Jaume Teodoro: "Tecnocampus es ya una marca reconocida y atractiva fuera de Mataró"

El director general de Tecnocampus Mataró-Maresme repasa los últimos cinco años de vida del parque tecnológico, que acaba de superar los objetivos del Plan Estratégico 2012-2016

Entrevista a Jaume Teodoro, director general del Tecnocampus Mataró-Maresme.

Entrevista a Jaume Teodoro, director general del Tecnocampus Mataró-Maresme. /

JOAN SALICRÚ / MATARÓ

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Más de 3.000 estudiantes. 120 empresas que emplean a unas mil personas. Y unas 5.000 que acuden, cada día, por un motivo u otro al parque tecnológico. Un equipamiento promovido desde el ámbito público que, de costar dos millones de euros al año al Ayuntamiento, ha pasado a estar ya pagando parte de la deuda que el Ayuntamiento contrajo para construir el parque tecnológico en su momento, en la zona de El Rengle de la capital del Maresme. Son las cifras que avalan al director general de Tecnocampus, Jaume Teodoro, que hace balance en esta entrevista del Plan Estratégico 2012-2016 de la institución. Un proyecto que ahora vislumbra un nuevo futuro gracias al Distrito que llevará el mismo nombre y que se situará justo al otro lado de la Avinguda Ernest Lluch, en la entrada sur de Mataró, y que tiene que servir para albergar aún a más empresas. 

La semana pasada el patronato de la Fundació TecnoCampus, el ente gestor del parque, aprobó el presupuesto de 2017, que se sitúa en 17,1 millones de euros, un 25% superior al de 2016, que fue de 13,7 millones de euros. Estas cuentas permiten afirmar que la institución se encuentra en su punto de equilibrio financiero y apuesta por subidas moderadas de los precios de las matrículas y tasas, de acuerdo con la inflación.  

Ingeniero superior de telecomunicaciones y master en administración y dirección de empresas, Jaume Teodoro ocupa el cargo de director general desde 2012, pero es un gran conocedor del proyecto porque fue una de las personas que lo definió a finales de los años 90 con el Pla Director de la Sociedad de la Informació de Mataró

Usted llegó al Tecnocampus cinco años atrás y acaba de cumplir un ciclo con la finalización del Plan Estratégico 2012-2016. El proyecto Tecnocampus, que tiempo atrás era acusado de “insustancial” por la oposición, ¿se puede decir que está ya definitivamente consolidado?

--Sí, yo creo que podemos hablar de consolidación clara. El momento en el cual tomé las riendas del proyecto había que darle contenido al espacio físico que se había creado en El Rengle. Darle contenido a nivel universitario, a nivel de empresas y de emprendimiento y contenido en acciones de promoción económica de la ciudad.

Son cinco años de éxito del Tecnocampus que, no obstante, coinciden justo con la fase aguda de la crisis económica. ¿Qué paradoja, no? ¿A qué lo atribuye?

--El período que va del 2012 a la actualidad ha supuesto un castigo enorme en la economía y en la sociedad y aun así hemos conseguido pasar de mil a tres mil estudiantes y pasar de tener una fundación con pérdidas muy importantes e insostenibles a tener una fundación saneada y que el 2016 ha tenido el mejor ejercicio histórico en términos económicos y también el mejor ejercicio respecto a actividad y a varios indicadores de calidad y de servicio. ¿A qué lo atribuiría? Yo creo que el éxito se debe a qué en una época de crisis la gente tiende a invertir en formación, por lo tanto esta actividad formativa aunque ha significado un sacrificio mayor para las familias... no se ha visto tan afectada. También a qué el atractivo del proyecto es muy importante, el factor atracción que tiene un proyecto como Tecnocampus es muy relevante. Es un atractivo, a mi modo de ver, que viene dado por unas instalaciones de primera categoría, por un modelo en que la educación universitaria se entrelaza con la empresa, en un proyecto internacional, de emprendimiento... Y todo mezclado da un contenido diferencial, que en Catalunya en estos momentos me consta que se valora. Yo creo que en este momento Tecnocampus es una marca atractiva. Obviamente, el éxito se debte también al mucho trabajo hehco, obviamente. Trabajar... y tener una creencia fuerte en el proyecto. En mi caso, la creencia es lógica porque mi pasado me condicionaba a tener una visión particular muy concreta, que es la que me ha permitido tirar adelante.

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Sin ser aquella persona que empezó en la Escola Universitària Politécnica de Mataró como alumno, después dando clases y finalmente en cargos directivos, ¿habría podido hacer lo que ha hecho?

