Drama migratorio

La playa de la Barceloneta, 'tumba' de 2.600 náufragos por un día

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Open Arms hace una protesta en la playa de Sant Sebastià de la Barceloneta para denunciar las 2.600 muertes de migrantes de este año en el Mediterráneo.

FOTOS Y VIDEO: MANU MITRU

Montse Martínez

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Cada prenda hecha jirones en la arena ejemplifica una vida perdida en el mar este año que acaba. Hasta 2.600. La emblemática playa de Sant Sebastià, en la Barceloneta, se ha convertido por unas horas en escenario visual del drama migratorio que no cesa en el Mediterráneo. Dos cayucos traídos desde la isla griega de Lesbos añaden, si cabe, más dramatismo.

Es la acción con la que la oenegé de rescate en el mar Open Arms ha querido reanimar conciencias que se han quedado algo adormiladas y habituadas al drama de unas imágenes que parece que golpean menos por su repetición. Pero la situación de emergencia en el Mare Nostrum continúa más viva que nunca: más de 2.600 vidas de inmigrantes intentando llegar a Europa perdidas en el mar durante 2023.

La organización de este escenario, que ha contado con la ayuda de un centenar de voluntarios, no ha sido fácil y se ha prolongado durante toda la noche. Varias organizaciones han puesto su granito de arena con la aportación de la ropa que ha sido cuidadosamente desperdigada por la playa.

"Holocausto estructural"

"Lo que ocurre es un holocausto estructural consentido, se sabe", dispara Oscar Camps, director de Open Arms para añadir: "Hemos decidido traer a una orilla de Europa lo que vemos cada día para que la gente dimensione con sus propios ojos la magnitud de la pérdida de tantas vidas".

La puesta en escena, coorganizada por la Fura dels Baus, se ha hecho coincidir con la celebración del 75 aniversario de la redacción de la Carta de Derechos Humanos, en un momento en el que hay más de 58 conflictos armados activos en el mundo. En los ocho años de actividad de la oenegé, han muerto ahogadas cerca de 30.000 personas en aguas del Mediterráneo. "Una barbaridad", sentencia el activista.

La ONU no ha salido muy bien parada, una vez más, en las palabras del director de Open Arms --"una organización agonizante"--. Tampoco las instituciones europeas --"Europa tendría que destacar por la protección de los derechos fundamentales y no estar tan cerca de la complicidad y de la muerte"--.

"Esta puesta en escena es la consecuencia de la falta de políticas, de esta falta de vías seguras y legales para que la gente pueda acceder a un derecho como el de asilo", ha dicho Camps. "La ONU considera más de 1.000 muertos al año como un conflicto armado, pues cada año tenemos tres en el mar silenciados, que solo lo vemos nosotros, pero que hoy queremos compartir", ha matizado.

Merma de donaciones

Camps ha advertido de que después de la pandemia se ha notado la bajada de las donaciones por la recesión económica y las múltiples emergencias que azotan el mundo. "Volvemos a estar en una recesión económica importante", asegura para añadir: "Hemos tenido que reducir misiones en el Mediterráneo porque no las podemos sostener económicamente, es la primera vez que nos pasa en ocho años", ha reconocido. Pero el próximo día 22 vuelven a salir al mar.

Open Arms ha escogido la playa de la Barceloneta para trasladar a los ciudadanos que la inacción y la indiferencia no son opciones y que el silencio abona la complicidad. Detrás de cada pieza de ropa en la arena, recuerda Camps, hay "historias individuales y familias rotas".