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El caso Patricia Hearst y el síndrome de Estocolmo

Cuando Patricia Hearst era Tania

Patricia Hearst, en sus tiempos de “guerrillera”.

Patricia Hearst, en sus tiempos de “guerrillera”. / FDV

Francisco R. Pastoriza

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En Estocolmo, en 1973, los empleados de un banco fueron tomados como rehenes durante un atraco que se prolongó seis días. Sorprendentemente, durante el secuestro los rehenes se solidarizaron con sus secuestradores y culpaban a la policía y a la sociedad de la situación. Fue el siquiatra sueco Nils Bejerot quien bautizó este comportamiento como “Síndrome de Estocolmo”, por el nombre de la ciudad donde se habían producido los hechos, pero el concepto ya había sido estudiado por Ana Freud en relación con algunos casos registrados en Auschwitz y de prisioneros en Vietnam.

El término apenas se utilizaba, hasta que el 4 de febrero de 1974 - este domingo se cumplen 50 años- Patricia Hearst, nieta del magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst (en el que se inspiró Orson Welles para su película “Ciudadano Kane”) fue secuestrada en California por el matrimonio Harris, miembros de una extraña organización denominada Ejército Simbiótico de Liberación, de la que nunca nadie había oído hablar. Se la llevaron de su residencia del campus de Berkeley en el maletero de un Chevrolet robado.

La pareja eligió a la joven para publicitar su rechazo a lo que llamaban “dictadura corporativa de Richard Nixon” y porque formaba parte de una familia de “la clase dirigente superfascista” que gobernaba Estados Unidos. A través de grabaciones de audio enviadas a los periódicos de los Hearst, los secuestradores exigieron la liberación de dos camaradas acusados de asesinato y un rescate de seis millones de dólares que obligaban a la familia Hearst a invertir en reparto de alimentos entre los pobres de San Francisco.

Pacto incumplido

Los Hearst accedieron al chantaje y cuando los camiones empezaron con la distribución fueron asaltados, saqueados y reducidos a chatarra por los indigentes. La familia, pues, cumplió con las exigencias de los terroristas pero ella no fue puesta en libertad. Tenía 20 años y había comenzado una prometedora carrera de actriz de teatro mientras estudiaba en Berkeley.

Las actividades del grupo terrorista comenzaron a multiplicarse desde aquel secuestro y su especialidad eran los atracos a bancos. Los miembros de un comando de la organización fueron grabados por una cámara de seguridad el 3 de abril de1974 durante uno de aquellos atracos, el del Banco Hibernia de San Francisco, y para sorpresa de todo el mundo se identificó como uno de ellos a Patricia Hearst, que llevaba un rifle de asalto. Con sus secuestradores participó también en el asalto a una tienda de deportes durante el que disparó contra uno de los dueños del local.

Seis cuerpos calcinados

La policía descubrió el escondite de la banda y rodeó la casa en la que se ocultaban. Hubo un fuerte tiroteo transmitido en directo por varias televisiones y la casa terminó incendiada. En su interior se encontraron seis cuerpos calcinados y se pensó que uno de ellos era el de Patty Hearst. Pero una nueva grabación recibida pocos días después registraba la voz de la joven reivindicando a sus compañeros y jurando venganza. En esta grabación confesaba también su amor por una de las víctimas del incendio, a la que llamaba Cujo, “el hombre más gentil y hermoso que conocí”.

Patty había sido encerrada en un armario durante 57 días y sufrió continuas vejaciones de sus secuestradores

Patty Hearst fue detenida en septiembre de 1975. En una foto se la ve alzando las manos esposadas con los puños cerrados. En las cintas que el grupo terrorista había enviado, el FBI apreció un cambio de actitud en su voz, que pasó de la desesperación de las primeras grabaciones a confesar su alineamiento con el grupo. Entonces se supo que se había unido voluntariamente al ESL adoptando el nombre de ‘Tania’ en homenaje a la guerrillera germano-argentina Tamara Burke, combatiente en la guerrilla del Che Guevara. En una de las cintas terminaba con el lema castrista “Patria o muerte, venceremos”.

Condenada por atraco

En una fotografía posterior aparecía con una ametralladora en sus manos, delante de una bandera que reproducía una cobra de siete cabezas, escudo del ESL. Durante el juicio al que se la sometió en 1976 fue condenada a 35 años de prisión por atraco a mano armada. Fue durante la apelación de la sentencia cuando sus abogados echaron mano del concepto “síndrome de Estocolmo” para justificar el comportamiento de las víctimas de un secuestro que, como confesó la joven, después de sufrir abusos y torturas deciden comprometerse con los objetivos de sus secuestradores.

Patty había sido encerrada en un armario durante 57 días y sufrió continuas vejaciones de sus secuestradores. El presidente Jimmy Carter redujo la sentencia a siete años de prisión y la joven salió de la cárcel en febrero de 1979. Previamente, un denominado Movimiento proLiberación de Patty apoyado por el 'New York Times¡ y todo el poder mediático de los Hearst se había organizado para pedir su libertad.

En la campaña proliberación se involucró también el congresista demócrata Leo Ryan. El presidente Bill Clinton, la indultó el último día de su mandato. Como argumento, esgrimió que quería premiar su iniciativa de crear una fundación para ayudar a niños con sida.

Patricia Campbell Hearst continuó su carrera de actriz trabajando en algunas películas como 'Cry baby' y en series de televisión, sin ningún éxito, y escribió sus memorias con el título 'Every Secret Thing', en las que confiesa que abrazó los presupuestos del ESL como “un proceso de revelación”. El periodista Paul Avery escribió dos libros sobre el personaje, David Boulton la biografía más documentada y Paul Schraeder rodó en 1988 la película 'Patty Hearst', con la actriz Natasha Richardson encarnando a la protagonista. Patricia a Hearst se casó con Bernard Shaw, el guardián de la prisión en la que cumplió parte de su condena.

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