Audiencia

El tribunal de La Haya fallará en dos semanas, justo antes de su renovación el 6 de febrero, por Ernesto Ekaizer

El tribunal de La Haya se juega su prestigio si elude ordenar el fin de la ofensiva militar israelí en Gaza

Netanyahu confía la parte mollar del contrataque jurídico al 'barrister' Malcolm Shaw, uno de los primeros espadas del 'establishment' legal del Reino Unido, quien ha intentado persuadir a los magistrados que carecen de jurisdicción

Ernesto Ekaizer

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El Tribunal Internacional de la Haya (TIJ), según anunció este viernes su presidenta, la jueza norteamericana Joan Donoghue, comunicará en breve a una nueva audiencia su decisión sobre las medidas cautelares solicitadas por Sudáfrica para poner fin a la guerra de Gaza. En realidad, según fuentes del tribunal, el fallo se hará con la mayor celeridad posible porque el 6 de febrero cuatro magistrados de los 15 del panel tienen que ser renovados. Y entre ellos se encuentra la actual presidenta, la jueza norteamericana Donoghue, elegida en 2010 y reelegida en 2015.

La defensa de Israel hizo honor este viernes, 12 de enero, al dicho según el cual la mejor defensa es un buen ataque. En este caso quizá se han pasado de frenada.

"Si hay algún genocidio en esta guerra, es el que ha practicado Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023", explicó el profesor y abogado ('barrister' King's Counsel) Malcolm Shaw (Liverpool, 1947), distinguido por la Universidad de Jerusalén en 1971. Shaw ocupó más de los 55 minutos que preveía el equipo israelí, el doble o triple de tiempo que cada uno de los demás (fueron seis intervenciones) y, sobre todo, del asesor legal del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, Tal Becker. Esta división del trabajo en la exposición del caso indica que Binyamín Netanyahu confía en el tema procesal y en el prestigio de Shaw, experto en genocidio y derechos humanos, para persuadir a los magistrados del TIJ --15 jueces a los que se unen dos ad hoc, uno por Israel y otro por Sudáfrica-- de que el riesgo de adoptar medidas cautelares en la fase preliminar, como pide la demanda surafricana, es altísimo. "Porque", según dijo, "cuando el tribunal dicte su veredicto final puede llegar a la conclusión de que los aspectos del genocidio denunciados no tenían consistencia".

"Mala fe" de Sudáfrica

Y es que, según aseguró, desde su punto de vista no la tienen. Shaw atribuyó "mala fe a Sudáfrica" por haberse inventado, dijo, una "diferencia" o "conflicto" con Israel sobre la Convención contra el Genocidio de la cual son parte ambos países. Según informó, el Gobierno de Sudáfrica debía intercambiar opiniones con el de Israel para sustanciar las diferencias. "Lo que hizo Sudáfrica es enviar una nota verbal el 21 de diciembre a Israel y el Gobierno israelí manifestó su disposición a reunirse. Pero ese encuentro no tuvo lugar nunca. Sudáfrica presentó la demanda unilateralmente el 29 de diciembre sin esperar la clarificación de las posiciones y de las diferencias", señaló.

¿Por qué Suráfrica actuó de esa forma? Según Shaw, "Sudáfrica apoyaba y sigue dando respaldo a Hamás y ha recibido después del 7 de octubre en su país a dirigentes de Hamás", enfatizó.

Según esta línea procesal, Sudáfrica ha negado a Israel el derecho de expresar su posición para recabar primero cuáles son las diferencias entre ambos países que se exige en la Convención contra el Genocidio. "Esta manera no es un hecho formal. Se ha dado como un hecho consumado una diferencia porque esa diferencia es lo que da jurisdicción a este tribunal. Por tanto, el TIJ no tiene esa jurisdicción", matizó.

Shaw, asimismo, alertó que "si bien en esta fase de medidas cautelares no se discute si Israel comete delito de genocidio en Gaza, lo cierto es que el tribunal tiene que asumir la convicción de la plausibilidad de los hechos descritos. Y tal como los presenta Sudáfrica tales hechos son parciales y pueden ser calificados como un libelo".

Hamás

Shaw enfatizó que en la demanda de Suráfrica Hamás prácticamente no existe. Y todos los hechos se han derivado del ataque del 7/10. Este argumento fue repetido por todos los intervinientes: Sudáfrica ha borrado a Hamás del escenario.

"Por tanto, la demanda está privando a Israel de su derecho a defender a sus ciudadanos, a protegerlo de los ataques terroristas. Claro que el bárbaro atentado del 7/10 no justifica cometer a su vez un genocidio. Estamos de acuerdo. Pero es que no es genocidio".

La defensa israelí considera que la destrucción de Gaza es responsabilidad de Hamás. Porque es una organización que gobierna Gaza y porque su actividad "usa como escudo a los ciudadanos palestinos, las mezquitas, los hospitales, las escuelas, una formidable organización de túneles de kilómetros y kilómetros, y los centros de ayuda humanitaria".

En otros términos, sin decirlo desde luego así, la estrategia de Israel es que resulta imposible destruir a Hamás sin cargarse a la población civil palestina. Y lamenta que ello tenga lugar pero es el precio de toda guerra.

En su exposición, Tal Becker, asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, invocó la "memoria colectiva del sistemático asesinato premeditado de 6 millones de personas". Señaló que Israel "es consciente, somos los primeros en haber firmado sin reticencias la Convención contra el Genocidio, porque era una promesa a Israel, y al mundo, del 'Nunca Jamás'. Pero para algunos esto solo es un eslogan, y tratan de ocultar la carnicería que se produjo en Israel el 7 de octubre de 2023".

Medidas cautelares

El TIJ, pues, tendrá que decidir si aplica medidas cautelares, como hizo por ejemplo en 2020, en el caso de Gambia contra Myanmar, al ordenar que no se siguiera asesinando, es decir cometiendo genocidio, contra el grupo nacional rohingya.

Los magistrados saben que son los únicos que pueden dictar esa orden. Porque Estados Unidos usa su veto en el Consejo de Seguridad para impedir tan solo un alto el fuego y ha inventado las "pausas humanitarias".

Si no lo hacen en base a argumentos procesales su credibilidad desaparecerá completamente. Porque sea genocidio o no lo sea técnicamente, los hechos son los que son. Suponen la destrucción del pueblo palestino y de Gaza físicamente.

En Israel la crisis política ha llevado a sectores de la oposición a culpar a Netanyahu porque tanto él como sus colegas en el Gobierno y en el Ejército son unos bocazas y han proclamado la intención de practicar el genocidio a los cuatro vientos. Y sin sus declaraciones provocadoras y prepotentes, se podría haber evitado la situación en el TIJ. Este viernes, los abogados han explicado que esas declaraciones carecen de relevancia porque no corresponden a la orientación del Gobierno y del Ejército. "Hay que entender también que se han hecho en un contexto, es decir, como reacción al brutal ataque del 7 de octubre", dijeron.

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