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'Unorthodox': una perla, una revolución

Netflix se adentra con una joya seriófila en las extravagancias de la utraortodoxia judía y, sin pretenderlo, tal vez nos avisa de que lo raro es obedecer sin rechistar los designios del talmud capitalista

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Carles Cols

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‘Unorthodox’ es la última perla de Netflix, plataforma que, como las buceadoras japonesas, las admirables ‘ama’, realiza no menos de cinco inmersiones/estrenos por semana, así que no deberían sorprendernos ni la frecuencia y ni la fortuna con que esta suerte de Biblioteca de Alejandría de las Series encuentra un nacarado tesoro dentro de una ostra. El brillo irisado de ‘Unorthodox’, sin embargo, es muy especial, distinto al de otras recientes perlas. Una observación paciente permite intuir en sus colores una advertencia sobre el pandémico presente y, más aún, una admonición sobre ese futuro pavoroso que Noam Chomsky predijo hace una semana en una imprescindible entrevista que Srecko Horvat, cofundador del movimiento Diem25, le hizo por videoconferencia, cada cual desde su confinamiento. Hola. Bienvenidos a la vigésimonovena entrega de ‘muy seriemente’, que, según Chomsky, al paso que vamos no cumplirá la cincuentena.

Shira Haas interpreta esta historia real con una luz no vista desde que el diablo preñó a Mia Farrow

En solo cuatro capítulos, ‘Unorthodox’ relata la historia real de cómo Deborah Feldman (Esty Shapiro en la ficción) huyó en 2009 de su comunidad ultraortodoxa judía neoyorkina de Williamsburg, un microcosmos gobernado desde las más inflexibles interpretaciones del Talmud, libro sagrado que, como detalle para comprender cómo puede ser la vida cotidiana en ese barrio de Brooklyn, invita a los hombres a dar gracias a Dios cada día por no haber nacido mujer. A sus 19 años, Esty huye a Berlín. El suyo es un acto de valentía inconmensurable. No tiene formación académica. Vive en la ciudad más vital del mundo y, pese a ello, nada sabe del mundo exterior, pues la comunidad 'satmar' a la que pertenece fundamenta su existencia en que cualquier contacto con los gentiles es castigado severamente por Dios.

Rodada parcialmente en yiddish, lo cual ya hace de ‘Unorthodox’ una exquisita rareza, esta serie merece ser visitada, primero, por la soberbia actuación de su protagonista, Shira Haas, a mitad de camino de Mia Farrow en ‘La semilla del diablo’ y de Maria Falconetti en ‘La pasión de Juana de Arco’, ahí es nada, y, segundo, por ese retrato casi documental de lo que son las cotidianidades ultraortodoxas, que pueden causar pasmo y hasta risa, pero si eso sucede es que ha llegado el momento de pulsar el botón de pausa y hacerse la siguiente reflexión: ¿cuál es nuestra ultraortodoxia? Vamos, pues, a Chomsky, por cierto, yiddishhablante si fuera necesario.

Más pasmo y risa

Es la hora de ser Esty Saphiro, viene a decir el nonagenario pensador, es decir, escapar de esas ultraortodoxia neoliberal cuyas incesantes vueltas de tuerca han sido mansamente aceptadas generación tras generación. Les escribe quien creció cuando en España resonaban las trompetas del thatcherismo y el reaganismo, cuando no se discutía, ni siquiera desde ese sucedáneo de la socialdemocracia local que ya entonces era el PSOE, que, puestos a gestionar empresas vitales, mil veces lo hacía mejor el sector privado que el público. La gran mentira. Luego vino el aznarato, o sea, el acabose. Dice Chomsky que así estamos ahora, no en España, sino en el mundo, con un “bufón sociópata” en la Casa Blanca y con el destino sanitario de la humanidad en manos de “tiranías privadas” (y cita esas farmacéuticas cuya I+D consiste en lanzar nuevas cremas hidratantes al mercado) que no rinden cuentas más que ante sus propios accionistas. Pasmo y risa lo deberían causar en realidad las cotidianedades de la ultraortodoxia del capitalismo y su coro de rabinos del libre mercado.

A los historiadores les gusta fraccionar el tiempo en edades (la antigua, la medieval, la moderna, la contemporánea…), pero en verdad hasta se podría aceptar que solo ha habido una, que del neolítico al neoliberalismo apenas han cambiado las reglas del juego, manda quien tiene, tiene quien manda, y ha llegado la hora crucial, según Chomsky, de ser Esty Saphiro y escapar. Lo dice desde el más profundo pesimismo, porque recuerda que al final del túnel de la pandemia aguardan aún los retos pendientes del calentamiento planetario, de la siempre latente amenaza nuclear (en eso insiste tozudamente) y de la ulceración preocupante de la democracia por culpa de corruptos salvapatrias, analfabetos éticos e indigentes morales que se ofertan en las elecciones como remedio cuando en realidad son el origen del mal.

‘Unorthodox’ no solo es una gran serie. Es un faro.