Crisis en Washington

El caos en el Congreso de EEUU se agudiza: Jordan, segundo candidato republicano a 'speaker', tampoco aúna al partido

Parálisis, dudas y batallas internas: la inédita situación en el Congreso de EEUU

La implosión del partido Republicano: incapaz de gobernar y de ser gobernado

Steve Scalise.

Steve Scalise. / AP / J. SCOTT APPLEWHITE

Idoya Noain

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La disfuncionalidad y el caos del Partido Republicano de Estados Unidos siguen sin control y agudizan la crisis en el Congreso, paralizado desde hace diez días tras la destitución del presidente de la Cámara Baja, Kevin McCarthy, y sin ninguna certeza sobre cuándo podrá volver a funcionar.

Este viernes, 124 republicanos han elegido al ultraderechista Jim Jordan, un congresista de Ohio que fue cofundador del radical Freedom Caucus y tenía el respaldo del presidente Donald Trump, como su nominado a 'speaker'. En esa elección mediante voto secreto y a puerta cerrada, no obstante, un rival de última hora, Austin Scott, que ha reconocido presentarse como candidato de protesta, ha cosechado 81 votos.

En una segunda votación también en la conferencia, en la que se ha preguntado a los republicanos si apoyarían a Jordan en el pleno, 152 han dicho que lo harían pero 55 han votado que no. Y eso no plantea un escenario positivo ni para Jordan ni para el Congreso. Con una exigua mayoría conservadora en la Cámara Baja, Jordan solo puede permitirse cuatro votos entre los suyos si quiere llegar al puesto, pues los demócratas han anunciado que votarán por su líder, Hakeem Jeffries. Y se avecina un fin de semana de frenéticas negociaciones, de resultado incierto. Porque los republicanos han decidido no intentar la votación en ese pleno aún y esta no llegará por lo menos hasta la semana que viene.

La elección como nominado de Jordan se ha producido horas después de que el jueves renunciara Steve Scalise, un conservador legislador de Luisiana que los republicanos habían nominado por la mínima el miércoles en su conferencia para ocupar el cargo de 'speaker'. Scalise también comprobó que no podría llegar a los 217 votos necesarios en el pleno, en parte por la resistencia a darle su apoyo de varios congresistas del ala más extremista, la misma que inició con una moción de Matt Gaetz la revuelta a la que se sumaron otros siete republicanos y que desbancó a McCarthy.

La decisión de Scalise devolvía el proceso a la casilla de salida y poco mejoraba. Y aunque Jordan sí tiene el apoyo de los ultras, y también había logrado el respaldo de McCarthy, enfrenta el rechazo de aliados de Scalise y de los moderados, algunos de los cuales han denunciado presiones desde el campo de Jordan amenazándoles con retos desde la derecha en primarias si no le dan su voto.

El desencanto y las divisiones se confirmaba con los votos a Scott, un congresista de Georgia más moderado, que a diferencia de Jordan y de Scalise votó para certificar los resultados electorales de 2020 que dieron la victoria a Joe Biden frente a Trump, y con los resultados de la segunda votación .

La división sigue palpándose y se asienta la incertidumbre sobre cómo podrá solventarse esta crisis, que necesita una resolución de forma acuciante ante la necesidad de aprobar presupuestos antes del 17 de noviembre que eviten un cierre parcial del Gobierno o las ayudas a Ucrania, pero desde el sábado pasado también la asistencia que se quiere dar a Israel tras el ataque de Hamás del pasado sábado. Sin presidente, la Cámara no puede legislar.

Un partido ingobernable

Todo lo que está sucediendo evidencia la disfuncionalidad del Partido Republicano ("Parecemos un puñado de idiotas", había dicho Scott). Y muchos están sonrojados por los graves conflictos que dividen al Partido Republicano, donde las brechas internas y el enorme poder que ha logrado el ala más extremista, la más cercana a Trump, lo están demostrando incapaz de gobernar y de ser gobernado.

El fracaso de Scalise subrayaba ese caos. El representante de Luisiana es muy conservador, uno de los congresistas que ratifica el acentuado giro a la derecha que ha dado el Partido Republicano en las dos últimas décadas. De hecho, algunos republicanos moderados aseguraban que no podían votar a alguien que una vez se comparó a David Duke, un líder del Ku Klux Klan, "pero sin equipaje", y que en 2014 tuvo que disculparse por haber acudido en su etapa como congresista estatal a una reunión de supremacistas blancos.

Aun así, Scalise, que desde enero había sido el número dos de los republicanos en la Cámara Baja, es visto por el ala más radical y de extrema derecha, la más cercana a Trump, como demasiado cercano al aparato, representante de lo que Trump bautizó como "la ciénaga". Y Trump este jueves defendió que Scalise no debía ser elegido, aunque para hacerlo esgrimió el argumento de que está recibiendo tratamiento por un cáncer de sangre.

"Queda trabajo por hacer. Nuestra conferencia aún se tiene que unir y no está ahí. Aún queda alguna gente que tiene sus propias agendas", había dicho Scalise tras informar a los republicanos de su renuncia. Pese a la elección de Jordan, las divisiones continúan.