El negocio de las loterías

Buenas fiestas y buena suerte

El gasto en juego, tanto de titularidad pública como de privada, equivale al 2,3% del PIB de España

JAUME GARCÍA VILLAR

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En estos días, además de las celebraciones de las fiestas navideñas, adquieren protagonismo los sorteos extraordinarios de la lotería de Navidad y del Niño gestionados por la Sociedad Estatal Loterías y Apuestas del Estado (SELAE), a los que este año se les ha unido en Catalunya el sorteo de la Grossa, organizada por la Entitat Autònoma de Jocs i Apostes de la Generalitat.

Más allá de la tradición asociada a estos sorteos, no hay que perder de vista su importancia económica y la del juego en general. El sorteo de Navidad recaudó casi 2.500 millones de euros en el 2012, lo que representa el 27% del total de la recaudación de los juegos gestionados por la SELAE. Por otra parte, el gasto en juego, tanto de titularidad pública como privada, equivale al 2,3% del PIB de España, habiendo llegado casi al 3% en los años de bonanza económica. Además cada catalán gasta en promedio 424 euros en juego, por debajo de la media española, de la de otros países mediterráneos, como Italia y Chipre, y de la de algún país nórdico, aunque por encima de la media europea.

Pero a pesar de las cifras, esta es una industria que no ha escapado a los efectos de la crisis económica. Entre el 2009 y el 2012 el gasto en juego se redujo un 27% en Catalunya y un 22% en España, aunque el comportamiento no es homogéneo entre los distintos tipos de juego. La recaudación de los juegos gestionados por SELAE se ha reducido en un 6%, aunque en el caso de los Euromillones ha aumentado casi un 40%, mientras que en los juegos de iniciativa privada (casinos, bingos, máquinas de azar) la caída ha sido del 32% en ese período.

Hay factores de diversa índole que pueden explicar esta evidencia tan heterogénea, aparte del efecto general de la crisis. La tradición puede explicar la evolución y la importancia de la recaudación de la lotería nacional, no solo por la antigüedad del juego, el primer sorteo se celebró en 1812, sino también por su popularidad, casi el 80% de la población ha jugado alguna vez, y por el hecho de que es muy frecuente el que se compartan décimos o apuestas.

A LA VEZ, juegos con una estructura similar, como La Primitiva o los Euromillones, presentan comportamientos opuestos. Frente al crecimiento de la recaudación de los Euromillones, la Primitiva ha sufrido una caída del 17%. Ello se explica por el hecho de que en ambos casos el número de apuestas jugadas depende en gran medida del importe del premio máximo, que es variable y depende de las apuestas jugadas, de la existencia de un bote y del número de acertantes. Como consecuencia, los premios de los Euromillones, dada su dimensión europea, son sustancialmente mayores que los de la Primitiva. Como indican Charles Clotfelter Philip Cook en su libro sobre las loterías estatales en EEUU, estas venden esperanza. De hecho, el superpremio de 40 millones de euros a un décimo que se ha incorporado en el próximo sorteo extraordinario del Niño puede entenderse como una medida derivada de este tipo de evidencia. Pero  la probabilidad de obtener dicho superpremio (1 sobre 40 millones) es algo más de un tercio de la de acertar la combinación ganadora en la Primitiva (1 sobre 14 millones) y algo menos del triple de la correspondiente a los Euromillones (1 sobre 116,5 millones de euros). Realmente se compra un sueño.

En la mayoría de ocasiones, las loterías han surgido para poder acometer determinadas actuaciones públicas (determinados proyectos o la atención de necesidades de determinados colectivos), que no se pueden cubrir a través de los ingresos impositivos. En este sentido, los juegos gestionados por el sector público pueden entenderse como un impuesto (voluntario) en la medida en que sólo una parte de lo recaudado se reparte en premios, aproximadamente un 60%.

GRAN PARTE DE la evidencia disponible apunta a que como impuesto tiene un carácter regresivo por lo que se hace relevante, como en el caso de la Grossa, el hecho de que sea conocido el destino de los ingresos provenientes de cada juego, en este caso íntegramente destinados a financiar actuaciones de atención a la vejez, a las personas discapacitadas y al funcionamiento de los centros de atención a la infancia. Aunque en este caso la «suerte» ayude y es de agradecer, en general, hay que buscarla, hay que crearla, hay que trabajársela, para que todos podamos disfrutar del 2014.

Aprovechando el tema del artículo y las fechas en que estamos, permítanme la licencia de cerrarlo parafraseando el título de la película de George Clooney: «Buenas fiestas y buena suerte». Suerte que se necesita para poder ganar el primer premio de Navidad, o de la Grossa en los próximos días.