CONFLICTO EN ORIENTE

Los países árabes e islámicos elevan el tono contra Israel, pero evitan represalias por su matanza en Gaza

Las diferencias en función de sus relaciones con el país hebreo impiden la adopción de sanciones económicas, diplomáticas y energéticas

Lideres de arabes e islamicos en riad por Gaza.

Lideres de arabes e islamicos en riad por Gaza. / TURKISH PRESIDENTIAL PRESS SERVICE

Mario Saavedra

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Hubo un tiempo en el que los países árabes libraban guerras contra Israel por su ocupación de los territorios palestinos (1948, 1956, 1967, 1973). En 1973, llegaron a tener al mundo en vilo con un bloqueo petrolero que asestó un durísimo golpe a la economía global y provocó paro y recesión, en un acto de represalia a los países que habían apoyado a Israel en la Guerra del Yom Kippur. 

Nada de eso va a ocurrir en 2023, a pesar de que Gaza sufre su peor matanza desde hace más de medio siglo a manos de Israel, o de que en Cisjordania y Jerusalén Este (las otras dos zonas del “puzle” palestino) se están produciendo asesinatos diarios, detenciones abritrarias y ataques de colonos israelíes a un ritmo nunca visto. Al menos 11.000 palestinos han perdido la vida en tan solo cinco semanas de represalia israelí contra Gaza por los ataques de Hamás, que acabaron a su vez con 1.400 israelíes. Pero el mundo árabe e islámico mantiene su respuesta circunscrita a la esfera de la retórica. 

Los países de la Liga Árabe y de la Organización de la Cooperación Islámica se reunieron de emergencia este sábado en Riad, convocados por el príncipe saudí Mohamed Bin Salmán, para tratar la crisis palestina. El resultado final ha sido un comunicado en el que piden el fin de las operaciones militares de Israel en Gaza, que califican como masacre. Piden al Tribunal Penal Internacional que actúe contra Israel por “crímenes de guerra” y “contra la humanidad”. Pero no acordaron ninguna represalia concreta, diplomática o económica, como pedían algunos de los países presentes. ¿Han abandonado a Gaza?

“Los palestinos saben desde hace tiempo que están solos. Por eso algunos se encomiendan a los que prometen liberarlos en nombre de Dios”, explica a este diario Haizam Amirah-Fernández, investigador del Real Instituto Elcano. “Pero ha habido algo llamativo e importante en la cumbre del sábado: el mero hecho de que se convocara una reunión conjunta y que de que asistieran los máximos líderes de todos los países, en particular Irán con Arabia Saudí. En otras guerras se despachaba el asunto con un encuentro de ministros de Exteriores”. 

El convocante, el príncipe heredero saudí Mohamed bin Salman, recibió al presidente iraní, Ebrahim Raisi. Esto hubiera sido impensable hace unos meses porque ambos son competidores regionales. Gaza ha permitido el mayor acercamiento entre Arabia Saudí e Irán en décadas. 

También estaba presente el presidente turco Tayyip Erdogan, único país de la OTAN entre los presentes; el emir catarí, Tamim bin Hamad Al Thani, el presidente sirio Bashar al-Assad o el propio palestino, Mahmoud Abbas…. Hubo representación de Argelia, Marruecos, Emiratos Árabes, Qatar… Fue un enorme encuentro de jefes de Estado o de Gobierno de los 22 países de la Liga Árabe y del resto, hasta 57, que son musulmanes pero no árabes, como Indonesia, o países de Asia Central o África Subsahariana.

Posiciones de países árabes sobre Gaza

La amalgama era difícil de gobernar, y las posiciones sobre posibles represalias a Israel diferían mucho en función de la cercanía a Occidente (Arabia Saudí, Jordania, Catar, Emiratos) o su oposición (Irán), pasando por los que, como Argelia o Marruecos, tratan de navegar las contradicciones de una población fuertemente pro-palestina con unos gobiernos menos combativos. 

“Al final, todo ha quedado en palabras duras contra la barbarie que está cometiendo Israel en Gaza”, explica Miguel Hernández, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la UCLM. “Lo que demuestra la celebración de la cumbre es que, más allá de solidaridad con Gaza, hay una fractura entre esos países”.

