Elecciones generales

Polonia, ante el dilema de otros cuatro años de radicalismo antieuropeo o un 'alivio' liberal

Nuevo pulso entre Donald Tusk y Jaroslaw Kaczynski en Polonia

El rechazo a la inmigración monopoliza la campaña de las elecciones generales en Polonia

Carteles electorales en un puente de Varsovia, este viernes.

Carteles electorales en un puente de Varsovia, este viernes. / KACPER PEMPEL / REUTERS

Gemma Casadevall

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Casi 30 millones de polacos con derecho a voto están convocados este domingo a las urnas. Del resultado de sus elecciones generales depende que este socio de la Unión Europea (UE) y la OTAN siga bajo el dominio del ultraconservador Ley y Justicia (PiS) o que dé un giro hacia el europeísmo, a través del retorno al Gobierno de Varsovia del liberal Donald Tusk. Tras ocho años consecutivos en el poder, el PiS ha incluido en la jornada un referéndum, con el que aspira a legitimar vía consulta popular su rechazo a la política migratoria de la UE. Estas son algunas de las claves de los comicios:

El liberal Tusk, única alternativa a un tercer mandato del PiS

Donald Tusk, exprimer ministro polaco y expresidente del Consejo Europeo, vuelve a la política nacional como único aspirante con opciones a derribar al PiS, el partido que lidera Jaroslaw Kaczynski, el del primer ministro, Mateusz Morawiecki, y el del presidente del país, Andrzej Duda. Su Plataforma Cívica (PO) va cinco puntos por bajo del PiS en los sondeos -que sitúan al partido gubernamental en un 35%-. Sus rivales le acusan de haber diezmado al Ejército cuando estuvo en el Gobierno y de ser una marioneta de Bruselas y Berlín, los dos máximos enemigos de los intereses polacos, según el PiS. Es la esperanza de cambio y contaría incluso con apoyos de la izquierda, de ganar, pese a ser un aliado político del 'padrino' del derechismo europeo, el alemán Manfred Weber.

Bloqueo al asilo por la vía del voto popular

El PiS, que gobierna apoyado por otras formaciones derechistas minoritarias, ha practicado desde el poder la confrontación constante a la UE. Bruselas ha respondido también sistemáticamente con expedientes y alertas contra iniciativas atentatorias contra derechos fundamentales, la libertad de prensa o los colectivos LGTBI. El hueso más duro ha sido una reforma del poder judicial que mina la independencia de la justicia, seguido del rechazo a sucesivos compromisos en política migratoria. El último capítulo en materia de asilo es el anunciado bloqueo, compartido con Hungría, a la reforma propuesta por la UE. Una de las preguntas de la consulta popular que se celebra en paralelo a los comicios es más que explícita: "¿Apoya la acogida de miles de refugiados de Oriente Próximo y África por la fórmula de reubicación impuesta por la burocracia europea?". Una victoria de Tusk no solventaría el disenso, ya que también se opone al plan de la UE, pero allanaría el camino a un acercamiento.

Práctica prohibición del aborto en la católica Polonia

La ley del aborto vigente implica su práctica prohibición. En 2021 se eliminó incluso la malformación grave del feto como una de las pocas vías para acceder legalmente a la interrupción voluntaria del embarazo. Polonia se considera el país más católico de Europa, no solo porque un 92% de su población profesa esa religión, sino porque un 37% se dice practicante y asiste regularmente a la misa dominical. Pese a ello, la línea estricta antiaborto del PiS ha movilizado marchas de protesta multitudinarias, tras la muerte de varias mujeres a las que se negó o impidió el derecho a abortar legalmente. "Polonia es un país peligroso para la mujer. Vivimos con el miedo a morir si acudimos a abortar a un centro médico", afirma Dagmara Adamiak, activista pro-aborto que ha popularizado el #antyPiS. También para este movimiento, Tusk es la esperanza de aliviar la rigidez actual.

¿Se puede ser más ultra que el PiS?

El PiS de Kaczynski está hermanado en la familia del populismo derechista europeo con el Vox español y los 'Fratelli' de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Comparte con ellos el llamado Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR). Pero al radicalismo derechista siempre puede surgirle un rival aún más ultra. Este es el caso de Confederación, un partido que aglutina a neonazis, prorrusos y también los llamados libertarios. Una de sus figuras es Slawomir Mentzen, quien con su aspecto de joven, dinámico y ambicioso líder se atrae el voto de otros polacos, no identificables como ultraderechistas, pero ansiosos de acabar con las ayudas sociales, a la familia o a los jubilados implantados por el PiS. Arrancó la campaña perfilándose como posible tercera fuerza, pero en la recta final se desinfló. Ahora se le pronostica un 8%. Se le considera un potencial nuevo aliado del PiS, aunque su cúpula asegura que no respaldará ni al partido de Kaczynski ni a la PO de Tusk.

El peso del campo y el adiós al apoyo incondicional a Kiev

El PiS debe su situación de dominio en la política polaca al voto del campo. En los anteriores comicios superó el 50% en las zonas rurales y llegó al 70% en algunos de sus bastiones. Cualquiera movilización de agricultores tiene una respuesta casi inmediata en Varsovia. El último ejemplo de este vínculo, ya en precampaña, fue el giro dado por su Gobierno con relación a Kiev. De pronto, el primer ministro Morawiecki decidió no solo mantener el veto a las importaciones del grano ucraniano, sino que además anunció el fin de los suministros de armas a Ucrania. No era una suspensión inmediata, sino una vez cumplidos los compromisos adquiridos. Pero llamó la atención, por proceder del socio de la UE y representante del flanco este de la OTAN más solidario hacia Kiev, el país de entrada en la UE de millones de ucranianos desplazados por la guerra. La razón estaba en las protestas del campo ante el paso del grano ucraniano. El tránsito de cereal del país vecino, que se exporta a precio ventajoso gracias al apoyo internacional, era una afrenta hacia sus agricultores y, por extensión, a la defensa de los intereses polacos.