Elecciones EEUU 2024

Haley se expone a una amarga derrota ante Trump en Carolina del Sur, el estado que gobernó

El expresidente de EEUU llega con más de 30 puntos de ventaja a las primarias de este sábado pero la candidata promete seguir por lo menos hasta el 'supermartes', cuando votan 15 estados y un territorio

MULTIMEDIA: Así va la carrera electoral en EEUU

La candidata a las primarias republicanas Nikki Haley, durante un acto de campaña en Myrtle Beach, Carolina del Sur, este jueves.

La candidata a las primarias republicanas Nikki Haley, durante un acto de campaña en Myrtle Beach, Carolina del Sur, este jueves. / VICTOR J. BLUE / BLOOMBERG

Idoya Noain

Idoya Noain

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Cuando fue derrotada por Donald Trump en Iowa, en New Hampshire e incluso en Nevada, donde ni siquiera competía directamente con él, a Nikki Haley le gustaba poner el foco en el "dulce estado de Carolina del Sur". Tenía su lógica.

Es ahí donde hace 52 años nació esta hija de inmigrantes de la India; donde se casó y tuvo sus dos hijos; donde sirvió tres mandatos como legisladora estatal y donde, subida en la ola del Tea Party, llegó en 2010 a gobernadora, un cargo para el que fue reelegida y abandonó en 2017 para ser embajadora de su ahora rival ante Naciones Unidas.

Sin embargo, ese "hogar dulce hogar", escenario de primarias este sábado, se prepara dar dejar a Haley con la derrota más amarga. Todo, y ella misma, indica que no será el final de su carrera presidencial y la candidata, apoyada aún por grandes donantes, ha prometido seguir por lo menos hasta la cita en Michigan el día 27 y el 'supermartes' del 5 de marzo, cuando votan 15 estados y un territorio, pese a que sus perspectivas son en algunos casos aún peores.

Pero con Carolina del Sur se constata la entrega del Partido Republicano, y de la mayor parte de sus bases, a Trump. Porque él ha conseguido aglutinar, transformar y elevar a la enésima potencia aquel movimiento conservador radicalizado que combinaba el rechazo a impuestos o a todo lo que sonara a aparato con una pasión etnonacionalista desatada ante unos Estados Unidos cambiantes que nació en respuesta a la presidencia de Barack Obama. Hoy la derecha dominante en el país.

Una carrera extraordinaria

Trump llega a la cita electoral de este sábado, en la que se reparten 50 delegados, con más de 30 puntos de ventaja en la media de encuestas que mantiene Fivethirtyeight. La mínima esperanza de Haley es que, aprovechando que se trata de una primaria abierta donde únicamente no pueden votar las 126.000 personas que ya participaron en las primarias demócratas, parte del electorado anti-Trump se movilice a su favor y reduzca ese porcentaje.

La abrumadora ventaja del expresidente se produce sin que él haya hecho prácticamente campaña en el estado, algo que ya se ha convertido en una tónica habitual en una carrera que él y sus circunstancias siguen haciendo extraordinaria. Trump ha estado optando por pasar más tiempo en los tribunales, donde enfrenta numerosos problemas legales, algunos de los cuales ya le han dejado enfrentando más de 440 millones de dólares en multas. Y lo que Haley subraya como una de las debilidades de la candidatura de Trump en un potencial duelo en noviembre con Joe Biden, denunciando además que pretende usar el Comité Nacional Republicano y sus fondos como "su hucha para sus casos personales", él consigue explotarlo a su favor, alimentando la idea de que todo es parte de una "caza de brujas políticamente motivada" y recaudando.

Ni ese ni los otros flancos de ataque de Haley hacen mella en el sólido apoyo que Trump disfruta entre la base republicana. Caen en saco roto sus advertencias sobre la avanzada edad de los dos favoritos (77 años Trump, 81 Biden). Su propio historial conservador en el estado, y su vínculo inicial con el Tea Party, le han dejado como demasiado moderada para un partido escorado hacia la derecha más radical, donde incluso algunos ven como traición que Haley retirara las banderas confederadas del estado tras una matanza racista en una iglesia negra en 2015.

"Le tiemblan las rodillas con Rusia"

De poco o nada le sirve también a la candidata poner el foco en la política exterior cuando la vena aislacionista que Trump disparó sigue palpitando con fuerza en un Partido Republicano en el que los tradicionales halcones son vistos como parte del denostado 'establishment'.

Trump ha dado combustible a Haley para que ella asegure que al antiguo mandatario "le tiemblan las rodillas" cuando se trata de Rusia, especialmente con sus provocadoras declaraciones recientes sobre la OTAN, animando a Vladímir Putin a invadir a los países "delincuentes" en sus pagos a la Alianza o al haber tardado tres días en referirse a la muerte de Alekséi Navalni y sin condenar a Putin. Las agujas en las encuestas, pese a todo, siguen sin moverse y la lealtad de las bases y del partido y sus líderes a Trump se muestra inquebrantable, imparable.

Las razones de Haley

Haley afirma que "la gente tiene derecho a que su voz se escuche y se merecen una elección de verdad, no una elección tipo soviético donde solo hay un candidato y se lleva el 99% de los votos". Lo cierto es que nadie sabe explicar bien las razones de su determinación a seguir acumulando derrotas y a someterse a una campaña que cada vez es más agresiva, por las dos partes, pero donde no es la suya la que baja más al fango de ataques personales, denigración e insultos.

Haley ha llegado casi a las lágrimas para hablar de su marido, miembro de la Guardia Nacional ahora desplegado en Djibouti, cuya ausencia de la campaña cuestionó Trump, que desprecia a su rival llamándola "cerebro de chorlito". Además está enfrentando toda la furia de la extrema derecha, finalmente desatada en internet y en la vida real.

Laura Loomer, una activista radical cercana a Trump, ha cuestionado que su hijo sea realmente suyo y trata de boicotearla en sus actos. Y un ejército de trolls airea y propaga teorías conspiratorias, informaciones maliciosas sobre supuestas aventuras extramatrimoniales y ataca su género y su raza, más que sus posturas políticas (aunque también).

Hay quien cree que Haley aguanta porque quiere mantener las opciones abiertas de su candidatura en caso de que Trump muera o sea condenado a prisión, un factor que sí podría influir más en los votantes republicanos de cara a las presidenciales según los sondeos. También hay quien la ve posicionándose para tratar de ser la mujer que lidere el partido en la era que llegue después de Trump. A unos y otros ella les contesta diciendo que si estuviera presentándose "por razones espurias, habría abandonado hace tiempo".