Elecciones EEUU 2024

Nuevo Hampshire, prueba de fuego de Nikki Haley para mantener el reto a Trump

MULTIMEDIA: Así va la carrera electoral en EEUU

Ron DeSantis abandona la carrera y apoya a Trump

Nikki Haley, durante un acto de campaña en Concord, Nuevo Hampshire.

Nikki Haley, durante un acto de campaña en Concord, Nuevo Hampshire. / JOE RAEDLE / GETTY IMAGES / AFP

Idoya Noain

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Vivir libres o morir". El lema oficial de Nuevo Hampshire cobra una dimensión especial este martes, cuando el pequeño estado de 1,4 millones de habitantes del noreste de Estados Unidos famoso por el peso político de moderados e independientes celebra sus primarias para elegir a su nominado presidencial para noviembre. En el campo republicano las urnas deciden en un agrio y cada vez más agresivo duelo entre Donald Trump y Nikki Haley. Y de su dictado dependerá si vive o muere lo que cada vez se siente más como un espejismo: la idea de que hay una vía en el partido conservador estadounidense que pase por alguien que no sea el expresidente.

Ocho días después de los caucus de Iowa, donde logró un pobre resultado del 19% frente al arrollador e histórico 51% de Trump y por detrás también del 21% de Ron DeSantis, Haley tiene por fin el duelo a dos que ansiaba tras el abrupto abandono de la carrera el domingo del gobernador de Florida. Pero el modelo de un cara a cara que puede que hubiera surtido efecto en 2016 para frenar a Trump hace claramente aguas en este 2024.

Trump es, más incluso que entonces, un rival colosal. Sus problemas legales en múltiples frentes, incluyendo cuatro casos penales con 91 cargos de los que más de una decena provienen por haber intentado subvertir su derrota electoral en 2020, no solo no han hecho mella en su candidatura sino que la han reforzado. El expresidente ha conseguido que cale entre los republicanos la idea de que sufre una "persecución política" y una "caza de brujas", que se minimice la gravedad del asalto al Capitolio y que se cuestione la legitimidad de la presidencia de Biden.

Además, la entrega de sus bases es inquebrantable y la devoción por Trump ha devenido en lo que muchos identifican ya como directamente un culto. Destacadas figuras del partido han cerrado ya filas a su alrededor, con más sumándose día a día. Y en un centro de poder como Wall Street cada vez caen más barreras de oposición o resistencia a una nominación que dan por hecha.

La opción de Haley

Aunque en Nuevo Hampshire Haley está más cerca en las encuestas, la que fue embajadora de Trump ante Naciones Unidas sigue a distancia en el segundo lugar (a más de 13 puntos este lunes según la media que mantiene FiveThirtyEight). Aunque desde noviembre ha doblado sus números, impulsada en parte por el abandono de la carrera de Chris Christie, Trump también ha conseguido sumar 6%, y será él según los sondeos quien más se beneficie este martes de las retiradas más recientes de Vivek Ramaswamy y, especialmente, DeSantis.

Son mucho peores incluso para Haley sus perspectivas en los siguientes estados en liza, incluyendo la cita el 23 de febrero donde fue gobernadora, en Carolina del Sur, donde más que derrota podría sufrir una humillación, que ya ha empezado simbólicamente con el apoyo a Trump de gente como Tim Scott, el antiguo aspirante presidencial al que ella nombró senador, o el actual gobernador, Henry McMaster.

Solo una victoria este martes, o un segundo lugar a mucha menos distancia de la que pronostican las encuestas, afianzarían la idea de que tiene algo que hacer ante un rival apisonadora como Trump. Sus principales donantes, como los hermanos Koch, mantienen la idea de seguir combatiendo en otros estados e inyectando fondos, por lo menos hasta el supermartes (el 5 de marzo, cuando votan 16 estados y territorios). Y desde su campo se asegura que pase lo que pase en Nuevo Hampshire seguirá adelante. "¿Cómo te comes a un elefante? Bocado a bocado", ha dicho Betsy Ankney, que dirige la campaña de Haley, ha pedido que "no se le infravalore" y ha recordado que en los resultados de Iowa se pueden leer como que "el 50% de los votantes dijeron que querían algo nuevo".

Se hace muy difícil, en cualquier caso, no mirar a Nuevo Hampshire como una prueba de fuego. Algunos de sus grandes donantes también han dicho que esperan a ver los resultados para tomar decisiones. Y la esperanza de Haley de superarla está puesta en los independientes, que representan el 40% del electorado en el estado y pueden votar en una primaria parcialmente abierta, y en los moderados de su partido.

El mensaje

El mensaje con el que trata de convencerlos es el de una alternativa. Por una parte la candidata asegura que ella evitaría otro duelo entre Trump y Joe Biden, obtendría mejores resultados que el expresidente en noviembre según las encuestas, daría paso a un relevo generacional necesario ante la avanzada edad de ambos candidatos (77 años Trump y 81 Biden a día de hoy) y evitaría una potencial presidencia de Kamala Harris si el demócrata fuera ganador y algo le sucediera en su mandato. Por otra parte, su propuesta pasa por evitar un potencial segundo mandato de Trump, al que asocia con el "caos".

Tras meses conteniendo bastante sus ataques a Trump, una estrategia que también siguió DeSantis y que claramente perseguía no enfurecer a las bases más leales al expresidente, Haley los ha endurecido en los últimos días. Y ha buscado hacer sangre de meteduras de pata de Trump, desde por confundirla recientemente con Nancy Pelosi hasta por asegurar que Biden empezaría la segunda guerra mundial (quería decir la tercera) o que venció a Barack Obama (se impuso a Hillary Clinton).

No parece suficiente para hacer contrapeso a los insultos y ataques que Trump, sus aliados y su equipo lanzan contra ella. Más allá de acusarla de "globalista", "republicana solo de nombre" y de "trabajar para los demócratas" o de cuestionar sus posiciones sobre impuestos, inmigración o política exterior frecuentemente la apoda "cabeza de chorlito". Siguiendo el mismo manual racista con que puso en duda la ciudadanía estadounidense de Obama o de Harris, el expresidente ha cuestionado que Haley pueda legalmente ser presidenta, diciendo en falso que sus padres, inmigrantes de la India, no eran ciudadanos legales de EEUU cuando ella nació. Le gusta usar uno de sus nombres de pila, Nimarata, escribiéndolo y pronunciándolo mal. Y el portavoz de campaña, Steven Cheung, tiró de ironía cuando Haley destacó la "confusión" de Trump. "Debe estar confundida sobre que tiene opciones reales", dijo.

Suscríbete para seguir leyendo