La relación entre Europa y EEUU

La UE se prepara para un regreso de Trump que amenaza con torpedear su seguridad

La UE acude a 'influencers' para impulsar el voto joven en las elecciones europeas

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante el mitin que ha celebrado en Vandalia (Ohio) este sábado.

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante el mitin que ha celebrado en Vandalia (Ohio) este sábado. / SCOTT OLSON / GETTY IMAGES / AFP

Carles Planas Bou

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Entre el 6 y el 9 de junio, la Unión Europea (UE) se juega su futuro. Esa semana, más de 400 millones de ciudadanos de los 27 países que integran el club comunitario están llamados a participar en unas elecciones cruciales. Sin embargo, su rumbo también dependerá de lo que pase cinco meses después en Estados Unidos. La mayor potencia mundial celebra comicios presidenciales y, aunque ahora sería menos sorprendente que en 2016, una nueva victoria de Donald Trump podría volver a hacer tambalear el equilibrio diplomático a ambos bandos del Atlántico.

En un mundo sacudido por las turbulencias geopolíticas en Ucrania y en Gaza, por la tensión comercial y por la perenne amenaza del cambio climático, un golpe de timón en la Casa Blanca puede debilitar la posición y los intereses europeos. "Lo que pase en España y en cualquier otro país de la UE en los próximos cinco, e incluso diez años, va a estar determinado por el efecto combinado de estas dos elecciones, de sus resultados y de sus conclusiones", ha advertido recientemente Jaume Duch, portavoz y director general de comunicación del Parlamento Europeo.

La Comisión Europea ha remarcado que se está preparando para "todos los posibles resultados". La revalidación del mandato de Joe Biden garantizaría la tradicional sintonía política, militar y económica entre Washington y Bruselas, si bien una presidencia del demócrata no garantiza que esa alianza esté exenta de fricciones. Un triunfo trumpista, por otro lado, supondría un puñetazo al tablero de juego con consecuencias imprevistas.

¿Seguridad en riesgo?

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, EEUU garantiza la seguridad europea a través de la OTAN. Durante su primer mandato, Trump flirteó con abandonar la Alianza Atlántica, pero sus asesores se encargaron de asegurar en privado a los aliados que eso no sucedería, según ha explicado un embajador europeo a The Washington Post. El presidente cuestionó la existencia misma de la organización militar y afeó a la mayoría de sus integrantes que no cumpliesen con el compromiso de destinar el 2% de su producto interior bruto (PIB) a la defensa colectiva.

El 24 de febrero de 2022, el presidente ruso, Vladímir Putin, puso en marcha la invasión de Ucrania, una agresión militar que ha devuelto a Europa a los tiempos de guerra. La amenaza expansionista del Kremlin ha llevado a los países de la UE a invertir más dinero en fortalecer la OTAN, club al que recientemente se han unido países como Finlandia, en 2023, o Suecia, este mismo año. El alto representante para la política exterior y de seguridad de la UE, Josep Borrell, ha propuesto crear un fondo de defensa común ante un conflicto bélico que ya "no es una fantasía". La OTAN prevé que hasta 18 de sus 32 países miembros alcancen esa inversión del 2% de su riqueza en gasto militar.

La carrera armamentística europea responde, en parte, a la voluntad de reducir su dependencia de Washington. Esa estrategia cobraría aún más sentido con un segundo mandato de Trump. A principios de febrero, el candidato republicano a la presidencia sugirió en un discurso de campaña que animaría a Rusia a "hacer lo que le dé la gana" con los miembros de la OTAN que incumplan la promesa de gasto militar del 2%. Aunque después se desdijo, las palabras del magnate reforzaron la desconfianza y el temor de los aliados atlantistas.

Además, Trump sigue amenazando con un hipotético desmembramiento de la OTAN. Su equipo ha exigido "reevaluar fundamentalmente el propósito y la misión" de la alianza, mientras que organizaciones conservadoras afines a la corriente trumpista han propuesto reducir el número de tropas estadounidenses en Europa o castigar a los países que aporten menos a la alianza retirándoles las garantías de seguridad o imponiéndoles aranceles comerciales.

Trump "nunca ha perdido el deseo de salir" de la OTAN, ha denunciado su antiguo asesor de seguridad nacional, John Bolton, convertido ahora en uno de sus críticos. Aun así, el Congreso estadounidense ha presentado una ley que impediría que cualquier presidente apruebe esa retirada sin la aprobación parlamentaria.

Tensiones comerciales

En 2022, el comercio bilateral entre EEUU y la UE superó los 1,5 billones de euros, unos registros históricos. Sin embargo, esa relación económica podría verse deteriorada por una eventual victoria de Trump. Durante su mandato, el magnate trastocó el tradicional compromiso republicano con el neoliberalismo y puso el foco en revertir la deslocalización y restaurar la capacidad industrial estadounidense, adoptando todo tipo de restricciones sobre sus socios europeos.

Presionado por el auge de China, Biden ha mantenido esa política de "América primero", si bien con un tono mucho menos beligerante. Aunque Washington y Bruselas han acercado posiciones, también siguen arrastrando contratiempos de la era trumpista. Es el caso de las negociaciones para el tratado de libre comercio conocido como TTIP (siglas de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión), estancadas tras su suspensión trumpista en 2016, o del conflicto por los aranceles al acero y el aluminio europeo, sobre los que se alcanzó una tregua, pero no un acuerdo definitivo que zanje la disputa.

El resultado de las elecciones en EEUU condicionará muchos aspectos de su relación con la UE, pero todo apunta a que el pragmatismo seguirá marcando sus lazos económicos. "No hay diferencias políticas entre los republicanos o los demócratas cuando se trata de comercio y tecnología", ha explicado Phil Hogan, excomisario de Comercio de la UE, al medio 'Politico'. "La única diferencia son las tácticas".