Comicios salvadoreños

Bukele lanza su campaña por la reelección en El Salvador con la certeza de una victoria contundente

El fantasma de Bukele recorre América Latina

O cárcel o huida: la guerra sin cuartel (ni derechos) de El Salvador de Bukele contra las maras

Bukele dice que se debe "arreciar guerra" a maras tras asesinato de policías

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Abel Gilbert

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Nayib Bukele, presidente de El Salvador, se dejó fotografiar días atrás con la estampa de un guerrero. Sus dos manos sostenían un rifle de alta efectividad que derriba drones a larga distancia. Por un lado, no hizo más que reforzar su imagen de presidente que rinde culto a la "mano dura" e implacable. Pero, al apuntar hacia el cielo, hizo saber a la oposición que no existe en El Salvador espacio para un milagro celestial que no sea su perpetuación en el poder. La foto en la que empuña esa arma sofisticada de la compañía DroneShield es su bandera en la campaña electoral con miras a los comicios del 4 de febrero de 2024.

La Carta Magna de ese pequeño país centroamericano prohíbe la reelección consecutiva. Bukele consideró que una popularidad que ha llegado al 90%, forjada a partir de la militarización de la vida cotidiana, le daba carta blanca para saltarse esa regla inexpugnable. Sin mucho esfuerzo consiguió que la Sala de lo Constitucional de la Suprema Corte de Justicia forzara una interpretación del texto para que pudiera ser candidato. No hizo más que imitar al nicaragüense Daniel Ortega y, de esta manera, se apuntó a una nueva carrera que lo tiene de antemano como seguro ganador.

"La existencia de una precandidatura que no cumple con los requisitos para el puesto que se postula y que, además, ostenta el cargo más alto del Ejecutivo, sin retirarse, muestra el desprecio por las reglas y el nivel de concentración de poder que se ha alcanzado en el país, sin autoridades capaces de hacer valer la Constitución y la ley", ha asegurado Ruth Eleonora López, directora anticorrupción de Cristosal, organización con más de 20 años de experiencia defendiendo derechos humanos en El Salvador. De esta manera, Bukele se mirará en el espejo de Maximiliano Hernández Martínez, el dictador que, en la década de los años 30 del siglo pasado fue al mismo tiempo jefe de Estado y candidato.

Una oposición debilitada

"La campaña electoral arranca con una oposición debilitada y sin oportunidades de victoria", ha reconocido la revista digital 'El Faro'. Los cuatro partidos en condiciones de competir comenzarán su actividad proselitista con la intensidad de un balbuceo.

La oposición ha tratado de conformar una alianza pero todo ha quedado en una declaración de buenas y efímeras intenciones. Bajo esta novedad, unos 6,1 millones de salvadoreños que residen en el país y 678.000 que viven en el exterior podrán elegir no solo presidente sino a sus autoridades parlamentarias y municipales.

Nuevas Ideas, el partido de Bukele, obtendría el 68,4% de los votos, según una reciente encuesta de la Universidad Francisco Gavidia. 'El Faro' hac consignado al respecto que, en segundo lugar, con 19,1% se encuentran las personas que abstendrán de votar o anularán el voto, algo que también beneficia a Bukele y su partido. Los oponentes a la reelección son apenas testimoniales. ARENA, de derechas, y FMLN , alguna vez de izquierdas, cosechan por el momento el 4,3 % y 2,8% de las adhesiones. Nuestro Tiempo tiene el 2% y Fuerza Solidaria el 1,5% de preferencias.

El rédito político de la "mano dura"

"No hacemos el destino que otros nos habían trazado. Hoy, a cuatro años de nuestro Gobierno, nadie se atreve ni siquiera a negar que por primera vez el país más pequeño del continente ha dado los primeros grandes pasos para lograr su sueño de grandeza. El Salvador pasó de ser la capital mundial de los homicidios a ser el más seguro de América Latina", escribió Bukele en las redes sociales el pasado 30 de septiembre, el día que se exhibió con el arma antidrones.  En 2023, la tasa de homicidios es de ocho por 100.000 habitantes. Al asumir la presidencia era de 45 por 100.000 habitantes.

Bukele ha edificado su proyecto de continuidad en el poder sobre la base de una política de seguridad aceptada socialmente pese a las sistemáticas denuncias de violaciones a los derechos humanos, con flagrantes casos de torturas y desapariciones.

El régimen de excepción rige hace 19 meses y ha llevado a la cárcel a más de 70.000 personas vinculadas a las Maras, las pandillas asociadas con el crimen, la extorsión y el narcotráfico que solían asolar las ciudades salvadoreñas. De ese total, 1.600 son menores. Joel Sánchez, el candidato de ARENA, ha considerado el programa del Gobierno una afrenta a las libertades y ha llamado a defenderlas en las urnas. "Soy humanista comprometido con el país", dijo. El presidente se ha mostrado tan indiferente con mordaz frente a las impugnaciones.

"Nos criticaron y condenaron por cada una de las decisiones que tomamos. Intelectuales, periodistas, políticos y organizaciones de todas partes se enfrascaron en un debate sobre lo que estábamos haciendo". Para Bukele "ese debate se acabó" porque "las decisiones que tomamos fueron acertadas".

La "bukelización" regional

Su modelo provoca simpatías en la derecha más dura que comienza a levantar cabeza en distintos países de la región. Sus portavoces observan con simpatía el proyecto arquitectónico que materializa el programa de "mano dura": la megacárcelcon una capacidad para encerrar a más de 40.000 presos.

La posibilidad de una "bukelización" de las políticas de seguridad está latente en algunos países y en sintonía con una caída en la valoración de la democracia, como ha revelado meses atrás la última encuesta de la corporación Latinobarómetro, realizada en 17 países. Solo un 48% de las 19.205 personas entrevistadas valora la estabilidad institucional, 15 puntos menos que en 2010.