El profesor apunta a un primer grupo de aquellos Estados árabes o islámicos que reclamaban ir más allá, como Irán, Argelia o Líbano, que en una reunión previa habían propuesto sanciones económicas, el uso del petróleo como forma de presión o sanciones económicas. El propio presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, ha impulsado una demanda contra Israel por genocidio en el tribunal de La Haya.

Hay un segundo grupo que pretende evitar las acciones de represalia contra Israel porque tienen unas relaciones diplomáticas normalizadas con el aliado de Estados Unidos, o bien pretenden tenerlas. 

Ahí está Egipto, el primero en establecer lazos con Israel tras las guerras árabes-israelíes del siglo pasado, y que hace frontera con Gaza. El presidente, Abdelfatá Al Sisi, llegó al poder tras derrocar por la fuerza a los Hermanos Musulmanes, grupo islamista asociado al propio Hamás. Al Sisi es favorable a un Hamás debilitado. 

Moderados también en su respuesta a Israel son los países árabes que han normalizado recientemente relaciones con el Estado judío. Especialmente, los de los Acuerdos de Abraham de normalización con Israel: Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos. Arabia Saudí iba a emprender ese camino, pero los ataques de Hamás el 7 de octubre y la represalia israelí le han forzado a meter el plan en el congelador. También contenidos se han mostrado los países

El caso de Marruecos es paradigmático. Ha obtenido sustanciales retornos de su acercamiento al Estado hebreo. El más claro, el “reconocimiento” por parte de Israel de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. No quiere romper relaciones, pero la calle marroquí es muy proclive a la causa palestina. La estrategia de Rabat ha sido permitir, de forma inédita, masivas protestas en la calle de apoyo a Gaza. Por lo demás, el rey Mohamed VI ha mantenido un perfil bajo sobre la cuestión palestina, que ha estado ausente en sus tres discursos anuales, recuerda el profesor Larramendi. El silencio de Palacio ha sido especialmente llamativo porque el rey alauita es también el presidente del Comité Al Quds, encargado de velar por los lugares santos musulmanes de Jerusalén. “No hay ninguna intención de congelar relaciones con Israel, ni diplomáticas ni en el ámbito militar o de seguridad, como sí hizo en 2000”, cuando estalló la segunda intifada o revuelta palestina, concluye. 

El país con posiciones más maximalistas hacia la cuestión palestina es Irán. “No hay otra opción que resistirse a Israel”, ha dicho el presidente iraní, Ebrahim Raisi, que ha pedido sin éxito a los países islámicos que impongan sanciones de petróleo y comerciales. 

Lenguaje duro contra Israel

A pesar de que no lleven a cabo acciones concretas, el sentimiento en la calle árabe está obligando a las élites gobernantes de esos países a elevar el tono discursivo contra Israel. 

“Rechazamos categóricamente la guerra barbárica contra nuestros hermanos en Palestina”, ha dicho el saudí Mohamed bin Salman. “Nos enfrentamos a una guerra genocida, y urgimos a Estados Unidos a que acabe con esta agresión israelí”, ha añadido el presidente palestino, Mahmoud Abbas, que ha emplazado al Consejo de Seguridad de la ONU a "asumir sus responsabilidades y poner fin de inmediato a la brutal agresión israelí sobre Gaza y el resto de Palestina". “Besamos las manos de Hamás por su resistencia a Israel”, ha elevado el iraní Ebrahim Raisi. 

Abdelfatá al Sisi ha sido el más tibio, y se ha limitado a pedir un alto el fuego sin condiciones, aunque ha denunciado lo que está ocurriendo en Gaza como “castigo colectivo”. El catarí Tamim bin Hamad al Zani, ha acusado al mundo de permitir a Israel actuar como si estuviera por encima de las leyes del Derecho Internacional: “¿Cómo se puede atacar a hospitales y el mundo seguir callado?", se ha lamentado.

“Creo que no se es consciente de la ruptura emocional que se ha producido en el mundo árabe tras las reacciones de los países occidentales al asalto israelí de Gaza”, remarca Amirah Fernández. “Y no ya de gente que de partida podría sentir animadversión natural contra Occidente, sino de los que creían que tenía un papel que aportar a la región”. Pone como ejemplo a Jordania, que es aliado de Washington pero cuyo presidente, Abdalá II de Jordania, y la Reina, Rania, han dado voz a algunos de los discursos más duros contra Israel por su invasión de Gaza.