Patio de butacas

Jaume Plensa, la conquista del aire

La Filmoteca inaugura un ciclo cinematográfico con los títulos favoritos del artista catalán más universal

Olga Merino

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Hace un par de años, al equipo de la Filmoteca se le ocurrió la idea de invitar a gentes de la cultura, a nombres de relumbrón, a compartir con el público su gustos cinéfilos, tendiéndoles una carta blanca para compilar un ciclo con 10 de sus películas favoritas. Así, con este magnífico pretexto, pudimos colarnos en la madriguera creativa de Jaume Plensa, escultor universal, situada en una inmensa nave industrial de Sant Feliu de Llobregat, donde conviven en un duermevela sus cabezas pensantes, ensimismadas, buceando en sus silencios. Como el artista que las creó.

Nada más iniciar la charla, Plensa prende una vela blanca, que con su luz tenue crea un ambiente propicio a la introspección. Estamos en lo que debió de ser la oficina del almacén industrial, en una modesta cocina, sentados a una mesa de madera cruda, de agradable tacto. Cuenta que fue Octavi Martí, director adjunto de la Filmo y su amigo desde que ambos vivieron en París, quien le invitó a participar en la experiencia, que se estrena este jueves, a las ocho, con 'Tinker Tailor Soldier Spy' ('El topo', de Tomas Alfredson, 2011), una joyita sobre la guerra fría basada en la novela de John Le Carré. Antes de la proyección, el artista presentará en la sala su 'carta blanca', que podrá disfrutarse hasta el 27 de marzo.

Muy amante del séptimo arte y de sus bandas sonoras –cita sobre todo a Alexandre Desplat–, llama la atención que a Jaume Plensa, un hombre que irradia calma, que parece dueño de un equilibrio interior granítico, le haya salido un ciclo muy 'noir', repleto de 'thrillers' de tramas intrincadas, con detectives, espías, hombres corruptos y persecuciones de muerte, una selección en la que se mezclan títulos de rechupete, como 'El sueño eterno', de Howard Hawks (1946), 'Muerte entre las flores', de los hermanos Coen (1990), 'Sed de mal', de Orson Welles (1958), con ese magnífico plano-secuencia del arranque, y 'Los pájaros', de Alfred Hitchcock, (1963)… ¿Cómo se explica que el genio del suspense jamás ganara un Oscar? De la película 'Promesas del Este' (de David Cronenberg, 2007), sobre la mafia rusa infiltrada en Londres, el escultor destaca la escena de la pelea con cuchillos en la sauna, cruda pero estéticamente bellísima.

Fascinado por Hammett

La fascinación por el cine de acción y el 'thriller' le viene de antiguo, desde la juventud, desde que se acercó a la novela negra y tuvo una especie de epifanía con el descubrimiento de Dashiell Hammett y su 'Cosecha roja'. Ya sea en la gran pantalla o en la narrativa, pervive en el género, alega, una búsqueda incansable de algo, un punto de interrogación, un malentendido, una duda sobre la que planear, como le sucede a él en el estudio. Precisamente de Hammett y de su obra 'El halcón maltés' extrajo Plensa una metáfora que le ha servido para perseverar en su conquista del aire: uno de los personajes se esfuma en la nada y, tras construirse otra vida, de él se dice que desapareció «como un puño cuando se abre la mano». Esa es una inmejorable definición del arte, dice, de cómo, con un pequeño movimiento, puede ejercer un cambio extraordinario. «El arte tiene una capacidad enorme de despertar objetos que se habían quedado dormidos, de avivar sensibilidades, de acompañarnos en la búsqueda de cosas que no sabíamos que andábamos buscando».

El artista se encuentra ahora embarcado en dos grandes proyectos: una cabeza de niña 22 metros, que se inaugurará en octubre, en uno de los muelles del Hudson, en Nueva York, y que será «una celebración del agua como base de la vida»; y una «pieza mental», para el Meijer Gardens & Sculpture Park de Grand Rapids (Michigan), un mirador, un bajorrelieve dividido en cuatro paredes de 26 metros de anchura por 6 de alto, 400 toneladas de mármol blanco de Vietnam. Jaume Plensa, un hombre hacia dentro y eterno, como la piedra.

La escultura frente al mar, ¿para cuándo?

Barcelona disfruta temporalmente de 'Carmela', una bella cabeza de hierro fundido situada frente al Palau de la Música, pero se echa de menos algo más imponente y rotundo en la ciudad natal de uno de los artistas más cotizados del planeta. El exalcalde Trias hizo una excelente propuesta en el 2014: ubicar una gran obra de Plensa frente al mar, en el espigón del Gas, que pudiera contemplarse desde el aire. Y ahí fue donde se quedó el proyecto, en el limbo. Que si la crisis, que si el cambio de consistorio. Plensa lo concebía como una ofrenda al Mediterráneo, un mar con dos puertas. Estambul y Barcelona. Una oportunidad perdida, ¿o no?