--No se trata de colgarse medallas, porque este es un proyecto colectivo, una sucesión de éxitos, un proyecto de ciudad donde ha habido mucha gente necesaria -alguna imprescindible pero sobretodo mucha necesaria-. Yo he podido ser necesario en un determinado momento; no sé si imprescindible pero sí necesario. Y lo que le he intentado dar al cargo es mi perfil, que nace de la vocación académica, como profesor que fui y que sigo siendo y porque soy una persona que ha sido emprendedor, que dejó la universidad en un determinado momento. Y esta mezcla yo creo que es muy interesante; cuando uno es capaz de entrar en una institución universitaria, tiene que saber lo que es una universidad. Y si le puedes sumar esta visión de la empresa, del emprendimiento, del que ha llevado a cabo un proyecto, sea con éxito o sin éxito... entonces yo creo que esto ha condicionado, sí; como mínimo a mí me ha condicionado.

¿Lo recomienda, casi, tener estas dos vertientes, sumado al hecho que usted es también una persona de la ciudad donde trabaja?

--Bueno, el componente "mataronista" yo creo que también es importante; no es lo mismo si tu te sientes arraigado, miembro de una comunidad como Mataró... no es el mismo esfuerzo el que le dedicas y la misma pasión que si no es el caso. Esto no quiere decir que todo el mundo no lo pueda hacer bien, ¿eh? Ante todo, humildad; esto es una cuestión de trabajar, tener ideas claras y apoyo institucional, porque el director general, al final, lo que hace es ejecutar un mandato que se le da, que debe saber interpretar para que las cosas vayan donde tienen que ir.

¿Usted cree que Mataró percibe ya claramente lo que le aporta el Tecnocampus? O aún existe aquella de idea de: "El Tecnocampus? Ah, sí, lo que hay en El Rengle, aquellas torres tan altas...".

--Yo pienso que aún hay mucho trabajo a hacer para que la ciudad viva la realidad de una ciudad universitaria, para que entiende el valor diferencial que le aporta ser una ciudad con universidad. Pero en cambio estoy convencido, porque cuando hablas con la gente lo ves, que Tecnocampus es uno de los elementos que da orgullo de ciudad, que permite decir: "como mínimo tenemos esto". Aquel mataronés que tiene la sensación de que las cosas en la ciudad van a peor -seguramente de forma errónea-, el Tecnocampus le ayuda a valorar algo positivo, que funciona, en la ciudad. Y es que además, fuera de Mataró, el Tecnocampus es algo que refuerza la marca de la ciudad. El Tecnoampus, Mataró. Mataró, el Tecnocampus. Esto la gente lo constata, también. A partir de ahí, está claro que no es algo popular, no es algo que sea la Fiesta Mayor, que transcienda contínuamente en los medios y que se pueda explicar todo el rato... pero sí creo que el concepto ha arraigado en la ciudad, que la gente ve que es algo que genera economía, formación, educación. Y que ha situado Mataró en el mapa. Estoy convencido de ello.

Precisamente usted habla del Tecnocampus como algo que permite a la ciudad "estar" en el mapa metropolitano.

--Sí, aunque también es verdad que la crisis económica ha hecho que la agenda política esté muy marcada y priorizada por las urgencias sociales. El Tecnocampus es un éxito porque los distintos responsables municipales se lo han creído y sin interrupción han puesto mucho dinero, 50 millones de euros, que es mucho dinero, en él. Pero lo que decía: las urgencias han sido la prioridad y por lo tanto... un discurso de florituras no está ni es el momento de que esté. Pero sí, el parque pone Mataró en el marco metropolitano en un momento en qué las ciudades ya no se explican de forma aislada sino en un contexto; Mataró vive con muchas interrelaciones en esta área. El Tecnocampus hace que Mataró tenga un papel universitario, un papel de parque tecnológico, de ‘hub’ del conocimiento.

El momento en que usted y su equipo consiguieron el punto de equilibrio económico en el sentido que los ingresos del parque ya permitían pagar los gastos que se generan a día de hoy, debió de ser un momento de serenidad íntima brutal, ¿no? Por otra parte, que en Mataró siga habiendo 10.300 parados en la ciudad, sigue metiendo presión a la idea que el parque tiene que ser el motor de generación de puestos de trabajo en la ciudad...

--El parque ya es un motor generador de trabajo, solo con la estructura de la fundación ya damos trabajo a 250 personas. Estamos al cien por cien de ocupación, de empresas; esto podría haber sido el aeropuerto de Castelló y no es el caso. Es un éxito, funciona, hay más de cien empresas aquí, unas 120, que dan trabajo a mil personas. Gente que viene cada día aquí a trabajar. Esto, sumada a toda la actividad municipal de promoción económica hace que en este complejo cada día pasen 3.000 o 4.000 personas; quizás me quedo corto y son 5.000. Somos, sin duda, un motor de generación de economía para la ciudad.

