Guerra en Ucrania
Kiev, al abrigo de su 'Cúpula de Hierro' frente a los misiles y drones rusos
Multimedia | Resumen de dos años de guerra en Ucrania
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Irene Savio
Periodista
Es media mañana de un jueves de invierno. Viktor está parado en la entrada de un café en Podil, barrio en el noroeste de Kiev. Tiene una cita, mira el reloj. De repente, suena la alerta antiaérea, primero en el móvil, luego en la calle. Por unos instantes, duda sobre qué hacer, luego desliza los dedos sobre las tiras de las notificaciones que han empezado a agruparse en su teléfono. Entonces se relaja. La Fuerza Aérea ha comunicado que es un avión de combate MiG que ha despegado desde Rusia. "Podemos seguir. Es poco probable que pase algo", dice.
Tan solo en febrero, la capital ucraniana y su homónima región sufrieron decenas de intentos de bombardeos de Rusia. La gran mayoría de los disparos fueron de misiles balísticos y ataques con drones, según las autoridades ucranianas. Sin embargo, los ciudadanos de Kiev no respondieron con mucha premura a estos avisos de peligro inminente. Es, como en tantas otras ciudades del país, el resultado del cansancio por la guerra, pero esta no es la única razón. La otra es que, en la capital de Ucrania, es ahora menos frecuente que los disparos alcancen sus objetivos y provoquen destrucción después de que se activan las defensas antiaéreas que el país eslavo ha recibido de sus aliados y está usando.
El Gobierno ucraniano guarda bastante secretismo sobre su escudo antiaéreo, una especie de Cúpula de Hierro como la israelí, que desde el año pasado resguarda a Kiev. Los pocos periodistas que han tenido acceso apenas han podido ver unidades de menor importancia y no el que es considerado el más eficiente componente del sistema, que son los misiles Patriot estadounidenses. E incluso los expertos militares ucranianos son prudentes a la hora de dar información sobre estas defensas, "integradas también por sistemas de misiles tierra-aire Nasams (Noruega, EEUU), SAMPS/T (Italia, Francia), IRIS-T SLM, Hawk, y una mezcla de sistemas de la época soviética", como recuerda Rafael Loss, del European Council on Foreign Relations.
Sistema más complejo
El analista militar ucraniano Nick Sungurovskyi también lo resume con números. "En dos años de guerra, la Defensa Antiaérea ucraniana ha pasado de (estar integrada por) pocas unidades erráticas en recursos y capacidades, a ser un sistema integrado que funciona por capas y es capaz de interceptar el 98% de los misiles y el 92% de los drones", según este experto.
Ucrania ha podido poner en marcha este sistema desde el año pasado. Ocurrió después de que fueran filtrados unos 100 documentos clasificados del Pentágono que revelaron la preocupación de Estados Unidos por la posibilidad de que el país se quedase sin sus misiles para los sistemas S-300 y BUK soviético. Fue entonces cuando los aliados internacionales decidieron enviar al país sus propias defensas antiaéreas, lo que coincide con que este año Rusia parece más centrada en intentar "suprimir las plantas de producción industrial de armas y no las redes eléctricas ucranianas", observa Loss.
Resultado de ello han sido cambios evidentes en el día a día de los habitantes de Kiev, urbe que en los últimos meses ha empezado a ser considerada más segura que otras ciudades ucranianas. Razón por la que diversas empresas empezaron a trasladar sus sedes a la capital e incluso el mercado inmobiliario se ha reactivado, tanto que recientemente observadores explicaban al medio ucraniano RBC que incluso se prevé una alza en los precios debido al aumento de la demanda (también empujada por créditos ventajosos para ciertas categorías).
El FrankenSAM
La incógnita es cuánto durará. De hecho, ya en enero, el diario The New York Times informó de que la Casa Blanca y el Pentágono podrían tener que suspender pronto los envíos de Patriot, unas armas que pueden costar entre 2 y 4 millones de dólares cada una. De pasar esto, según Sungurovskyi, una esperanza sería el FrankenSAM, un sistema híbrido, creado por los ucranianos, que combina misiles tierra-aire occidentales con lanzadores o reacondicionados de la era soviética y de distintos países.
"Esto es especialmente relevante para el sistema Patriot, ya que se descubrió que varios países europeos pueden transferir lanzadores a Ucrania, pero no las estaciones de radar (RLS), que son la parte más cara", razona Sungurovskyi. Por eso, "se están explorando opciones para integrar tales RLS en otros sistemas de misiles antiaéreos de fabricación occidental", cuenta.
Otros sistemas, de hecho, ya están siendo experimentados. En particular, se han probado lanzadoras Kub y Buk-M1 con misiles RIM-7 Sea Sparrow estadounidenses y lanzadores Strela-10 para misiles aire-aire AIM-9M Sidewinder, destinados a objetivos de baja altitud (como helicópteros, misiles guiados, aviones, drones) y a corta distancia. Sin embargo, el analista Loss es escéptico y cree que los Patriot no podrían ser remplazados "en el corto plazo". Y el motivo es que estas defensas están diseñadas para contrarrestar amenazas múltiples, "como misiles balísticos, misiles de crucero, drones, aeronaves u helicópteros", afirma.
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