Efecto del cambio climático

Pánico en Argentina por una epidemia de dengue histórica que ya ha matado a 130 personas

El repelente para combatir los mosquitos, que ha subido de precio un 400%, se agota en tiendas y farmacias

El Gobierno de Javier Milei rechaza incluir la vacuna en el plan nacional, al contrario que Brasil

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Un mosquito del dengue

Un mosquito del dengue / 123RF

Abel Gilbert

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Los argentinos viven en un estado de pánico y no solo por los efectos de la economía y la política. El nombre de otro pavor es científico: Aedes aegypti. Se trata del mosquito que, en pleno otoño y como una de las consecuencias del cambio climático, sobrevuela las ciudades. Su aleteo es endémico: unos 180.000 casos de dengue, 400 de ellos graves, 130 fallecidos y una ausencia manifiesta de políticas públicas del Gobierno de ultraderecha para hacer frente a la epidemia. La muerte por dengue a esa escala era desconocida en Argentina. El problema, se suponía, era de los vecinos, Brasil, especialmente, y Paraguay.

El presidente Javier Milei descree del rol estatal, lo considera un lastre "colectivista" que impide la autorregulación virtuosa del mercado. Su creencia se ha puesto en práctica. El precio de los repelentes contra mosquitos ha aumentado un 400% promedio. La demanda ha crecido un 300% y algunas ofertas online son escandalosas: hay que pagar hasta 20 dólares.El miedo a que el aguijón del díptero penetre en la piel es el que marca el ritmo inflacionario de esos productos.

No solo esas alzas provocan azoramiento, sino el agotamiento de los insumos: ya no se consiguen en supermercados, almacenes o farmacias. La escasez se profundiza frente a la indiferencia de la secretaría de Comercio, un organismo que, en los hechos ha dejado de funcionar. La empresa norteamericana SC Johnson produce en el país el 90% del total de repelentes y otros implementos para espantar mosquitos. Todos requieren de un componente indispensable: dietil-meta-toluamida que hay que adquirir en el exterior. De acuerdo con la prensa local, los fabricantes alegan que volver a elaborar repelentes fuera de temporada veraniega lleva un tiempo que no alcanzaría para cubrir la necesidad de la población. A última hora del jueves, y debido a las críticas, Milei volvió a apoyarse en el mercado y levantó las trabas a la importación de repelentes por 30 días. Hasta que lleguen a los comercios, y ante la falta de aerosoles, los argentinos recurren a soluciones caseras: la esencia de vainilla se ha convertido en un arma artesanal de la lucha asimétrica contra el Aedes aegypti.

Los mosquitos y el ajuste

Según el diario La Nación, no solo escasean los repelentes "sino también del destino de los fondos estatales" para combatir el dengue. El dinero destinado a los rubros "Atención Sanitaria para la Comunidad" y "Asistencia Sanitaria" se incrementó un 3,3% y un 1,5% entre 2023 y 2024, "pese a la inflación de 211,4% del año pasado". La universidas pública que, para Milei "lava el cerebro" de los alumnos con ideas socialistas, al punto de que intenta penalizar el "adoctrinamiento", ha comenzado a producir repelentes en la provincia del Chaco, unos 1150 kilómetros al norte de la capital argentina. "Estamos produciendo 4000 por día y trabajamos en la ampliación de nuestros laboratorios para poder llegar a 10 veces más la producción que tenemos hoy", dijo Germán Oestmann, rector de la Universidad Nacional del Chaco Austral.

Un cartel en una farmacia de Buenos Aires advirtiendo de que el repelente contra mosquitos se ha agotado.

Un cartel en una farmacia de Buenos Aires advirtiendo de que el repelente contra mosquitos se ha agotado. / JUAN MABROMATA / AFP

Hospitales colapsados

Los hospitales y clínicas privadas han colapsado. Hombres y mujeres se acercan con síntomas, sin saber si es una gripe estacional, un covid-19 tardío o el temido dengue: dolores de cabeza y en el cuerpo, fiebre, náuseas o picazón. Pasan horas en las guardias o se resignan a una consulta online. Por lo general, las consecuencias del dengue se superan en dos semanas que pueden ser un incordio. Sin embargo, la enfermedad puede agravarse con riesgo de muerte si se presentan hemorragias, pérdida de plasma y problemas cardíacos.

El Gobierno desvía la mirada de lo que ocurre en el frente interno y tampoco observa lo que sucede alrededor. Brasil registró en las 13 primeras semanas del año 1.020 muertes por dengue y se aproxima al récord anual de víctimas fatales. Con un cuadro de infecciones que afecta a un millón de personas, las autoridades sanitarias no dudan en hablar de una epidemia y actuar en consecuencia. Brasil se convirtió en el primer país del mundo en ofrecer la vacuna contra el dengue a través del sistema público de salud. Por el momento, se ha privilegiado su aplicación en niños y adolescentes.

La vacuna tetravalente Qdenga o TAK-003 pertenece al Laboratorio japonés Takeda. Si bien fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), el Ministerio de Salud argentino no la ha integrado al plan nacional de vacunación. Solo se accede a ella en farmacias, que han incrementado su precio un 90%. El titular de la cartera sanitaria, Mario Russo, atribuyó la situación general a la falta de previsiones del Gobierno anterior y delegó en las provincias el manejo del problema. Las estadísticas lo refutan: entre agosto de 2022 y julio de 2023 solo se reportaron 4.800 casos de dengue y dos decesos.

El ministro pidió a los medios de comunicación que no provoquen "miedo" ni "confusión" entre una ciudadanía que a veces opta salir a la calle como si estuviera en una selva tropical, ataviada de pies a cabeza, sin dejar ningún flanco de la piel indemne, rociarse con esencia de vainilla al punto de oler a un flan casero o quedarse en las casas.

El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, criticó a Russo no solo por poner en duda la eficacia de la vacuna, en un remedo de las posiciones de la ultraderecha durante la pandemia, sino por "borrarse por completo" y no asumir las responsabilidades que le competen al Gobierno nacional. "Parece broma, pero esto es muy serio". Kicillof tiene que administrar la provincia donde reside más de un 40% de la población argentina. La indiferencia de las autoridades nacionales, dijo, es consecuencia de "una ideología o un credo liberal libertario" y "anarcocapitalista" que "nunca se aplicó en ningún lado".

Una brigada fumiga un parque de Buenos Aires.

Una brigada fumiga un parque de Buenos Aires. / NATACHA PISARENKO / AP

El factor climático

La proliferación de mosquitos, recuerdan los especialistas, es una de las consecuencias del cambio climático que ha tropicalizado no solo a Buenos Aires. La comunidad científica remarca que en muchas provincias, las temperaturas mínimas se encuentran 12 grados por encima del umbral que necesita el Aedes aegypti para crecer y reproducirse. Eso supone que el mosquito estará activo durante buena parte del otoño. Para Milei, la agenda ambiental es apenas un modo encubierto de inocular el comunismo. "Otro de los conflictos que los socialistas plantean es el del hombre contra la naturaleza. Sostienen que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa, incluso llegando a abogar por mecanismos de control poblacional o la tragedia del aborto", sostuvo el presidente durante su presentación en el Foro Económico de Davos, en febrero pasado.