Respecto al tema de las finanzas, cuando yo llegué aquí efectivamente la situación era muy crítica porque había que empezar a volver las deudas y porque la fundación perdía cada año dos millones de euros que después el Ayuntamiento tenía que poner sobre la mesa. La urgencia, en aquel momento, estaba en llevar a cabo un proyecto de crecimiento, un proyecto que nos devolviera a lo que ya había sido la universidad en Mataró, porque hay que tener en cuenta que entre la Escola Universitària Politècnica de Mataró, que nació del seno del Miquel Biada, y la Escola Universitària del Maresme, promovida por el Consell Comarcal del Maresme, ya se llegó a tener 2.600 alumnos entre los dos centros, a finales de los 90 y principios del 2000.

Hoy hemos superado esas cifras con creces, tenemos muchos más de los que tuvimos nunca. El Tecnocampus hemos pasado a tener una situación saneada, que no cuesta dinero -en el ejercicio corriente- al Ayuntamiento ni tampoco tiene beneficios. De hecho este no es su objetivo y si tenemos excedente dedicamos parte del presupuesto a becas o a desarrollar políticas que fomenten la actividad económica, la empresa, el emprendimiento. La urgencia era esta y fuimos capaces de conseguirlo, de captar estudiantes y empresas. ¡Es que estamos llenos, en lista de espera!

A veces cuesta explicar el tipo de contenidos que se imparten a nivel de estudios en el Tecnocampus. Vemos infemería, tecnología, marketing, estudios de actividad física... ¿como se compone un todo con sentido?

--Cuando se empezó a crear la idea del Tecnocampus, en 1999, en el momento en que el proyecto políticamente lo capitaneaba Pilar González-Agàpito -que por cierto creo que ha sido alguien no solo necesario sino también imprescindible para el proyecto-, ya veíamos el Tecnocampus como la nueva fábrica de Mataró. Aquel 'hub', aquel espacio de concentración de actividad económica, que tenía que sustituir la fuerte actividad fabril que en aquellos momentos ya veíamos que iba a la baja y veíamos que desaparecería, con el tiempo... hacia una actividad de valor añadido, de conocimiento, de tecnologías de la información y la comunicación... Y esto es lo que, con más o menos envergadura -siempre es discutible- se ha llegado a hacer, siendo fiel a esta visión, gracias al impulso de Alícia Romero, de Miquel Rey... de mucha gente que ha puesto todo su empeño en este proyecto que, insisto, es un trabajo colectivo.

Pero vaya, no quisiera dar la sensación que el trabajo está termiando, ¿eh¿? Al revés, tenemos que ir más allá y situar Mataró de verdad en el mapa y ser un atractivo para poder albergar a cualquier empresa del mundo. Es por eso que necesitamos ampliar, tener más espacios, y que hemos crecido con el TCM 6 en el edificio de El Rengle, donde hemos instalado 4.000 metros cuadrados de actividad nuestra. Aspiramos a que con el nuevo Plan Estratégico del Tecnocampus que estamos redactando -junto al Ayuntamiento y al proyecto Mataró 2022-, se pueda dar espacio a nuevas iniciativas, generar una nueva visión. De hecho, yo creo que la visión que se tuvo en aquel momento, con mucha ambición, años atrás, ahora vuelve a ser necesaria. Y que tenemos que volver a pensar en los próximos 15 y 20 años. Esto no es fácil, pero tenemos que hacerlo.  

Pero insisto, conceptualmente, ¿cómo se ordenan en un relato comprensible todas las actividades formativas que se llevan a cabo aquí?

--Para nosotros hay elementos transversales que son la tecnología, no en el sentido de "fabricar cosas" sino la tecnología como elemento transformador de cualquier ámbito de la economía, y el emprendimiento, como una actitud, unas competencias y unos conocimientos que hacen que las personas se empoderen y permiten que lleven a cabo proyectos personales y propios, que al final generen ocupación. Estos dos ámbitos transversales son los que estructuran los tres ámbitos verticales en los que nos hemos especializado, que son el de la empresa, el de ciencias de la salud y el de las ingenierías y los estudios técnicos en general. Las relaciones entre estos tres ámbitos son lógicos desde el momento que la tecnología se aplica a la salud, que la salud tiene un claro componente tecnológico, que el marketing y la empresa conviven en un entorno donde la economía de la salud es fundamental y que el marketing y la empresa viven en un entorno donde la economía del conocimiento es fundamental. Las relaciones son constantes y permanentes. Y de esto se trata, que estos tres ámbitos se interrelacionen en grupos de investigación, en transferencia tecnológica... y en todo tipo de acciones de promoción de la empresa.

Usted hablaba de la idea inicial del Tecnocampus. Se pretendía también contaminar en positivo el tejido industrial existente, el que hubiera resistido las crisis prévias. A mi modo de ver, esto quizás es lo que más cojo queda del proyecto. ¿Es un reto pendiente?

