Cumbre demográfica

Hungría: más bebés y menos inmigrantes

Giorgia Meloni y Viktor Orban, en la cumbre sobre demografía celebrada en Budapest.

Giorgia Meloni y Viktor Orban, en la cumbre sobre demografía celebrada en Budapest. / afp / ATTILA KISBENEDEK

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Guarderías gratuitas y decenas de miles de euros en ayudas: Istvan Zsupan, padre de tres hijos, no tiene más que elogios para la política del primer ministro húngaro, Viktor Orban, destinada a impulsar la natalidad. El líder ultraconservador, ardiente defensor de los valores "tradicionales", se ha comprometido a frenar el declive demográfico del país centroeuropeo, amenazado por el envejecimiento. Más bebés que inmigrantes: este controvertido programa a favor de la natalidad es el tema central de la Cumbre Demográfica que se celebra el jueves en Budapest, con la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, como invitada estrella.

Subsidios familiares, reducciones fiscales, ayudas para la vivienda o la compra de un coche, "préstamos para bebés"... la lista de prestaciones ha ido creciendo con los años. Para gran alegría del Sr. Zsupan. "Nos hemos beneficiado de todo lo que ofrece el Gobierno, salvo el préstamo coche", explica a la AFP este empresario de 35 años mientras deja a su hija menor, Anna, de dos años y medio, en la guardería. "Sin exagerar, creo que hemos recibido entre 70.000 y 80.000 euros", sonríe.

Más matrimonios y más hijos

El objetivo del Gobierno húngaro es invertir la tendencia de la natalidad, en un momento en que Hungría lleva más de 40 años perdiendo población.

Actualmente hay 9,7 millones de habitantes, frente a los 10,7 millones de 1980. Cuando Viktor Orban llegó al poder en 2010, se propuso conseguir que "criar hijos deje de ser una carga financiera".

"Cuando cuento a mis amigos en el extranjero que las guarderías son gratuitas para las familias con tres o más hijos, se quedan de piedra", dice Katalin Kokas, de 44 años. Esta reputada violinista tiene cuatro hijos propios, entre ellos Zsigmond, de dos años, que se divierte entre risas alegres y juguetes de colores. Una prole numerosa que le da derecho a una exención vitalicia del impuesto sobre la renta.

Esta ofensiva familiar, que atrae el interés de figuras conservadoras como el caprichoso empresario Elon Musk, sobre todo en Estados Unidos, está dando sus frutos, según el Gobierno.

La tasa de nupcialidad ha pasado de 3,6 por 1.000 habitantes en 2011 a 7,4 en 2021, frente a 3,9 en la UE.

Al mismo tiempo, la tasa de fertilidad ha pasado de un mínimo histórico de 1,23 a 1,61 hijos por mujer, por encima de la media europea. Pero aún está lejos del umbral de 2,1 necesario para reemplazar la población que Viktor Orban, padre de cinco hijos, se ha fijado como objetivo de aquí a 2030.

Exclusión de la comunidad romaní

Dorottya Szikra, investigadora de la Academia Húngara de Ciencias Sociales, cree que esta ambición es "totalmente irrealista" dadas las medidas actuales. Muchas familias "no tienen acceso a fondos", señala. "Son las clases medias y altas las que pueden consumir y pedir préstamos, mientras que los más pobres", en particular la numerosa comunidad romaní, "quedan excluidos de hecho de tales planes".

La política derrochadora de Viktor Orban también se está viendo afectada por la inflación récord y los pésimos resultados económicos, una situación que ha obligado recientemente al Gobierno a endurecer las condiciones de acceso a las prestaciones familiares. Los detractores del primer ministro también deploran los programas que reflejan una imagen reaccionaria de la sociedad.

Están reservados a las parejas casadas, con severas sanciones en caso de divorcio, y a menudo se dirigen a las mujeres, confinadas al papel de procreadoras.

Y desde que Viktor Orban modificó la Constitución para definir el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer, las familias homosexuales están prohibidas.

En cuanto a los afortunados beneficiarios entrevistados por AFP, afirman que, en su caso, las medidas no influyeron en su decisión de tener un hijo. "Habríamos sido estúpidos si hubiéramos rechazado tanto dinero, pero no decidimos formar una familia por esa razón", afirma Gabor Nagy, músico de 49 años, haciéndose eco de los comentarios de otros padres presentes en la guardería.