Conflicto de Oriente Próximo

Las tropas israelíes combaten en Ciudad de Gaza con la intención de llegar al hospital Al Shifa

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Gazatís se desplazan hacia el sur de la Franja de Gaza para eludir la zona de combates.

Gazatís se desplazan hacia el sur de la Franja de Gaza para eludir la zona de combates. / AP / Mohammed Dahman

Ricardo Mir de Francia

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Después de haber cortado prácticamente en dos la Franja de Gaza, las tropas israelíes combaten en el centro de la capital con la intención de llegar hasta el hospital Al Shifa, según confirma la prensa hebrea. El principal centro sanitario del enclave está completamente saturado con decenas de miles de desplazados que se hacinan en sus pasillos, sus aparcamientos y las pequeñas zonas verdes que lo circundan. No parece que vaya a servir de nada porque Israel repite desde hace años que en su subsuelo se encontraría el cuartel general de Hamás. Conscientes de que en la capital quedan infinidad de civiles, la Casa Blanca ha anunciado un acuerdo con Israel para frenar durante cuatro horas al día el fuego incesante en ciertas zonas para que puedan huir los hambrientos gazatíes. Lo han llamado “pausas humanitarias”.  

Con la complicidad de todo el mundo occidental, que ni siquiera ha llamado a consultas a ninguno de sus embajadores en Israel, más de un millón y medio de civiles han sido expulsados de sus hogares por los bombardeos masivos que estén haciendo de Gaza un nuevo Stalingrado. Columnas de civiles a pie siguen huyendo hacia el sur con sus racimos de niños a cuestas, sin apenas comida o agua ni lugar seguro donde instalarse. De acuerdo con la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, de los más de 10.500 muertos contabilizados hasta la fecha (hay muchos más bajo los escombros) 3.650 fueron vapuleados en toda la región al sur de Wadi Gaza, el cauce seco que Israel ha establecido como frontera entre la destrucción total y el área supuestamente segura para los evacuados. De ese total, más de 4.300 son niños y 2.800 mujeres. En el bando israelí han muerto cerca de 1.440 personas, la mayoría también civiles.

Las imágenes del éxodo de gazatíes muestran a muchos con banderas blancas o las manos en alto, muy semejante a cómo sus abuelos tuvieron que huir para no regresar nunca más durante la Nakba de 1948. Cuando la furia cesó un año después, más de 600 pueblos palestinos habían desaparecido completamente. Paralelamente, el hambre empieza a hacer mella de forma considerable, después de que los ataques se hayan cebado también con las zonas agrícolas, almacenes de grano y la flotilla pesquera, según Euro-Med Monitor, una organización con sede en Suiza. Desde que comenzara el asalto, desatado esta vez la masacre de Hamás, Israel solo ha permitido la entrada de 600 camiones con ayuda humanitaria, 100 más de los que entraban en un solo día antes de la contienda. En otras imágenes sin precedentes en Gaza, nubes de civiles desesperados y hambrientos trataban de abrirse paso frente a una estación de distribución de comida.

Mensaje de socorro al mundo

El Ejército israelí ha asegurado que sus fuerzas operan ya en el “barrio militar” de Ciudad de Gaza, el nombre que le ha puesto a las inmediaciones del Al Shifa, encajonado entre bloques de viviendas residenciales. Sus portavoces sostienen que en esa maraña urbana se encontrarían los centros de la inteligencia y las actividades operativas de Hamás, que sigue sin perder a ninguno de sus líderes más conocidos. Ni políticos ni militares. En los combates en la zona habría matado a medio centenar de “terroristas” y neutralizado “fábricas y almacenes de armas, centros de mando” y túneles de las facciones armadas. “Esta es una prueba más de cómo la organización terrorista utiliza cínicamente a los residentes de la Franja como escudos humanos para sus actividades asesinas”, añadió el Ejército.

En la narrativa oficial israelí cualquier lugar de Gaza es una base terrorista. De hecho, dos hospitales han sido atacados este viernes, donde no solo hay pacientes sino decenas de miles de desplazados. En el hospital Indonesio se habrían producido “varios heridos”. Peor es la situación en el hospital materno de Al Nasr. Su director mandó un “mensaje de socorro” al mundo tras informar que un misil impactó contra la puerta del perímetro y un segundo contra uno de los pabellones del hospital. “La unidad de cuidados intensivos y las incubadoras de los neonatos están sin electricidad. Es igual en todo el hospital salvo en las unidades de cuidados intensivos, donde estoy ahora. Estoy atendiendo a ocho pacientes. Si nos quedamos sin electricidad, morirán con toda seguridad”, dijo Mustafa al-Kahlut. 

Negociaciones en Qatar

Al Kahlut añadió que “cualquier ambulancia que se acerca al hospital es atacada por la aviación israelí”. Similar es la situación en Al Shifa, el gran objetivo de las tropas israelíes. Uno de sus cirujanos le ha contado a Al Jazeera que buena parte del hospital está a oscuras y los médicos trabajan con la luz de los móviles. Sin cosas tan básicas como compresas estériles, están utilizando azúcar y vinagre para las heridas. Ante la avalancha de muertos, el colapso del sistema sanitario, la falta de agua potable y la destruccion de los sistemas de saneamiento, la Organización Mundial de la Salud ha advertido del riesgo de una “rápida propagación de enfermedades infecciosas”.

Los jefes de la CIA y el Mossad se encuentran en Qatar negociando un posible acuerdo para un intercambio de prisioneros, aunque el presidente del Estado judío, Isaac Herzog, no tardó en rebajar las expectativas. Lo que sí se ha sabido es que, a principios de la guerra, Binyamín Netanyahu rechazó un alto el fuego de cinco días a cambio de la liberación de algunos prisioneros, según publica ‘The Guardian citando a varias fuentes conocedoras de las negociaciones. Cerca de 240 personas, entre las que hay israelíes y extranjeros, siguen en poder de Hamás en Gaza.

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