--Mataró es una ciudad de emprendedores. Vaya, ahora les llamamos emprendedores y antes decíamos "gente que se instala por su cuenta". Y esto es muy peculiar, no pasa en cualquier lugar, de manera que el Tecnocampus no podría haber funcionado en cualquier región de España. Ahora el Tecnocampus es una herramienta de este ADN de emprendimiento que se respira aún en la ciudad; en algunos casos somos capaces de canalizarlo y en otros casos no, ciertamente. El caso de las empresas textiles es paradigmático: encontrarás ahora en Mataró muy pocas máquinas que fabriquen textil en sí, las que fabrican muestras, quizás; pero en cambio encontrarás sistemas de gestión, de información, de diseño, de industria 4.0... y yo sostengo que esta actividad empresarial genera mucha más facturación y mucho más valor añadido y relevancia en el sector económico del que era antes. Menos lugares de trabajo, sí, pero no hay que minusvalorar lo otro. ¿Que si hay ingenieros nuestros trabajando en la metalurgia, en la mecánica, en el textil, en la electrónica? ¡pues claro que los hay! Hay una relación causal, Tecnocampus-ciudad, obviamente. No somos el único elemento que ayuda, pero somos uno de los puntales. Prefiero pensar que nosotros estamos creando las condiciones para salir de la crisis económica, del paro, y de la crisis de identidad, de creernos la ciudad, recuperar el orgullo clásico de la ciudad, que nos permite volver al ambiente de antes de la crisis, como mínimo.

El futuro del parque es el Distrito Tecnocampus, ya lo ha comentado. También hay la idea de instalar un instituto de FP dual, anunciado por la Generalitat.

--Lo de Distrito Tecnocampus es un nombre que le habíamos dado a la ampliación y que tanto el alcalde actual David Bote como la concejala de promoción económica Dolors Guillén han adoptado en el marco del plan estratégico Mataró 2022. Y esto es muy positivo. Nuestro cometido es que la gente que tiene que liderar las oportunidades las coja y las lidere, por lo tanto misión cumplida en haber lanzado el concepto igual que en su momento el concepto Tecnocampus funcionó. El concepto del distrito es que, si Mataró se confirma que es atractivo para acoger más empresas y resulta que tenemos el parque lleno... pues hay que ampliarlo, sino dejaremos de ser atractivos. Tenemos lista de espera, insisto. Y si, como ciudad, tenemos zonas en desarrollo que solamente sean para edificar... no podremos poner ahí nueva actividad económica ni crear puestos de trabajo. Hay pocos espacios disponibles en la ciudad, pues aprovechémoslos. En el Tecnocampus tenemos un buen entorno, la referencia de Barcelona, las infraestructuras, la proximidad de la ciudad... solo podemos ir a más. Y Mataró también.

Para ir terminando, se acaba de anunciar que el Tecnocampus pasará a acoger los estudios de Mataró Ràdio en el marco de la fusión con m1tv, la televisión local y comarcal, que ya estaba instalada en el parque. Todo esto se enmarca dentro del hecho que en el Tecnocampus se imparte el Grau de Mitjans Audiovisuals (GMA), uno de los que más aceptación tiene. ¿Una nueva singularidad para el parque que usted dirige?

--Sí, sí, totalmente. El GMA es uno de los estudios más atractivos que tenemos, ha prosperado muy bien estos últimos años. Y el hecho de que la televisión y la radio de Mataró se vayan a fusionar nos permitirá ir hacia un modelo de escuela-taller en el que la relación medios-universidad sea muy estrecha. Y que sea muy coherente con el concepto de estudios que tenemos en el Tecnocampus, unos estudios universitarios profesionalizadores, donde nos creemos la dualidad, el hecho de estudiar y trabajar al mismo tiempo. Y así estamos tejiendo este proyecto, que va mucho más allá que "alojar" estos nuevos estudios de radio y televisión fusionados.

¿Tiene cuerda para rato, Jaume Teodoro, como director general del Tecnocampus?

--Mira, la empresa privada siempre tienen un 'plus' de adrenalina pero este es un proyecto que para mí tiene una gran componente emocional, personal, porque estoy vinculado al mismo desde el inicio. La satisfacción que tengo de ser reconocido, del apoyo que recibo por parte de la fundación que rige el parque... Hay que decir que he tenido la suerte que los números me han acompañado; podríamos haber trabajado mucho y que las cosas no hubieran ido tan bien. Por suerte, el esfuerzo se ha visto recompensado con resultados. Además, desde que llegué aquí, como director general, intento recuperar mi faceta como profesor, que me gusta muchísimo. Intento tener dos o tres grupos cada año y la verdad es que me lo paso muy bien. 

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