LA CONTRA

Fes Pedralbes, las estrellas somos nosotros

El renovado festival conserva su identidad tras sustituir a los astros internacionales por los talentos autóctonos

Aspecto general de los jardines del palacio de Pedralbes, durante el concierto de David Bisbal dentro del Fes Pedralbes, el miércoles 5 de agosto

Aspecto general de los jardines del palacio de Pedralbes, durante el concierto de David Bisbal dentro del Fes Pedralbes, el miércoles 5 de agosto / periodico

Jordi Bianciotto

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¿Quién dijo que este era un verano sin estrellas internacionales? ¿Acaso no lo son Ainhoa Arteta, Paco Ibáñez, David Bisbal, Andrea Motis o Carlos Núñez, algunos de los artistas del cartel de este año de Fes Pedralbes?

Venimos de un lugar en el que lo extranjero lucía más: "Oiga, que esto viene de Estados Unidos". Y ha tenido que venir una pandemia para que, como si nos hubiéramos dado un golpe en la cabeza, nos percatemos de que con nuestros artistas bien se puede construir una programación de conciertos rutilante. "Lo de este año ha servido para esto", enfatiza Martín Pérez, el director de este escaparate nacido en el 2013. También para "para darnos cuenta de que tenemos que ir todos mucho más a una, haciendo equipo".

Fes Pedralbes es la marca que este verano adopta el Festival de Pedralbes, una muestra que ha hecho su labor de zapa para que muchos barceloneses sepan colocar los jardines del Palau Reial en el mapa y descubran que se puede llegar a ellos en metro. Dos escenarios, uno con las grandes figuras, con 800 localidades (en tiempos precovid podía alcanzar las 3.400), y otro, el del 'village', para artistas en desarrollo, con mesitas para tomar algo y al que se puede acceder por separado por (literalmente) cuatro euros. Mascarillas, distancias, gel, rutas de entrada y salida separadas... Sí, los conciertos son estos días algunos de los lugares más seguros del mundo.

Del rock'n'roll a la fiesta celta

El festival afronta esta semana el tramo final de su recorrido con cinco propuestas: ahí estarán el culto al Boss que oficiará Manel Fuentes con su The Spring’s Team (este miércoles), esa mezcla de virtuoso, 'entertainer' y prestidigitador del folk que es Carlos Núñez (jueves), el homenaje a Mecano de Hija de la Luna (viernes), el violinista y 'showman' de origen armenio, afincado en Madrid, Ara Malikian (sábado) y, cerrando temporada, el pop en estado de gracia de Els Pets (domingo). En paralelo, en el escenario con vida propia del 'village', talentos en alza que cubren desde el folk al jazz, con Blue Birds, Anna Ferrer, Clara Gispert, Carlos Bianchini Trio y L’Espiadimonis.

Estos son los equivalentes de este año a los astros de otros veranos, a aquellos Tom Jones, Sting o Rufus Wainwright venidos de ultramar. Mariah Carey, viajando con una tropa que incluía a una señora cuya única ocupación era gestionar las fotos con sus fans (muy estresada no iría, porque las concedía con cuentagotas). The Jacksons, bajando en cambio al 'village' a tomar una copa y a mezclarse con el público, como Kool & The Gang. Kevin Costner, que actuó ante un público casi 100% femenino. "Todas y cada una, con sus móviles en alto", recuerda Martín Pérez. Hoy en día ya apenas se piden autógrafos. Tan solo conservan la tradición esos fans coleccionistas que aguardan al artista en la puerta del 'backstage' con alguna vieja portada de vinilo. En la era del móvil inteligente, mandan la instantánea y el selfi a vuelapluma.

Unos vips de la música han dado paso a otros, más cercanos y compatibles con los rigores de la nueva realidad de marras. Ídolos de casa que estos días mantienen viva la música en directo, es decir, esa profesión que sufre y se inquieta. El reconocimiento va ahora, más que nunca, en doble dirección: también los artistas, cuando se dirigen al público, redoblan su reconocimiento y su gratitud, invitándonos a pensar que quizá las estrellas seamos todos nosotros.

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