Adolescentes entre el 'like' y el 'face to face'

Adolescentes entre el 'like' y el 'face to face'_MEDIA_3

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ANA BELÉN CANO HILA Y LILIANA ARROYO MOLINER. UNIVERSITAT DE BARCELONA E INSTITUTO DE INNOVACIÓN SOCIAL DE ESADE

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Últimamente está de moda encasillar a los jóvenes con etiquetas como 'millennials' o 'generación X'; 'centennials' o 'generación Z'. La 'generación Z' se refiere a aquellos jóvenes que nacieron entre 1996 y el 2015; y se considera la cohorte posterior a los 'millennials'. Algunos estudios los describen como jóvenes muy maduros, autosuficientes, creativos y con destacables competencias para salir adelante en un mundo difícil, incierto y en donde la competitividad y la exigencia cada vez son mayores. En definitiva, son los hijos de la crisis económica y las políticas de austeridad, la precariedad laboral y social, el desencanto por la política tradicional, la consolidación de la omnipresencia de las pantallas y la cultura digital. Y hoy en día representan el 25,9% de la población mundial y la mayoría tienen un 'smartphone' a partir de los 10 años.

Y es en este contexto en el que se forja la mirada y la forma de estar en el mundo de la 'generación Z', cuyos integrantes ponen sobre la mesa interesantes reflexiones en las que merece la pena detenernos. En primer lugar, para la 'generación Z', vivir permanentemente conectado a internet y a las redes sociales es algo cotidiano y normal; por ello, no lo viven con la fascinación que supone cualquier novedad social. Esto en parte explica por qué algunos 'centennials', a pesar de vivir hiperconectados, comienzan a mostrar actitudes proactivas hacia un uso más moderado de las redes sociales; a diferencia de generaciones precedentes que usan las tecnologías de forma compulsiva, e incluso adictiva.

El valor de la relación personal

En segundo lugar, se aprecia cómo algunas voces 'centennials' empiezan a reivindicar el valor de las relaciones personales presenciales, al tiempo que mantienen sus contactos virtuales. Un reflejo de esto lo ilustra muy bien una canción del grupo italiano 'Takagi & Ketra', titulada 'L'esercito del selfie' (El ejército del 'selfie'), la cual recoge: «[…] quien se broncea con el Iphone, ya no tenemos más contacto, solo un 'like' a otro 'pos't; pero te echo de menos en carne y hueso […]». Esta reivindicación se intensifica cuando nos referimos a la confianza, la confidencialidad y la intimidad. Muchos de ellos dicen que le confiarían un secreto o un aspecto íntimo de sí mismos a un amigo; y consideran amigo a esa persona con la que tienen un contacto personal frecuente (si no casi diario) y además virtual. Estos datos apuntan a un cierto domino de los códigos de las conversaciones presenciales y virtuales, así como a una revolución del concepto de amistad-conocido en el contexto de la hiperconexión a las redes sociales.

La nueva brecha digital

En tercer lugar, ponen sobre la mesa aspectos que invitan a reflexionar sobre la supuesta democratización de la conectividad total que ofrecen las tecnologías, así como sus usos. En sus discursos, los 'centennials' cuestionan dicha falsa total accesibilidad, y lo hacen mencionando ejes tradicionales de desigualdad social como son el capital económico y la condición de clase social. Dicho de otro modo, muchos 'centennials', hijos de la crisis y la precariedad, no pueden permitirse tener datos en sus móviles, así que esa ventana abierta al mundo, para algunos y en algunas ocasiones, no siempre está tan abierta. Desafortunadamente, las nuevas tecnologías no logran escapar de viejas dinámicas de desigualdad social que, como siempre, impactan más intensamente en los colectivos más vulnerables. Por otra parte, algunos expertos comentan que la brecha digital ya no tiene tanto que ver con el acceso sino con los usos. Por ello, alertan de que los colectivos socialmente más vulnerables están más desprotegidos y menos guiados en el uso de las redes sociales, y es por ello que están más expuestos a riesgos derivados de usos no adecuados; como, por ejemplo, consumir contenido no apto para su edad, el ciberbullying, el sextorsión (chantaje basado en la amenaza de difundir imágenes íntimas en las redes), entre otros.

En cuarto y último lugar, el ahínco de los 'centennials' por buscar conexión a internet, que permita dotar de inteligencia a sus dispositivos o 'gadgets', está modificando los lugares de reunión, encuentro y socialización de los jóvenes en la ciudad. Muchos de ellos quedan delante de centros comerciales, determinadas tiendas de importantes firmas tecnológicas o de equipamientos culturales, como bibliotecas, centros cívicos, etc. Pero lo más curioso no es tanto el dónde sino el por qué, y es que se aproximan a estos lugares no atraídos o motivados por su actividad u oferta, sino porque les proporciona un espacio de conexión a internet gratuito y de calidad.

En resumen, los 'centennials' son jóvenes que se han criado entre tecnologías, y por ello, aportan interesantes nuevas formas de repensar nuestra relación con la cultura digital; haciendo especial hincapié en el valor del contacto personal, el reto de superar desigualdades estructurales en su acceso y uso; y finalmente, modificando espacios y pautas de socialización juvenil.