entrevista

Pere Vallès (Scytl y Exoticca): "La crisis fue clave para desarrollar el ecosistema 'start-up' de Barcelona"

"Los emprendedores que empezaron a crear empresas hace 10 años ahora están arrancando proyectos de mucha calidad", afirma

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Guillem Tapia

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Pere Vallès es presidente de la compañía de voto electrónico Scytl y director general de la ‘start-up’ de grandes viajes Exoticca. Atesora 20 años de experiencia en el sector de las empresas tecnológicas y también fue director financiero de GlobalNet, una compañía cotizada en la bolsa (Nasdaq) de Estados Unidos. 

Llegaste a Scytl cuando el proyecto era muy incipiente. ¿Cómo ha evolucionado en estos 15 años?

Cuando me puse al frente de Scytl la empresa tenía 3 años y era el resultado de una spin-off de la UAB. La compañía ya tenía sus primeros clientes pero todavía era pequeña, con 12 trabajadores de un perfil muy científico. Mi misión fue crear un equipo comercial para potenciar las ventas en todo el mundo. 15 años después tenemos una cuota de mercado del 80% en el sector del voto electrónico y una plantilla de unos 200 trabajadores. 

¿Y en el caso de Exoticca?

En Exoticca fue distinto. Cuando llegué en marzo de 2018 ya era una empresa que crecía a gran velocidad. Hace 4 años la compañía facturaba 4 millones de euros y vamos a acabar 2019 con una cifra de negocio de 40 millones.

En ambos proyectos tu misión ha sido acelerar el crecimiento de la compañía. ¿Qué papel ha jugado la financiación a través del capital riesgo?

Ha sido imprescindible. En  Scytl hemos levantado más de 150 millones de euros repartidos en 6 rondas. Necesitábamos el capital para I+D+i, ya que el producto requiere de mucho trabajo de investigación en criptografía y ciberseguridad. En Exoticca, en cambio, los fondos de la última ampliación de capital de 11 millones se han destinado principalmente a acciones de marketing. 

¿Cuál es la realidad del voto electrónico en estos momentos?

El voto electrónico avanza en el sector público más lentamente de lo que nos gustaría. Actualmente hay unos 20 países que lo utilizan y el 80% son clientes nuestros. No obstante, también hay un sector privado -universidades, colegios profesionales, sindicatos, partidos políticos- que está más maduro y en el cual también somos relevantes. 

En cambio el sector turístico ya está muy digitalizado. 

Parecía que la digitalización del turismo ya se había completado, pero aún queda mucho por hacer. El negocio de paquetes complejos con muchos vuelos, hoteles, guías y actividades todavía está en manos de las agencias tradicionales. Por este motivo Exoticca tiene tanto potencial. 

Cuando fichaste por Scytl eras director financiero en una empresa cotizada en bolsa (Nasdaq) de EE.UU. ¿Cómo diste el paso?

En realidad la decisión fue sencilla. Carles Ferrer -ahora en Nauta Capital- era inversor en Scytl y me invitó a incorporarme. Yo quería volver a Barcelona después de 10 años en EE.UU y me apetecía liderar un proyecto en el que todo estuviera por hacer. Además, también me llamó mucho la atención la tecnología de Scytl y cómo podía cambiar la manera en la que se llevan a cabo las elecciones. 

Trabajaste para una gran consultora en EE.UU, fuiste directivo de una empresa cotizada (GlobalNet) y director general en start-ups. ¿Qué experiencia profesional te ha exigido más?

Empecé en GlobalNet en el peor momento posible. Era el año 2000 y explotó la burbuja tecnológica, así que nos tocó vivir momentos complicados hasta que, cuatro años más tarde, vendimos la compañía. En Scytl los inicios tampoco fueron fáciles, pero he aprendido que si quieres hacer cosas grandes la presión también es grande. 

Formas parte del consejo de administración de diversas start-ups. ¿Qué les intentas aportar?

Experiencia. Llevo 20 años en el mundo de las empresas tecnológicas y he aprendido de los errores. Intento ayudarles a que no cometan mis mismos fallos gracias a que yo he pasado por muchas de las situaciones que ahora les toca vivir.  

¿Cómo ha evolucionado el ecosistema start-up desde que volviste a Barcelona en 2004 hasta ahora?

La evolución ha sido enorme. Creo que el punto de inflexión fueron los primeros años de la crisis en 2008 y 2009. Mucha gente que prefería trabajar en la banca de inversión o  la consultoría decidió montar su propia empresa porque las ofertas de trabajo que recibían no eran tan buenas como antes. Algunos de estos emprendedores tuvieron éxito y vendieron sus empresas mientras que otros fracasaron, pero ahora todos ellos tienen mucha más experiencia y los proyectos que arrancan son de mucha calidad.