MARGUERITE FRIEDLANDER

Ceramista. 1896-1985

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Núria Navarro

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Dio a la cerámica un enfoque duradero, práctico y simple. Era hija de alemán e inglesa y, tras estudiar en la Escuela de Artes Aplicadas de Berlín, llegó a la Bauhaus cuando el taller de cerámica solo era "una habitación con un horno". Así que tomó clases en la vecina Dornburg con Max Krehan –una relectura de sus cartas en el 2007 destapó que fueron amantes– y pasó el examen de ingreso.

En 1929, alcanzó la meta Bauhaus de las cerámicas manufacturadas en serie, gracias a contar con un horno de prueba y cooperar con la Royal Porcelain de Berlín, lanzando productos funcionales y baratos con el eslogan de 'porcelana para la nueva vivienda'. Quizá por el éxito, pese a su ascendencia judía, pudo continuar produciéndola durante el periodo nazi, borrando el apellido de los papeles públicos, claro.

Se casó con un colega de la Bauhaus, Franz Wildenhain en 1930, y decidieron mudarse a Putte, en Holanda, donde abrieron el taller de cerámica Het Kruikje (La Ollita). Siete años después volvió a asociarse con la industria y, por encargo del Gobierno holandés, creó el juego de té 'Five O’Clock' para la Exposición Internacional de París.

La invasión nazi de los Países Bajos, en 1940, la decidió a emigrar a Estados Unidos. Y en California, Marguerite enseñó en el Colegio de Artes y Oficios de Oakland y formó a una legión de jóvenes ceramistas en 'Pond Farm', una colonia de artistas en Guerneville, donde acabó plácidamente sus días.