Toma de posesión

Bernardo Arévalo toma posesión como presidente de Guatemala tras el intento del Congreso de sabotear la investidura

La solemne sesión se ha llevado a cabo en el Teatro Nacional de la capital del país con 10 horas de retraso sobre lo previsto y tras una azarosa transición en la que el nuevo gobernante ha denunciado varios intentos de "golpe de Estado"

Qué ha pasado en Guatemala: Tres meses de ofensiva de la Fiscalía y 10 horas de retraso para investir al presidente

Mucha tensión e intentos de boicot en la investidura de Arévalo como presidente de Guatemala

Agencia ATLAS / Foto: EFE

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Bernardo Arévalo de León fue investido este lunes presidente de Guatemala para el periodo 2024-2028 en una tensa y maratoniana sesión en el Teatro Nacional de la capital guatemalteca llena de incidentes y tras meses de incertidumbre en los que el nuevo gobernante ha denunciado varios intentos de "golpe de Estado" desde su triunfo electoral en agosto pasado. Ya como jefe del Estado, admitió que su carrera de obstáculos está lejos de terminar. "Nos aguardan desafíos inmensos", dijo.

Arévalo, un académico, exdiplomático y sociólogo de 65 años que simboliza la lucha contra la corrupción, tomó posesión al término de una jornada en la que estuvo en riesgo la cesión de poder debido a que el Congreso saliente dilató sobremanera algunos procedimientos legales de rutina. La ceremonia estaba programada para la tarde del domingo, pero se retrasó más de 10 horas y varios jefes de Estado invitados a la ceremonia, entre ellos el rey Felipe VI y el presidente de Chile, Gabriel Boric, tuvieron que salir del país sin poder presenciar el acto.

Algunos diputados cargaron contra el retraso y consideraron que tenía como finalidad propiciar un "golpe de Estado", tal y como había advertido el mismo Arévalo el 1 de septiembre pasado, cuando acusó a la fiscal y jefa del Ministerio Público (Fiscalía), Consuelo Porras, de querer evitar su investidura.

Arévalo ganó el pasado 21 de agosto las elecciones presidenciales de la mano del partido progresista Movimiento Semilla, nacido de las manifestaciones contra la corrupción que se registraron en Guatemala en 2015.

Sin la presencia de su antecesor

El presidente saliente, Alejandro Giammattei, no acudió personalmente al Teatro Nacional para la ceremonia de traspaso e hizo llegar los símbolos institucionales por medio de su secretaria. Su vicepresidente, Guillermo Castillo, con quien se encuentra distanciado desde 2020, sí estuvo presente en la ceremonia y entregó su cargo a la química bióloga Karin Herrera.

La ley guatemalteca estipula que el presidente Giammattei debía dejar su puesto este domingo, después de asumir sus funciones hace cuatro años, el 14 de enero de 2020, en el inicio de su período como gobernante.

El diputado del partido Movimiento Semilla Samuel Pérez Álvarez fue elegido también este domingo presidente del Congreso de Guatemala para el período 2024-2025, tras lograr acuerdos con distintas bancadas y sumar los 90 votos necesarios. Su elección fue una sorpresa, ya que su formación solo cuenta con 23 diputados de los 160 que componen la Cámara legislativa.

Discurso desde el balcón

Tras la ceremonia, Arévalo salió al balcón del Palacio Nacional, en el centro de la capital, y pidió a los guatemaltecos que le acompañen en su gesión para rescatar las instituciones del país de la "corrupción" y lograr el desarrollo social en este empobrecido Estado centroamericano.

"Inician hoy cuatro años de un mandato que seguramente estará marcado por una serie de obstáculos, muchos de los cuales no sabemos prever en este momento", admitió. "Sabemos que el cambio puede ser difícil", añadió el presidente. "En los próximos años, la tentación de confrontar y aumentar nuestras diferencias será recurrente. Este periodo conllevará la posibilidad de cometer errores" y recibir críticas, destacó también Arévalo, antes de reiterar su compromiso de "transformar" no solo las instituciones del Estado, sino también la "realidad cotidiana" del país centroamericano.

Ofensiva de la Fiscalía

Desde que pasó por sorpresa a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el pasado mes de junio con su promesa de combatir a los corruptos, la Fiscalía emprendió una ofensiva en su contra con la que buscó retirarle la inmunidad, desarticular su partido y anular los comicios argumentando anomalías electorales.

Arévalo, que calificó las acusaciones de espurias, aseguró que una de las primeras tareas como presidente será pedir la renuncia --no tiene competencias para cesar-- a la fiscal general, Consuelo Porras, a la cabeza de esa embestida por "corrupción" y "socavar la democracia". Porras fue nombrada por el expresidente Jimmy Morales y ratificada en el cargo hasta 2026 por Giammattei, ambos mandatarios vinculados con casos de corrupción.

El presidente tiene a su favor una población hastiada de la corrupción, a las comunidades indígenas que piden el fin de la exclusión y una juventud sedienta de oportunidades para no emigrar. Según la asociación anticorrupción Transparencia Internacional, Guatemala se sitúa en el puesto 150 de los 180 de la clasificación, y el 60% de sus 17,8 millones de habitantes se encuentran en situación de pobreza, lo que supone uno de los índices más altos de América Latina.

Pese a las dificultades que se dibujan en el horizonte, Arévalo ha prometido una "nueva primavera", evocando los gobiernos de los expresidentes Juan José Arévalo (su padre) y Jacobo Árbenz, entre 1944 y 1954. Esa década fue conocida como la "primavera democrática", en la que se implantaron importantes reformas sociales y que llegó a su fin por un golpe de Estado auspiciado por Estados Unidos.