Conflicto en el este de Europa

La crisis económica derivada de la ofensiva contra Ucrania golpea el bolsillo de los rusos

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Un hombre anuncia una tienda de reparación de 'smartphones' en una calle del centro de Moscú.

Un hombre anuncia una tienda de reparación de 'smartphones' en una calle del centro de Moscú. / YURI KOCHETKOV / EFE

Àlex Bustos

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La realidad golpea al bolsillo los ciudadanos rusos , tal y como explican medios del país como RBK. Según se hace eco el propio diario digital, el 45% de los encuestados por Head Hunter, una agencia de búsqueda de empleo, lamentan que lo que cobran en su trabajo principal no les permite cubrir sus necesidades básicas. Eso significa un aumento significativo respecto a 2021, el último año previo a la ofensiva rusa en Ucrania, cuando solo el 25% de los rusos de a pie declaraban sufrir para llegar a final de mes.

En la misma estadística se remarca que cerca del 36% añade que lo que cobra le permite pagar los gastos básicos "a duras penas", un porcentaje que ha disminuido respecto a 2021 pero que no da razones para el optimismo. El 36% de los encuestados entonces decían que su salario les permitía llegar a fin de mes sin problemas, mientras que en el estudio más reciente solo el 20% lo afirman. Según los datos de Head Hunter las regiones más felices con sus ingresos son Moscú (26%), la región de Tomsk (24%), Tatarstán y Primorskie Krai (ambos con un 24%). Para que su situación fuera mejor, cerca del 56% de los encuestados echan en falta al menos 20.000 rublos (cerca de 200 euros) más al mes. En la misma Moscú, Svetlana -nombre ficticio- admite que actualmente su salario le da principalmente "para comer y vivir", e incluso ha renunciado en ocasiones a tener algo de vida social "para ahorrar", inclinándose a hacerlo sólo cuando el coste es más bajo.

Este 2023 Rosstat, la agencia federal de estadística, arrojó otro dato relacionado con la carestía económica de los ciudadanos del país. Según sus propios datos, el año pasado casi el 10% de los rusos estaban bajo el umbral de la pobreza, aunque es importante tener en cuenta que se cambió el sistema para determinar quién se encuentra en condición de exclusión social, y con el cambio de metodología salieron 3 millones menos de pobres en Rusia que en el anterior período. Las regiones que más dificultades económicas sufren son las del Cáucaso Norte y algunas partes de Siberia, siendo paradigmáticos los casos de Chechenia y Daguestán, con un salario medio mensual de 320 y 330 euros respectivamente. Esta situación difícil se palpa en las calles, donde circulan coches más antiguos que los de Moscú y a veces en mal estado, algo que se nota igualmente en el mal estado de las carreteras.

El valor del rublo

Uno de los factores que ha motivado esta pérdida de poder adquisitivo ha sido la pérdida de valor del rublo. Antes de que Rusia iniciara su ataque contra Ucrania el valor oscilaba entre 80 y 90 rublos por euro. Desde entonces, la mayor parte del tiempo ha rondado los 100 rublos por cada euro, incluso llegó a alcanzar el nivel de los 140 en un momento puntual en el marzo de 2022. En el momento de escritura de este artículo la valoración es de 99 rublos por euro. Las autoridades financieras rusas consiguieron paliar este cambio desfavorable de forma artificial, permitiendo presentar unas cifras más agradables, aunque la inflación y las dificultades para adquirir algunos productos concretos se han convertido en más que una molestia entre los rusos.

Uno de los que más ha sufrido tanto la subida de los precios como los bloqueos es el del sector aeronáutico civil, que a día de hoy recibe un mantenimiento peor que el previo al conflicto. Esto se debe a que este se hacía en países occidentales que hoy aplican sanciones a Rusia, por lo que algunas compañías se han visto obligadas a desguazar aviones de sus hangares para convertirlos en fuente de piezas de recambio a pesar de su desgaste al no ser totalmente nuevas. Otros sectores como el tecnológico o el médico también padecen dolencias parecidas. El precio de las importaciones, más caras que antaño, también hace que se compren menos productos del exterior. A pesar de las sanciones muchos de ellos siguen llegando a través de la importación paralela, como es el caso de los iPhones estadounidenses o los Mercedes alemanes.

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