DEBATE AL ENTORNO DE LA BIBLIOTECA POPULAR

CiU Mataró propone definitivamente que la biblioteca de la Fundació Iluro se ubique en Can Cruzate

El grupo municipal considera que ubicando ahí este equipamiento se desatascaría el desarrollo de la manzana que tiene que servir de motor del centro histórico

Joan Salicrú

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Un año atrás, en unas fechas muy parecidas y en una convocatoria de las mismas características, la entonces concejala de Urbanismo de CiU en MataróNúria Calpe, ya apuntó la idea que la Biblioteca Popular de la Fundació Iluro podría ubicarse en el edificio de Can Cruzate, que separa la Plaça de l’Ajuntament y la Plaça Gran de la capital del Maresme. En aquel momento, no obstante, Calpe usó una fórmula que aunque hizo mucha fortuna seguramente no contribuyó a dejar claro este posicionamiento: “Can Cruzate tendría que convertirse en el Guggenheim de Mataró”.  

El pasado viernes, después que el gobierno en minoría del PSC hubiera anunciado que su propuesta de emplazar la Biblioteca Popular en Can Xammar quedaba en el baúl de los recuerdos y que de momento ésta se mantendrá en la Plaça de l’Ajuntament, y en una comida con los periodistas que siguen la información local el grupo municipal de Convergència i Unió -ahora en la oposición- sacó de nuevo a relucir la idea de que este equipamiento cultural se instale en Can Cruzate, junto con otros atributos. Porque de esta forma, aseguran en la formación soberanista, se resolverían como mínimo tres problemas.

El primero es encontrar una solución definitiva para la Biblioteca, en el sentido de que se haría un traje a medida para albergarla y no se habilitaría un espacio que fue construido para otro cometido, como pretendían los socialistas en Can Xammar.  

El segundo, que es el que CiU Mataró ha insistido en explicar mil veces es que de esta forma el edificio de Can Cruzate se convirtiera en la rótula adecuada para vincular el eje de La Riera con el eje de Santa Maria, que va des de la Basílica homónima hasta la Plaça de la Muralla, pasando por las plazas Gran, Xica y de Can Xammar.  De CiU estando en el gobierno local es la propuesta del Pla d'Impuls al Centre Històric, que el actual mantiene -aparentemente- entre sus prioridades políticas.

Y el tercero es usar el propio proyecto de instalar allí la biblioteca para desatascar la rehabilitación de Can Cruzate, en el sentido que de esta forma se podría implicar a un operador privado como la Fundació Iluro para financiar la operación.

Un 'partner' privado para rehabilitar Can Cruzate

“A raíz de la crisis económica el Ayuntamiento ha visto muy disminuida su capacidad inversora, y por lo tanto afrontar un proyecto como la reforma de Can Cruzate le resulta muy complejo si tiene que hacerlo en solitario. La Fundació Iluro podría ser el ‘partner’ privado”, explicó Joaquim Fernàndez, jefe del grupo municipal de CiU.                         

CiU concreta, además, que la función de la Fundació Iluro –hereva de la extinta Caixa Laietana- podría ser llevar a cabo permutas con los propietarios que aún mantienen el control de un 40% del edificio a través de las distintas propiedades inmobiliarias que la Fundació gestiona.

“Si no hay dinero hay que buscar complicidades”, dijo Fernàndez, que reconoció que el proyecto “no es fácil” pero que hay que ser atrevido y empezar a andar ese camino si se quiere hacer realidad.   

La antigua Biblioteca Popular tiene que convertirse este año en la tercera de la red pública local para posteriormente integrarse en la red de la Diputació de Barcelona.

Comisión de seguimiento a cambio de la abstención

En la misma comparecencia, el portavoz del grupo de CiU Joaquim Fernàndez justificó la abstención de la formación en los presupuestos de 2018 -que a la práctica permitieron su aprobación en el pleno del pasado jueves- con la creación de una comisión de seguimiento con el gobierno municipal del PSC que se reunirá de forma mensual con la presencia tanto del alcalde David Bote como del propio Fernàndez, que eran hasta octubre pasado las dos cabezas visibles del gobierno municipal. Es la fórmula que preconiza un cierto deshielo de las relaciones entre las dos formaciones, medio año después de romper el acuerdo de gobierno.

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