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Entrada al palacio Grazzioli, actual sede de la prensa extranjera y exmansión de Berlusconi.

Entrada al palacio Grazzioli, actual sede de la prensa extranjera y exmansión de Berlusconi. / Irene Savio

Irene Savio

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Los más de 300 periodistas internacionales que trabajan en Roma se quedaron el año pasado sin sede. Cosas del turismo. El espléndido edificio que ocupaban desde 2001 será un hotel de cinco estrellas. Esa es la voluntad de los propietarios que se lo alquilaban al Estado italiano. Por esta razón, todos los cronistas han sido desalojados y han tenido que mudarse a otro sitio.

Pero la búsqueda no ha sido fácil y ha durado meses. Finalmente, el asunto ha dado un giro que probablemente haría sonrojar incluso al mejor de los guionistas: el único edificio disponible y adecuado para albergar a tantos periodistas y funcionar como una sala de prensa internacional ha resultado ser Palazzo Grazioli. Es decir, la antigua mansión romana (hasta 2021) del magnate y político Silvio Berlusconi. Ahora, ahí tiene su sede la ASEI, la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia.

La ASEI es uno de los centros de prensa más prestigiosos del mundo. Fue creada en 1912 por voluntad de 27 corresponsales de diversos medios, incluidos el británico 'Daily Express', el francés 'Echo' de París y el ruso 'Russkiye Vedomosti', y su primer presidente fue el francés León Boudouresque. En 1936, la asociación se trasladó a Via Mercede, en el centro de Roma, en un edificio destinado por el dictador Benito Mussolini, quien también intentaba controlar a la prensa internacional. Y ahí estuvo hasta su mudanza a Vía dell’Umiltà, la última sede antes de la actual.

Una de las salas de prensa del palacio Grazzioli.

Una de las salas de prensa del palacio Grazzioli. / Irene Savio

Jefes de la OTAN, presidentes y primeros ministros italianos y europeos de todos los signos políticos, científicos, premios Nobel, altos funcionarios de la ONU, líderes internacionales e incluso el hoy fallecido papa Juan Pablo II han pisados los locales de la ASEI en este tiempo. Un tesoro precioso e indispensable para la labor cotidiana de los periodistas que siguen trabajando en la capital italiana, también por las cotidianas (y múltiples) ruedas de prensa que allí se realizan, en busca de referentes de los más diversos sectores de la sociedad de este país. Tanto es así que la nueva sede ha sido inaugurada por el presidente de la República, Sergio Mattarella. 

España

España también tiene su propia historia con la ASEI. EL PERIÓDICO es miembro desde 1978, dentro de una lista que integran los principales medios del país, entre ellos RTVE, RNE, 'La Vanguardia', 'El País', la agencia Efe y la Cadena Ser, entre muchos otros. Por ello, algunos de los cronistas que han pasado por aquí también son un reflejo de la historia española. Por ejemplo, Julio Moriones, histórico cronista de La Vanguardia que aparece en 'Vacaciones en Roma', la icónica película de William Wyler, y Alejandro Pistolesi, periodista de Pyresa, la única agencia que operaba durante la dictadura, considerado un espía del régimen., Rossend Domènech, corresponsal de este diario durante décadas, fue el primero en ser acreditado con el inicio de la transición.

De hecho, la ASEI tampoco ha sido ajena a los sucesos y costumbres de cada época. En los años setenta del siglo pasado, un periodista que mantenía una relación con la esposa de un general tuvo que enfrentarse en un duelo al enfurecido marido, en la actual plaza de las Tortugas. Este incidente fue relatado en 'Il Corriere'. También las Madres de Plaza de Mayo, las mujeres que dedicaron sus vidas a la búsqueda de sus hijos y nietos víctimas de la dictadura argentina, el histórico líder palestino Yasir Arafat y los líderes kurdos oprimidos por Saddam Hussein, tuvieron presencia en esta asociación.

Acusados de "comunistas"

Ironías del destino, Silvio Berlusconi odiaba la prensa extranjera. La primera y única vez que aceptó una rueda de prensa con los corresponsales fue en noviembre de 1993. Sin embargo, se molestó rápidamente. Cuando los cronistas le preguntaron por su amistad con Gianfranco Fini, entonces el líder de la Alianza Nacional, descendiente del neofascista Movimiento Social Italiano, los acusó a todos de ser "comunistas". Tan solo unos meses después, Berlusconi ganó su primera elección como parte de una coalición que incluía a Alianza Nacional y nunca más volvió a aceptar una invitación de los corresponsales.

Tal vez por eso, desde que la ASEI está en Palazzo Grazioli, también ha ocurrido algo gracioso: la asociación misma se ha convertido en noticia. Vídeos virales de los corresponsales descubriendo algunos de los supuestos secretos del edificio —entre ellos, una puerta escondida en una librería— han suscitado una gran atención en la prensa italiana y algún medio anglosajón. “Esto ha alimentado la avalancha de solicitudes que han llegado de personas que quieren celebrar eventos y ruedas de prensa en nuestra nueva sede”, ha explicado Esma Çakır, turca y una de las presidentas del centro que -junto a Gustav Hofer, corresponsal de la televisión Arte- más innovación (también tecnológica) ha traído a la afamada institución en los últimos años.   

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