Las opiniones

La gran solución a corto plazo no existe

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ CAMPUZANO

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¿Existe una solución a corto plazo para la crisis de deuda europea? Sí, claro. Siempre existen salidas, definitivas o no tanto, para los problemas. Pero lo primero que debemos hacer es entenderlo bien. ¿Hablamos en Europa de un problema de exceso de deuda? ¿De un problema de competitividad? ¿Falta de coordinación fiscal? ¿De un problema de confianza? Seguro que pueden aportar más ideas. Y seguro que nuestros gobiernos ya las han valorado. Al final, el problema de forma individualizada no es tal. Mejor, hablamos de problemas. Algunos, como los de la deuda, generados en los últimos 10 o 20 años. Otros, derivados de las deficiencias en la constitución del euro. Un problema de percepción. Y la evidencia de que la desaceleración económica los retroalimenta.

De nuevo, ¿hay solución a corto plazo? Un ajuste fiscal dramático que eliminara el desajuste fiscal, la recuperación rápida y sostenible de la economía o una fuerte inyección de dinero que bajara las primas de riesgo son la gran solución. Pero me temo que las dos primeras no son viables, en el primer caso no en la magnitud requerida, cuando los candidatos para poner el dinero aún están por determinar. Y hablamos de mucho dinero.

Buscando atajos en la solución de la crisis hemos hablado de los eurobonos. Pero esto es políticamente inviable. También se ha apelado a un papel más importante del BCE, algo que yo mismo he defendido. Pero también tocamos en este punto con la oposición de algunos gobiernos. Además, sería obligado un cambio drástico en el Tratado de Lisboa. Tampoco es viable en este difícil escenario político actual. ¿La inflación? Sinceramente, en una crisis financiera como la actual, la inflación podría llegar a ser un objetivo a medio plazo. En definitiva, no es creíble buscar soluciones mágicas a corto plazo. Resta ir aproximándose a los problemas anteriores poco a poco. Con riesgo, no puedo negarlo, de que estallen. No lo espero, pero tampoco podemos rechazarlo como una cuestión de fe. Es más, es este potencial riesgo (o disciplina de mercado) lo que nos obliga a avanzar. Empeorar para mejorar.

La política

No crean que paso de largo el hecho de que el euro es, sobre todo, una cuestión política. Y el compromiso político conjunto por protegerlo sigue siendo claro. Pero muchas decisiones políticas se van a plantear en términos del menor coste posible. La probable quita en la deuda griega es una de ellas. El continuo ajuste fiscal en los países cuestionados es la contrapartida que exigirá el resto por la asistencia financiera. Evitar el contagio y luchar contra la especulación obliga a intervenir en el mercado. En el caso de la banca, evitar que un problema de liquidez se convierta en otro de solvencia. Mejorar la percepción del mercado, de forma que mejoren las perspectivas económicas. Tiempo para posibilitar los cambios necesarios en el funcionamiento del euro. Y todo esto al filo de la navaja. No es un escenario confortable. Pero tampoco es imposible.

*ESTRATEGA DE CITI EN ESPAÑA