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La bloguera rusa Liza Anokhina, la bloguera menor de edad más popular del país, con 3,3 millones de seguidores.

La bloguera rusa Liza Anokhina, la bloguera menor de edad más popular del país, con 3,3 millones de seguidores. / AFP / ALEXANDER NEMENOV

Àlex Bustos

Àlex Bustos

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Instagram es, sin ninguna duda, la red social más popular de Rusia. Eso es algo exagerado en la capital del país, donde muchas personas quieren lucirse en la red social de la fotografía instantánea de filtros y postureo, algo ejemplificado en algunos casos extremos de influencers que lloraban desconsoladas cuando el gobierno ruso bloqueó Instagram en el país. Sin embargo sigue funcionando a través de servicios de VPN y sigue siendo un escaparate para muchas personas de todo el país.

Un servicio que surgió a la luz de esa pasión por mostrarse en las redes sociales es una empresa que permite alquilar ramos de flores para que aquellos que paguen puedan tenerlo un rato para hacerse fotos y poder compartirlas en redes sociales para aparentar que son un regalo. Una vez acaban de lucirlo, deben devolverlo para que alguien más pueda tener su oportunidad. Una de las compañías que ofrece este servicio tiene en su haber ramos de 101 rosas, y quién pague el equivalente a 9 euros podrá disfrutar durante 15 minutos para hacerse fotografías. "No es necesario gastar grandes sumas ni esperar un regalo de un chico, simplemente escríbanos y reciba un ramo en la puerta de su casa" anuncia la empresa en todas sus redes sociales.

Un occidental que reside en Moscú que prefiere no dar su nombre real, explica que la diferencia con otras partes de Rusia se nota también en aplicaciones para ligar. “En Moscú, ves que las fotos de las mujeres muchas son en Dubai, en yates o en restaurantes caros, mientras que por ejemplo en San Petersburgo los perfiles son más parecidos a los que se ven en Occidente, y en provincias es un mundo totalmente distinto”. En Rusia, un país con los roles de género muy bien marcados, los hombres suelen pagar los gastos de la casa o de las citas porque es lo más aceptado socialmente. “Ya sabes, en Rusia esperan que pagues tú la cuenta. A veces hay algunas mujeres que eligen un restaurante muy caro, piden algún plato 'gourmet' y apenas lo tocan, aunque le hacen muchas fotos para fardar con sus amigas y conocidas” añade John.

En el caso de los hombres, para aparentar suelen preferir lucir músculo en algún gimnasio de alta gama, hacerse fotos con animales salvajes como leopardos y osos o un coche deportivo. Uno de los que rentabiliza esta filia por estas fieras es el dueño del oso Tom, que usa a dicho mamífero para que la gente le pague sumas cercanas a los 200 euros para pasar una hora con él, durante la cuál podrá aspirar a jugar, simular luchar con él o simplemente lucir a su lado cual guerrero espartano.

Otra de las bazas de cara a la galería son los coches de alta gama. Además del alto nivel adquisitivo de la capital, la intención de lucirlos es otra de las razones por las qué en Moscú hay muchísimos más que en el resto de ciudades de Rusia. Además del incremento del carsharing de vehículos de este tipo, existen casos algo más extremos. Así, cuenta Maksim que algunos conocidos suyos "tienen BMW, Mercedes u otros coches de alta gama pero luego deben comer lo más barato del súper y viven en pisos antiguos en barrios obreros". Ekaterina - nombre ficticio- admite que para pagar su alquiler a veces ha estado "sin comer nada durante algunos días". Aunque señala que no piensa en mudarse a un piso más pequeño o más lejos del corazón de la ciudad, por "lo que pensarían en su casa", ya que originariamente es una mujer de provincias.

Vacaciones en el paraíso

Los moscovitas con esas ganas de fardar no se limitan a lucirse en Moscú. Mientras que muchos de sus compatriotas apenas pueden permitirse ir de vacaciones al extranjero, los moscovitas ansían salir fuera del país. Eso tiene trampa y es habitual que derrochen mucho más de lo que pueden permitirse. Es por ejemplo el caso de Alina – nombre ficticio - , que dice: “Aunque tengo un buen salario no puedo tener todo lo que me merezco, por eso por ejemplo el último verano me endeudé para poder pagarme unas vacaciones en el Mediterráneo”.

Allí no se estuvo de nada, y añade con naturalidad: "Claro, como iba a ir a un restaurante cutre o a un hotel de menos de cuatro estrellas”. Para poder llegar a Chipre tuvo que hacer escala en Turquía, un paso que encarece las vacaciones en el extranjero para muchas destinos. Otra moscovita, María, explica que es que “cuando se está fuera del país hay que aprovechar y no pensar mucho en el present”.

Esa actitud ha fomentado uno de los estereotipos más conocidos en España sobre los rusos, que tienen mucho dinero, cuando en realidad puede no ser así. Y en muchas regiones del país malviven con salarios que pueden rondar los 300-400 euros.

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