EL PARAÍSO DE LOS IMPLANTES

Turquía atrae por los pelos

El país eurasiático se ha consolidado como primer destino mundial de cirugía capilar. Sus precios competitivos y su atractivo turístico han disparado una industria millonaria.

Turquía atrae por los pelos

Turquía atrae por los pelos / BERNAT CREUS

texto JAVIER TRIANA fotos BERNAT CREUS

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"Nuestro objetivo es hacer feliz a la gente". Selcuk Edik, relaciones públicas de la clínica capilar HairPlus, se acaba de poner el listón demasiado alto. Pero a juzgar por la cantidad de cabezas rapadas con signos de cirugía que transitan por la céntrica avenida Istiklal de Estambul, donde está la oficina central de su empresa, se constata fácilmente que felicidad, autoestima y una cabeza poblada van a veces de la mano.

Turquía se ha convertido en el primer destino de cirugía capilar del mundo en los últimos años gracias a los comparativamente bajos costes de sus tratamientos en combinación con su potencial turístico. Cada día se llevan a cabo más de 200 trasplantes de este tipo, en su mayoría entre extranjeros, según el Ministerio de Sanidad del país eurasiático. "Esta cifra es incluso mayor los fines de semana", precisa con seriedad el funcionario Ömer Tontus desde el citado ministerio.

CINCO DÍAS DE ESTANCIA

"La mayoría de los turistas sanitarios vienen de los países del Golfo, Alemania, Ucrania, Arabia Saudí, Egipto y Libia", asegura Tontus. "La cirugía capilar dura unas pocas horas, así que mientras los pacientes están aquí, también pueden visitar los lugares turísticos -destaca-Estos pacientes pasan una media de cinco días en Turquía, incluso a pesar de que podrían regresar tan solo dos días después de la operación".

Según la revista 'Wired', la industria mueve ya mil millones de dólares, y Estambul se ha consolidado como el destino preferido. aunque también la turística Antalya, una suerte de Benidorm a la turca, al sur del país, es uno de los puntos calientes. Las operaciones cuestan hasta 10 veces menos que en Estados Unidos. Con la diferencia de que te puedes costear unas buenas vacaciones.

"Estambul es un destino muy turístico", explica a este diario Firat Dural, un turco afincado en Barcelona que se dedica desde hace varios años a coordinar las relaciones con pacientes para la clínica del cirujano plástico Zekeriya Kul. "Hay gente que va a Estambul con su pareja y sus hijos, y mientras ellos hacen turismo -continúa Dural-, el marido se hace el trasplante".

INDIA Y TAILANDIA, LOS RIVALES

"Nuestro país ofrece una mejor calidad de servicios a un precio menor que sus rivales", opina Tontus, del Ministerio de Sanidad. La competencia en esta industria se sitúa en la India y Tailandia. Las cifras se han disparado en los últimos años, y mientras 109.000 pacientes de este tipo acudieron al país eurasiático en busca del pelo perdido, la cifra era ya de 583.000 en el 2014. Y no cesa de crecer. El número y el pelo.

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Para Efkan Özdol, dueño de la empresa HairPlus, cabello y autoestima están relacionados. Al menos, para él. Empezó a dejar de necesitar el peine a los 25 años. "Entonces estaba en la universidad y me sentía muy feo", asegura. "Empecé a perder confianza en mí mismo". En su caso, optó por una sustitución capilar o prótesis, que es como prefiere llamar a lo comúnmente conocido como peluquín o bisoñé. "Si no te llego a decir que llevo prótesis, ¿lo habrías notado?", comenta el empresario con una sonrisa. No, la verdad es que no se nota en absoluto, porque el tupé que gasta da el pego por completo a unos ojos inexpertos como los nuestros.

ESTUDIO DE MATERIALES

Sin embargo, sus primeras experiencias no fueron nada satisfactorias: "Se notaba mucho la línea frontal y la gente enseguida percibía que llevaba una prótesis". Así que comenzó a interesarse en materiales, calidades y tecnologías para mejorar este aspecto, y así hasta que en el 2007 fundó su actual empresa. Ahora cuenta orgulloso que, con sus productos, la raíz del pelo pasa desapercibida. El servicio 'premium', el mejor que ofrece su clínica, cuesta 3.000 dólares e incluye dos peluquines con una vida útil de 20 meses cada uno. Para realizar uno a medida se necesitan cuatro horas.

