Debate territorial

El estatuto de autonomía para Córcega anima a otras regiones francesas a pedir más autogobierno

Tras el principio de acuerdo entre París y Ajaccio, dirigentes de Alsacia, Bretaña o el País Vasco francés piden un trato parecido

Francia acuerda con Córcega dotar a la isla de un estatuto de autonomía

El presidente francés, Emmanuel Macron, junto a la presidenta de la Asamblea de Córcega, Marie-Antoinette Maupertuis, y el presidente del consejo ejecutivo, Gilles Simeoni.

El presidente francés, Emmanuel Macron, junto a la presidenta de la Asamblea de Córcega, Marie-Antoinette Maupertuis, y el presidente del consejo ejecutivo, Gilles Simeoni. / PASCAL POCHARD-CASABIANCA / AFP

Enric Bonet

Enric Bonet

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¿El presidente francés, Emmanuel Macron, ha abierto la "caja de Pandora" de las identidades regionales en Francia? El Ejecutivo macronista llegó a un acuerdo el 12 de marzo con los dirigentes de Córcega sobre la concesión de un estatuto de autonomía. Este proyecto de reforma constitucional aún debe ser aprobado en la asamblea local de la isla, por los habitantes insulares en una consulta y por el 60% de los diputados y senadores en París. Aunque no fructificará hasta dentro de unos meses como mínimo, otras regiones galas con una fuerte identidad local ya se han inspirado del caso corso para pedir más autonomía

“Señor ministro del Interior, acaba de abrir la caja de Pandora”, reprochó el senador conservador Francis Szpiner a Gérald Darmanin —anfitrión del acuerdo del 12 de marzo— durante un debate en la Cámara Alta. La expresión “caja de Pandora” resulta exagerada. El estatuto de autonomía propuesto a Córcega le otorgará menos competencias e iniciativa legislativa de las que disponen las comunidades autónomas en España. La integridad territorial de Francia no se fragmentará, ni a corto ni medio plazo. Pero sí que es cierto que Córcega representa la punta de lanza de unos sentimientos regionalistas que resurgen de manera incipiente en la centralista Quinta República.

"El caso corso ha inspirado a otras regiones"

En paralelo al proceso de autonomía de Córcega, dirigentes de Bretaña, Alsacia o del País Vasco francés han pedido una mayor descentralización. “Este acuerdo representa un primer reconocimiento de autonomía para el Estado. No podemos considerar que algunos territorios son legítimos, como Córcega, (…) y no tener en cuenta otros territorios con una historia particular, como Bretaña o Alsacia”, aseguró Frédéric Berry, presidente de la Colectividad Europea de Alsacia. El alcalde de la ciudad vasca de Bayona, el centrista René Etchegaray, también pidió un derecho “a la diferenciación”, con el argumento de que “nos parecemos a Córcega”. Por ejemplo, con el hecho de disponer de una cultura y lengua locales.

Aún más ambiciosa ha resultado la propuesta del presidente del ejecutivo regional de Bretaña. El ex socialista Loïg Chesnais-Girard, que lleva las riendas de esta gran región del noroeste de Francia desde 2017, envió a principios de marzo una carta al presidente del Senado pidiendo “una mayor libertad para actuar teniendo en cuenta nuestras especificidades”. En concreto, el dirigente bretón propone modificar el artículo 73 de la Constitución para permitir a los organismos regionales que dispongan de cierta autonomía legislativa, siempre respetando la legislación nacional. Además, defiende una ley que determine las competencias de cada región. Esto daría ciertos tintes federalistas al históricamente centralizado modelo galo.

“El caso corso ha inspirado otras regiones”, pero “ni al Gobierno de Macron ni los dirigentes de Córcega les interesa que el debate se amplíe más allá” de la isla francesa del Mediterráneo, explica a EL PERIÓDICO el politólogo Romain Pasquier, director de investigaciones universitarias en el CNRS y Sciences Po Rennes. Este especialista en la gobernanza regional ve “poco probable” que el acuerdo por el estatuto de autonomía corso se reproduzca en otras zonas de la Francia metropolitana. Los territorios de ultramar son otra historia.

Una descentralización asimétrica

Incluso los dirigentes de Córcega temen este incipiente efecto “café para todos”. De hecho, Los Republicanos (LR, afines al PP) —mayoritarios en el Senado— podrían utilizarlo para justificar un hipotético voto en contra a la modificación constitucional sobre la isla, lo que haría descarrilar el proceso de autonomía. “No recuerdo que los candidatos autonomistas hayan ganado elecciones, excepto en Córcega”, declaró al diario Corse Matin el diputado Laurent Marcangeli, presidente del grupo parlamentario de Horizons (una de las formaciones de la coalición macronista) y que ha tenido un rol clave como intermediario en las negociaciones entre París y Ajaccio.

Durante la última década, la empobrecida isla se convirtió en el territorio de la Francia metropolitana con un mayor sentimiento local. Los partidos soberanistas encadenaron victorias en los comicios regionales de 2015, 2017 y 2021. A eso se le sumó el riesgo de un retorno de la violencia política. La propuesta de una autonomía resurgió en la primavera de hace dos años durante las protestas con disturbios que hubo tras la muerte de Yvan Colonna, un exdirigente del Frente de Liberación Nacional de Córcega (FLNC) condenado por el asesinato del prefecto Erignac en 1998. Aunque el FLNC dejó la lucha armada hace una década, han aumentado en los últimos años los ataques contra edificios vacíos

“No resulta excepcional en la historia de la descentralización francesa que, cuando la República se encuentra en dificultades en territorios como Córcega o Nueva Caledonia, decida buscar un acuerdo. Pero solo está dispuesta a conceder autonomía, cuando la correlación de fuerzas le es desfavorable”, afirma Pasquier, partidario de un Estado menos centralista. “Pero cuando se apuesta por una descentralización asimétrica, entonces se vincula la autonomía con la identidad y eso favorece una competición entre regiones”, advierte Benjamin Morel, profesor en la Universidad París 2 Panthéon-Assas y autor del libro La France en miettes. Régionalismes, l’autre séparatisme. Según este politólogo, “si se dice que sí a Córcega, no habrá ningún motivo para decir que no a Bretaña o Alsacia”.