre los socialistas y el conglomerado de los comunes en Mataró fue una declaración de intenciones. Con que Bote mantuviera los actuales 8 electos y En Comú Podem sus 4, ya habría una "mayoría minoritaria" de 12 escaños.

“Salimos a ganar pero si quedamos segundos está claro que vamos a pactar como lo hicimos entre 1991 y 1999, una época de grandes avances en la ciudad”, apuntan fuentes de los 'comuns', los cuales –como ICV-EUiA- volvieron al gobierno entre 2003 y 2011 en la fórmula del tripartito, junto a Esquerra. Ahora, después de una cierta 'travesía en el desierto', este mundo entiende que vuelve a ser el momento de demostrar el ADN de gobierno de la formación, revitalizada con la incorporación de los militantes locales de Podemos.     

El independentismo, dividido en cuatro grupos

Entonces, en una ciudad como Mataró, muy parecida a la media catalana en términos sociológicos, ¿no es posible que las fuerzas independentistas se hicieran con la alcaldía? Sumando los porcentajes de las tres formaciones –CiU, ERC y CUP- que se presentaron a las elecciones de 2015 con un programa independentista, se alcanzaba el 39,18% de los votos. En número de concejales, 11; 5 para la antigua Convergència, 4 para los republicanos y 2 para los 'cupaires'.

Esta realidad electoral -que supuestamente podría maximizarse con una lista única- hizo que en mayo del año pasado surgiera una iniciativa 'A Mataró, per la República, posem-nos d’acord' que pedía una lista conjunta de todo el independentismo y que contó con el apoyo explícito del PDEcat local, el más interesado en lograrlo puesto que sus expectativas electorales iban a la baja.

Pero ni la CUP ni sobre todo Esquerra –que veía la oportunidad de obtener los mejores resultados de su historia desde la guerra en unas locales- dieron su brazo a torcer y, ante el fiasco de la operación, finalmente pasó algo inaudito y no previsto: un grupo de personas molestas por el 'no' de las formaciones clásicas a disolverse en una lista única decidió presentarse a las elecciones a partir del proyecto de Primàries per la República, como ocurrirá en otras poblaciones de la magnitud de Mataró, como Terrassa.        

La candidatura, encabezada por Anna Brun, podría restar votos tanto a ERC como especialmente a Junts per Mataró, la evolución de CiU en la ciudad, que además tiene que combatir la sensación de desgobierno que se produjo en la candidatura cuando Míriam Nogueras decidió a dos meses de las elecciones no presentarse como cabeza de lista y fue reemplazada por el presidente local Alfons Canela.  

Por su parte, la CUP, que en Mataró es un partido ya con mucho recorrido -sacó su primer concejal en 2007, mucho antes de su éxito en Catalunya- tiene dificultades para renovarse y ha tenido que repetir candidatura con Carme Polvillo, actual número 2, como cabeza de lista, y el que era número uno, Juli Cuéllar, ocupando su lugar. 

Finalmente, la posibilidad de que la CUP confluyera con el grupo de VoleMataró, ya totalmente desvinculado de la dirección catalana de Podemos, en una réplica de SOM Gramenet en Santa Coloma o de Guanyem Badalona en Comú en la cuarta ciudad catalana, quedó en nada. No obstante, la proximidad ideológica sigue siendo evidente y muestra de ello es que la candidatura de Front Republicà a las generales estaba representada en la ciudad por los teóricos integrantes de esta confluencia nonata: tanto la 'fachinista' Morón como los miembros del corriente Poble Lliure de la CUP, mayoritarios en la sección local de Mataró.  

Pocas posibilidades para el centroderecha constitucionalista y Vox

En el campo del centroderecha constitucionalista, las expectativas son bajas. Muestra de ello es que la dirección nacional de Ciutadans presenta este mismo sábado -a 15 días del inicio de la campaña- la candidata Cristina Sancho en un acto en la biblioteca Antoni Comas después de sacrificar Juan Carlos Ferrando, quien asumió el liderazgo del grupo municipal medio año después de las elecciones después que el candidato Xavier Caravaca dejara el acta de concejal. Aún así, sobre el papel, Ciutadans podría sacar un gran resultado (de hecho, hasta hace unos meses parecía que podía ser el apoyo de gobierno al alcalde Bote si éste privilegiaba el pacto en clave nacional) puesto que el domingo sacó 9.054 votos, muy cerca de los de En Comú Podem.

Por su parte el Partido Popular luchará para no perder su representación en el consistorio puesto que en las elecciones de domingo sacó 3.377 votos, cosa que representaba el 5,02, solo dos centésimas por encima del mínimo requerido. Teniendo en cuenta que en 2003 el PP llegó a tener, con Joan López, cinco concejales en el salón de sesiones, que los populares se quedaran sin representación -ahora tienen dos- sería una noticia de primera magnitud.    

Quien también estará en el filo de la navaja será Mónica Lora, la hasta ahora secretaria general catalana de Plataforma per Catalunya, que ha disuelto el partido creado por Josep Anglada en la Vox de Santiago Abascal y tratará de mantener su silla en La Riera 48 con esta nueva marca, mucho más atractiva en este momento. El domingo Vox obtuvo en la ciudad 2.981 votos (4,43%), pero teniendo en cuenta el tirón que tiene Lora -hace ya ocho años que es concejal y ha peleado en peores plazas- sus probabilidades de salir son altas. 

Tensión en la precampaña

Las últimas fechas se han producido dos altercados en Mataró muy poco habituales en la ciudad y que han causado preocupación entre la ciudadanía. El primero es un ataque de un grupo de personas supuestamente pertenecientes a Vox hacia un chico de 15 años militantes de Jovent Republica, las juventudes de ERC, con una pistola de balines y el otro es el ataque con pintura amarilla que recibió la sede local del PSC este 1 de mayo, hechos que los socialistas han anunciado este jueves que llevarán a la Fiscalía. Nadie ha reivindicado el ataque y lo único claro es que a 3 metros de los cristales apareció una pancarta del sindicato COS, próximo a la CUP, criticando que el gobierno de Pedro Sánchez no haya retirado la reforma laboral en los nueve meses en que estuvo de inquilino en la Moncloa. 

Sea como sea, el dibujo del futuro Pleno municipal no está escrito en el viento sino en la mesa 007A del Casal Les Esmandies, la que permite saber los resultados antes que nadie.  

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