Rutas para corredores

Una carrera por el litoral

La 'runner' Iolanda Cano Rubio disfruta de su madrugador circuito particular de 19 km hasta el hotel W

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CARME ESCALES

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En el silencio de los amaneceres de Barcelona, cuando la ciudad aún duerme, los sutiles impactos de las zapatillas que Iolanda Cano Rubio (47 años) se calza para correr ponen rumbo al hotel Vela. Es su ruta habitual por el litoral barcelonés, 19 kilómetros (ida y vuelta), que realiza tres días a la semana. Tres despertares liberando endorfinas y escuchando música motivadora en la radio, cuando la agradable temperatura del alba, en pleno verano, tanto se agradece. Temperatura idónea, calles vacías y toda la costa de Barcelona que la recibe con el saludo pausado y siempre fiel del mar y esa enorme bola roja del sol naciente que va ascendiendo sobre el horizonte. “He descubierto el litoral y las salidas de sol. Ahora correr ya está interiorizado en mi vida”, dice.

A las 6.30 de la mañana sale de casa, en la calle de Mallorca en su confluencia con Navas de Tolosa. Desde allí enfila hacia la avenida de la Meridiana en dirección a la plaza de las Glòries. Sobre el tramo de la Meridiana renovado que ha ganado espacio para caminar, correr, patinar o sentarse en un banco junto a las flores que embellecen el barrio.

Cielo de colores sublimes

Frente a la torre Agbar, Iolanda se sitúa en el paseo central de la avenida Diagonal orientada hacia el Fòrum, desde donde conectará ya con el mar Mediterráneo y ese cielo de colores sublimes por la llegada del sol. Antes de iniciar su carrera en paralelo a la playa, hay días en los que se recrea en las escalinatas junto al Decathlon (al inicio de la Diagonal), para ejercitar otros músculos, una práctica que le ayuda en sus carreras de montaña, que también le encantan.

"He conectado con el mar como manera de estar cerca de mi hermano, que falleció hace tres años de muerte súbita a los 41 años"

Pero su ciudad, donde nació, vive y trabaja, es su lugar de entreno. Y el litoral, su gran abrazo con el deporte. A los 30 años, Iolanda dejó de fumar y se apuntó al gimnasio, pero en el 2007, con el aterrizaje de la crisis, se borró y le dijo a una amiga: “¿Y si probamos de trotar para observar nuestras sensaciones?”. Se apuntaron a la Cursa de la Dona, a la de Bombers… Las completaba todas, pero no mejoraba su marca. Hasta que hace cuatro años topó con el grupo Sevenrunners, dirigido por la atleta olímpica Maria Luisa Muñoz (62 años y aún activa). Fue su punto de inflexión. Descubrió todo lo que ignoraba sobre correr. Y ahora alterna dos días de entreno en la plaza dels Voluntaris dels JJOO con sus carreras junto al mar en las que, excepto 200 o 300 metros de tierra desde el Fòrum, el resto hasta el hotel Vela es todo asfalto.

Al llegar al hotel, parada y estiramientos contemplando todo el horizonte marítimo. “En el litoral he dejado ir mucha rabia, dolor y lágrimas y he conectado con el mar como manera de estar cerca de mi hermano, que falleció hace tres años de muerte súbita con 41 años. Correr me ha ayudado a mirar hacia adelante.” Reflexiones junto al mar. Y ahora, a coger aire para el regreso, deshaciendo el mismo trazado de vuelta a casa. “Los únicos semáforos son los de Diagonal entre Glòries y Fòrum. Hay pocas fuentes, en el parque de la Barceloneta, junto al hospital del Mar, en la esplanada del Fòrum y en parque Central del Poblenou”, detalla.

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