En HairPlus explican que la opción del bisoñé es la más recomendable cuando se trata de tapar una gran superficie despoblada, mientras que los implantes capilares servirían para rellenar entradas o centrarse en rellenar una zona localizada. "Cuando viene un paciente, nuestros expertos examinan la zona de pérdida capilar -señala Özdol- y le comunican qué solución es la más adecuada. La gente llega aquí con un trasplante en mente, pero un 98% al final se decide por una prótesis".

5.000 PELOS EN 7 HORAS

¿Y qué hay de quienes optan por los implantes o trasplantes? Esta cirugía se cobra en la citada empresa a 40 centavos de dólar el pelo y pueden implantar hasta 5.000 pelos en siete horas de intervención plástica. Pero, ojo, que la tecnología actual todavía no permite pasar de ser Mortadelo a el Rey León. "Cuando el doctor toma pelo de tu zona donante [por lo general, la parte trasera de la cabeza] para repoblar la zona de pérdida de cabello, puedes llegar a recuperar la cuarta parte de la densidad de pelo natural. La técnica aún no se ha desarrollado lo suficiente como para recrear la densidad original", advierte Özdol.

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Los clientes, dicen en HairPlus, son reacios a dejarse fotografiar, aunque el dueño no tiene reparos en mostrar cómo le limpian el peluquín y se lo colocan. Tampoco los pacientes preguntados por la calle, todos ellos procedentes de países del Golfo, quieren ser identificados, pero coinciden en haber acudido a Estambul por tratarse del lugar que ofrece la mejor relación calidad-precio y ser uno de los mejores destinos turísticos a nivel mundial.

Firat Dural, de la clínica del Dr. Kul, informa de que "mientras en España se pagan hasta 14.000 euros por un trasplante de pelo, en Turquía lo puedes tener por 3.000". El número de clientes es especialmente alto en los meses vacacionales. "En agosto y enero estamos siempre a tope", detalla Dural. Para su pequeña clínica ("donde solo opera el doctor, no como en otras que también operan asistentes y enfermeras, lo cual es ilegal»), el trasplante requiere habitualmente tres días. Después de eso, el paciente ya podría regresar a su país. Por sus propios medios, porque en esta clínica de momento solo ofrecen el trasplante en sí. «Pero igual en el futuro –reflexiona Dural–tendremos que ofrecer también el paquete turístico con vuelos y hotel, porque todas las clínicas lo hacen».

YIHADISTA COQUETO

Otro tipo de turismo habría planeado el francés Mehdiben Said, quien soñaba con repoblar su cabeza en una clínica de Esmirna. Justo al terminar la sesión, las fuerzas de seguridad se lo llevaron detenido. Fuentes policiales citadas por la agencia local de noticias Dogan señalaron que Said era sospechoso de pertenecer a Estado Islámico y que planeaba llevar a cabo un atentado terrorista en territorio turco. Los servicios de inteligencia le habían seguido hasta la clínica, después de que el supuesto terrorista hubiera entrado al país procedente de Siria. Interrogado por este arrebato de coquetería, Said confesó a los investigadores que esperaba hacerse una segunda sesión para «tener mejor aspecto».

PAGO EN ESPECIES

Otro al que habrían cazado por los pelos es a Arcadio Mateo, antiguo director general de la empresa pública española Acuamed, encarcelado por la trama de la operación Frontino. Los supuestos favores que este habría hecho a ciertas constructoras venían retribuidos «en parte en regalos en especie para él y para otros», según el auto del mes pasado por el que Mateo ingresaba en prisión. Además de la evidente repoblación capilar del susodicho, el juez Velasco mencionó entonces implantes de pelo y viajes a Turquía como parte de estas gratificaciones. Si bien una no tiene por qué ser consecuencia de la otra, la conexión entre ambas y el resultado sobre la cabeza de Mateo la convierten en una opción más que posible.

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«La mejor publicidad es un cliente satisfecho», coinciden los empresarios del sector. Mientras tanto, en los aeropuertos de Estambul y en zonas monumentales de la ciudad del Bósforo como Eminönü, Galata o Sultanahmet, proliferan las cabezas rapadas y vendadas. Al fin y al cabo, no todas las clínicas capilares del mundo ofrecen la posibilidad de admirar Santa Sofía.