ASUNTOS PROPIOS

Oleg Sentsov: "Mi victoria es no haberme doblegado"

El cineasta ucraniano, condenado a 20 años de prisión en el Ártico ruso por 'terrorismo', fue liberado hace menos de 80 días. El 26 de noviembre recibe el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en Estrasburgo

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Núria Navarro

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Es el símbolo de la resistencia ucraniana y, seguramente, el preso político más famoso de Rusia. El cineasta Oleg Sentsov (Simferópol, Crimea, 1976) participó en el Maidán –concentración en la plaza de la Independencia de Kiev en favor de la destitución del presidente Víktor Yanukóvich– y ayudó a evacuar a las tropas ucranianas asediadas.

Arrestado el 10 de mayo del 2014, Moscú lo condenó a 20 años de cárcel por "terrorismo". Fue liberado el pasado 7 de septiembre en un intercambio de prisioneros con Rusia y el martes recibirá el Premio Sájarov 2018 en Estrasburgo.

–¿Cómo supo del final del oprobio?

–Nadie me lo comunicó. Me trasladaron a Moscú, nueve días después me llevaron al aeropuerto, me leyeron el indulto y me subieron a un avión en el que había autoridades ucranianas.

–¿El mejor vuelo de su vida?

–Nadie gritó "guau" ni se desató una ovación. Eso solo pasa en las películas americanas. Simplemente volvía a casa.

–¿A qué le supo la libertad?

–No olía a cárcel.

–¿A qué olía el penal de Labytnangi?

–A sudor, heces, humo de tabaco y comida en mal estado.

"Me dijeron que no superaría las secuelas de la huelga de hambre, pero parece ser que tengo un organismo fuerte"

–Cinco años y cuatro meses en el Ártico ruso impregnan.

–Tengo la sensación de que entré siendo joven y he salido envejecido.

–Tiene motivo. Hizo una huelga de hambre de 145 días. 

–La abandoné cuando los indicadores médicos eran críticos. Me dijeron que no superaría las secuelas, pero parece ser que tengo un organismo fuerte.

–Pedro Almodóvar, Wim Wenders y Ken Loach, mientras, reclamaron su liberación.

–Agradezco el apoyo, pero mi liberación se debe a muchas voces, la mayoría de gente llana que salió a las calles con mi foto, a la intemperie.

"Mi liberación se debe a muchas voces, la mayoría de gente llana que salió a las calles, con mi foto, a la intemperie"

–¿Qué le ancló la cordura?

–No perder el tiempo. En Labytnangi escribí tres guiones, dos novelas y dos colecciones de relatos. La persona no sabe de lo que es capaz hasta que se enfrenta a una situación. Pero, dado que en mi vida ha habido momentos muy desagradables, no me resultó tan duro como a otros.

–¿Se refiere a la parálisis que sufrió a los 12 años?

–Desarrollé poliartritis a consecuencia de un resfriado, pero ese fue un pequeño episodio de la infancia. He vivido situaciones mucho peores que la cárcel.

–¿De qué tipo?

–Sus lectores no lo soportarían.

–Inténtelo.

–No.

–¿Torturas?

–Fui torturado, sí; pero había presos que vivieron situaciones peores a la mía, y que aún las siguen viviendo.

–En su caso, todo por el falso testimonio de dos compañeros y dos... ¿deuvedés?

–Entre las 500 películas que tenía en casa, figuraban 'El fascismo cotidiano' y la 'Historia del Tercer Reich en color', dos documentales antifascistas. Pero los oficiales del FSB [Servicio Federal de Seguridad de Rusia], tan tontos como los fiscales que promovieron mi causa, los presentaron como prueba de cargo.

–Intentaban demostrar que era del Pravy Sèktor, un ultra violento.

–Mi defensa trajo a un crítico de cine que explicó el carácter de esas películas y el tribunal se limitó a retirarlas. Les daba igual las pruebas. La condena estaba decidida de antemano.

–"La cobardía es el pecado más terrible", dijo en su alegato, citando a Bulgákov.

–Iba dirigido a mis dos compañeros [Aleksei Chirniy y Gennadiy Afanasiev] que traicionaron a su país y a mí levantando falso testimonio; a los jueces, que tenían miedo de ser imparciales y a los propios rusos que temen expresarse. Rusia se está moviendo de un estado autoritario a un estado totalitario.

–Uno de ellos rectificó.

–Dijo que me había inculpado tras ser sometido a tortura. El tribunal tampoco lo tuvo en cuenta. Me alegré por él, porque podría vivir sin ese peso moral.

"Putin es un jugador cínico y cruel. No busca la paz sino la subordinación"

–Oyó la condena en una jaula y esbozó la 'V' con los dedos. ¿Cuál es su victoria?

–Mi pequeña victoria –personal y política– es no haberme doblegado. Pero por delante queda una mayor: la victoria contra Putin, un jugador cínico y cruel que no busca la paz sino la subordinación.

–'El enano sanguinario', le definió sin medias tintas.

–No pretendí ofender a nadie, ni siquiera a Putin. Así llamaban a Nikolái Yezhov, comisario de la NKDV que inició las represiones de los años 30 y que fue detenido por el propio Stalin. Con esa expresión yo aludía a la policía política en general. 

–¿Seguirá en la lucha?

–Ahora viajo por el extranjero para hablar sobre los prisioneros en Rusia y en el Donbass, y en Ucrania estoy preparando una asociación para promover la causa. Me gustaría vivir en un país honesto y libre. Y espero poder verlo tarde o temprano.

–¿Qué tal una película sobre el líder ruso?

–No tengo tanta imaginación. Hace un par de semanas se presentó un documental del director Vitaly Mansky titulado 'Putin's Witnesses' ['Los testigos de Putin']. Lo recomiendo.