Elecciones presidenciales

Eslovaquia afianza su rumbo prorruso con Pellegrini en la presidencia

Eslovaquia, ante unas elecciones que pueden consolidar el dominio pro-ruso

El candidato presidencial Peter Pellegrini, durante la noche electoral en Bratislava.

El candidato presidencial Peter Pellegrini, durante la noche electoral en Bratislava. / Michaela Nagyidaiova

Gemma Casadevall

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Eslovaquia se afianzó en la vía del populismo prorruso, con la victoria en las elecciones presidenciales de Peter Pellegrini, aliado del primer ministro Robert Fico. La segundo vuelta de estos comicios se había presentado como un fuerte pulso entre el candidato respaldado por el jefe del gobierno y el exministro de Exteriores Ivan Korcok, representante de la vía liberal y europeísta. Las primeras proyecciones a pie de urna habían apuntado a una victoria, aunque por la mínima ventaja, para Korcok. Pero el conteo oficial dio la victoria a Pellegrini, por 53 % de los votos frente al 46 % de su rival, escrutado el 99 % de los votos. .

Korcok se había impuesto en la primera ronda celebrada hace dos semanas con cinco puntos de ventaja. Pellegrini, presidente del Parlamento, logró atraerse al electorado de quien había quedado en tercer lugar, el ultranacionalista Stephen Harabin, asimismo contrario a la ayuda a Ucrania, el tema prioritario en estas elecciones.

El apoyo a Ucrania, tema dominante

Eslovaquia, con 97 kilómetros de frontera con Ucrania, mantuvo la línea del máximo apoyo humanitario y militar a Kiev hasta la victoria de Fico en las elecciones parlamentarias de octubre del año pasado. La nueva coalición surgida de esa victoria entre el populismo izquierdista del primer ministro, el socialdemócrata Hlas -el partido de Pellegrini-, y la ultraderecha se sumó a las pautas frente a Ucrania del húngaro Viktor Orbán, el más poderoso aliado de Vladímir Putin entre los socios del bloque comunitario y de la OTAN.

Bratislava suspendió entonces los suministros de armas a Ucrania, mientras que, a escala de la política interior, emprendió caminos similares a los del ultranacionalista líder húngaro, tanto en lo que se refiere a las andanadas para controlar los medios de comunicación públicos como a su reforma judicial. La línea actual del gobierno de Bratislava le confronta no solo con Bruselas, sino con otros socios del flanco este, nórdico y báltico europeos, defensores del apoyo a Ucrania.

A ello se suman las tensiones con la vecina República Checa: la intensificación de las relaciones con Moscú ha precipitado una crisis con el gobierno checo. Se ha roto así armonía bilateral entre los dos países que integraron Checoslovaquia, hasta que en 1993 optaron por separarse, de común acuerdo y sin traumas.

El Smer de Fico, como el Hlas de Pellegrini, han quedado además fuera de la familia de los socialistas y socialdemócratas europeos como consecuencia de su hermanamiento con Orbán y, por extensión, con el Kremlin. A Fico no parecen preocuparle los teóricos abismos ideológicos entre su partido y el ultranacionalismo húngaro. Desde Kiev se teme que esta alianza entre los populismos prorrusos del este europeo debilite aún más el apoyo militar, económico y humanitario que precisa para hacer frente a las tropas rusas.

El cargo presidencial es eminentemente representativo, pero una victoria de Korcok habría supuesto cierto contrapeso frente al poder de Fico. El candidato derrotado representaba el continuismo respecto a la presidenta saliente, Zuzana Caputova, quien tras cinco años en el cargo no optó a la reelección, en medio del fuerte acoso sufrido en los últimos meses desde las filas de Fico.