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La economía, la disidencia y la guerra de Ucrania, los frentes de Putin para su nuevo mandato

El miedo se extiende en Rusia ante el retorno de los presos reclutados por Wagner

Funeral y ceremonia de despedida del político opositor ruso Alexei Navalny en Moscú

Funeral y ceremonia de despedida del político opositor ruso Alexei Navalny en Moscú / Agencias

Àlex Bustos

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La nueva legislatura del líder de Rusia se augura compleja. Con una guerra que dura más de lo que el Kremlin tenía previsto --creía el poder ruso que Kiev se rendiría a las semanas, como le pasó a Georgia en 2008-- y una crispada arena internacional, la tercera edad de Putin no se espera tranquila precisamente. A pesar de los avances militares en Ucrania, que han llegado tras un tiempo de estancamiento, el poder ruso debe abordar diferentes frentes internos.

Uno de los colectivos que firmó contratos con el Ejército más alegremente fue el de los presidiarios. El Gobierno les ofrecía un contrato de hasta seis meses en el frente y la libertad cuando acabara su obligación castrense, algo que se convirtió para muchos en una opción para acortar las condenas. A día de hoy, almenos 32.000 presos han cumplico con su "obligación con la sociedad", como lo definió el mismo presidente ruso.

Algunos de ellos cumplían condena por delitos como asesinato y robo a mano armada. Su salida anticipada de prisión ha despertado la preocupación de sus vecinos, que han visto cómo gente condenada a penas de al menos 10 de cárcel se pasea tranquilamente por la calle. Es el caso del expolicía Vadim Tejóv, que fue sentenciado 16 años por haber asesinado brutalmente a su esposa en la República de Osetia del Norte. O el del exconvicto Iván Rossomajin, habitante de la región de Kirov, en la Rusia europea, y arrestado en marzo de 2023 por haber asesinado presuntamente a una anciana tras haber servido en Ucrania.

El complicado regreso del frente

Los rusos previamente habían expresado su preocupación por cómo iban a regresar los soldados del frente. Además de los que ya habían sido condenados, aquellos sin antecedentes penales también pueden suponer un problema a medio y largo plazo, como ya pasó entre los veteranos de la guerra afgana en los años 80. Algunos de los que volvieron en aquel entonces mostraron comportamientos violentos propios del estrés post-traumático e incluso llegaron a asesinar a otras personas de forma sádica.

A esto hay que sumarle los que no regresan vivos. Al menos 5.900 soldados rusos han fallecido en el frente ucraniano, según el último balance oficial de las autoridades, de septiembre de 2022. Aunque desde Estados Unidos y Ucrania se dan datos que empequeñecen los ofrecidos por Moscú, compartirlos en el país euroasiático se considera "desacreditar" al Ejército ruso y está duramente penado. Aún así, esos casi 6.000 muertos en combate superan ya a los que fallecieron en la segunda guerra de Chechenia, uno de los conflictos más sangrientos de la historia moderna del país.

Otros frentes internos

Moscú ha aguantado mucho mejor de lo que Occidente esperaba las sanciones. Aunque ha habido carencia de algunos productos concretos como piezas de avión y medicamentos, las autoridades han encontrado vías para incluso tener suministros de productos de lujo como autómoviles de alta gama y teléfonos inteligentes, aunque no sin coste. Mantener el pulso económico a una Ucrania apoyada por Estados Unidos y Europa no es barato.

Y es que según medios independientes como 'Novaya Gazeta Europa' --declarado agente extranjero por las autoridades rusas--, el gasto militar a finales de 2023 era dos veces mayor al de 2022, y se preveía que llegaría ser el 45% del presupuesto público y que este 2024 habría recortes en sectores no relacionados con el Ejército. Es difícil cuantificarlo porque se han dejado de publicar estadísticas del presupuesto desde finales del año pasado. En aquel entonces ya se vio cómo bajaron diferentes partidas destinadas a la sanidad rusa como las que se dedican al cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Además de la economía, hay otro potencial dolor de cabeza para el poder ruso. Aunque la mayor parte de la disidencia está en fuera de juego, ya sea en prisión --como Ilia Yashin o Vladímir Kara-Murzá--, en el exilio como Leonid Volkov o fallecida, como es el caso del conocido Alekséi Navalni, aún hay algún colectivo que se mantiene en Rusia.

El más molesto actualmente para el poder ruso son las madres y esposas de los soldados en el frente, que a pesar de las detenciones y amenazas siguen manifestándose. Para evitar que tenga más eco del deseado, la policía detuvo a periodistas cubriendo sus protestas a pesar de ir debidamente identificados e incluso se personó en los domicilios de corresponsales extranjeros para advertirles que no deberían cubrir este tipo de eventos, como han denunciado algunos reporteros europeos.