Elecciones EEUU 2024

Robert Kennedy Jr., el candidato incómodo

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Robert Kennedy Jr., durante un mitin en Dallas, este miércoles.

Robert Kennedy Jr., durante un mitin en Dallas, este miércoles. / ADAM DAVIS / EFE

Idoya Noain

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Si algo está demostrando Robert Kennedy Jr. es que es un candidato incómodo en la carrera presidencial para 2024 en Estados Unidos, y no solo por algunas de sus cuestionadas posturas que le han hecho centro de polémicas y un favorito de quienes abrazan teorías de la conspiración. Desde que en abril lanzó una candidatura retando a Joe Biden en las primarias demócratas que daba más de un quebradero de cabeza a la campaña del presidente, por más que públicamente esta optara por ignorarlo, había sido abrazado por la derecha, tanto mediática como política. Ahora que ha decidido optar a las presidenciales como candidato independiente, se vuelve piedra en el zapato también para el Partido Republicano y para su favorito, Donald Trump.

Su capacidad de alterar ha quedado clara en las reacciones al anuncio que Kennedy, de 69 años, hizo este lunes en Filadelfia. Como desde abril, la campaña de Biden ha optado por el silencio. Tres hermanas y un hermano de Kennedy Jr. han vuelto a distanciarse, y duramente, de él, con un comunicado conjunto en el que definen su candidatura como “peligrosa para el país”. Pero ahora a las voces críticas se suman las de conservadores.

El Comité Nacional Republicano distribuyó inmediatamente un listado enumerando 23 razones por las que consideran que el sobrino del presidente JFK e hijo del también malogrado Robert Kennedy es “solo otro demócrata de izquierda radical”. Y desde la campaña de Trump, el expresidente y candidato que este verano le alababa como “un tipo muy inteligente”, el portavoz Steven Cheung ahora alerta a los votantes de que “no deben ser engañados por nadie que pretende tener valores conservadores”.

Impacto

Los estrategas y analistas no se ponen de acuerdo sobre a quién puede perjudicar más Kennedy desde ese flanco independiente, un campo donde se encuentra también el académico progresista Cornel West (que descartó presentarse por el Partido Verde) y al que podrían sumarse un candidato de un nuevo grupo de moderados, No Labels, además de los de los verdes y del Partido Libertario.

El abogado medioambientalista, escéptico de las vacunas y abonado a teorías de la conspiración apela al voto del descontento

Lo que sí hay es muchas voces que consideran que Kennedy puede resultar un elemento de disrupción en 2024, especialmente en estados bisagra como Pensilvania, Michigan o Wisconsin donde un puñado de votos puede resultar determinante, por más que una candidatura independiente llegue acompañada de grandes retos logísticos. De momento el super Comité de Acción Política que respalda su candidatura ha avisado de que en las horas siguientes al anuncio del lunes recaudó 11 millones de dólares, que elevan a 28 millones lo acumulado en sus arcas.

Ese poder de disrupción de Kennedy tiene mucho que ver con su plataforma, su propuesta política, su agenda y su personalidad. Con teorías conspiratorias, desinformación o falsedades que ha abrazado, lanzado o apoyado, se ha hecho un imán para un tipo de estadounidense, y de votante, que se mueve en el extremismo ultra. Su cuestionamiento de la seguridad y los efectos de las vacunas apela a muchos republicanos, igual que su acusaciones de que las grandes tecnológicas censuran, pero también a progresistas que han abrazado esas dudas.

Su mensaje, en cualquier caso, también llega al potencial electorado desencantado con los dos grandes partidos, o con los medios y que se alinea con sus denuncias de Wall Street o de grandes industrias como la farmacéutica, la militar o la agroalimentaria. Y ya antes de que se cambiara a independiente la columnista Michelle Goldberg identificaba en el movimiento que le apoya el reflejo de “un significativo fenómeno social post-Covid: una coalición de los desconfiados que se salta divisiones entre izquierda y derecha”. Ahí aparecen desde antivacunas y libertarios hasta demócratas sin apetito de más Biden o republicanos alineados con el mensaje de Donald Trump pero hastiados del expresidente.

Las polémicas

Lo que suele generar más atención de Kennedy son sus posturas y declaraciones más más polémicas. Aunque él insiste en que se distorsiona su posición sobre las inmunizaciones y defiende que solo busca más rigor y controles, se ha ganado la definición de antivacunas promoviendo ideas desacreditadas por la comunidad científica como que provocan autismo o, son inseguras en el caso del Covid. Eso hizo que fuera vetado en redes sociales como Instagram por difundir desinformación, aunque sus cuentas fueron reinstauradas cuando se hizo candidato. Pero desde entonces ha seguido sumando controversias, incluyendo acusaciones de antisemitismo y racismo. Ha dicho, por ejemplo, que existen laboratorios secretos diseñando armas para matar a gente de razas específicas y que el covid atacaba a caucásicos y negros pero no a chinos y algunos judíos.

Es donde ha acabado el hombre que estudió en Harvard, la London School of Economics y la Universidad de Virginia, superó una adicción a la heroína y en los años 90 fue definido por ‘Time’ como un “héroe para el planeta” por su trabajo como abogado medioambiental. Y la lista de sus ideas controvertidas es extensa. Incluye la de que los tiroteos masivos están vinculados al uso de antidepresivos (se opone al veto a las armas de asalto), la de que la exposición al herbicida atrazina está tras la disforia de género, que las redes de 5G han sido desplegadas para “recolectar nuestros datos y controlar nuestro comportamiento”, que la radiación de las redes de wifi permite que toxinas de la sangre entren en el cerebro o que el VIH no causa el sida.

En inmigración Kennedy ha defendido que “no es racista decir que necesitamos cerrar las fronteras”. También ha dicho que los ucranianos están siendo utilizados como “peones en una guerra de proxy entre dos grandes potencias” y ha defendido que Rusia “actuaba de buena fe” en la invasión de Ucrania. Y ha afirmado que quiere cambiar los planteamientos de gasto militar industrial con una mente intervencionista a lo que ha llamado “Fortaleza América: armarnos en casa hasta los dientes”.