Tragedia sísmica

EL PERIÓDICO, en el epicentro del terremoto de Marruecos: "No hemos recibido ninguna ayuda de las autoridades"

Los muertos en el terremoto de Marruecos ya superan los 2.800

Sigue en directo la última hora del terremoto en Marruecos

El SAMU en Marruecos

Marc Ferrà

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En el pueblo de Talat han esperado más de 60 horas a los equipos de rescate. Esta localidad está situada en el epicentro del terremoto que el pasado viernes golpeó el corazón de Marruecos. Los vecinos han ido sacando como han podido los cuerpos de los fallecidos. "Estuvimos hasta la madrugada, encontramos a 22 personas que enterramos en tumbas y solo nos queda una mujer desaparecida", explica Hassan a EL PERIÓDICO. Los supervivientes pasan las horas a la intemperie mientras el país actualiza al alza el balance de víctimas. Al menos 2.862 personas han muerto y otras 2.500 han resultado heridas, según las últimas cifras del Ministerio del Interior.

"Lo podéis ver con vuestros ojos: necesitamos ayuda, algo para poder vivir aquí. No hemos recibido ninguna ayuda de las autoridades, ni de la policía, ni de los bomberos, ni de los gendarmes. Solo han venido asociaciones de la sociedad civil a traernos agua", asegura indignado este vecino de Talat. Lamenta que toda la región está destruida y que los supervivientes se sienten abandonados. Solo una casa de ladrillos sigue en pie, todas las otras de adobe y barro se han derrumbado. Entre tanto escombro, es difícil identificar lo que antes eran calles. 

El primer equipo de rescatistas que ha llegado a esta aldea ha sido uno del Samu que ha viajado desde Sevilla. Sus dos perros de rescate, Homero y Birka, han buscado durante casi tres horas a Fátima, la única habitante del pueblo que desaparecida. "Hemos rastreado su casa, la de su hermana y otras dos, pero sin suerte", explica un miembro del equipo. Hakim, su hijo, cuenta que empezó a buscar a su madre solo y durante más de 24 horas. Agradece el trabajo que los rescatistas han hecho para intentar localizarla. También ha perdido a sus abuelos.

Buscar vida entre los escombros

Tras varios intentos, el equipo andaluz se ha desplazado a la población de Anirni para continuar rastreando los escombros en busca de supervivientes. La carretera de tierra para llegar hasta allí ha estado hasta el mediodía de este lunes bloqueada por una roca que impedía el paso de vehículos. Finalmente, una excavadora la ha retirado y una 'pickup' ha logrado pasar con un hombre herido. Entre varias personas han logrado sacarlo de los escombros para evacuarlo en ambulancia.

Desde ese punto hasta llegar a Tnirt, situada a pocos kilómetros, la pista de tierra por la que no pueden circular dos vehiculos se ha convertido en un auténtico caos. Ambulancias, equipos de rescate, coches cargados de ayuda y hasta personas que querían observar la situación han colapsado la calle. Al llegar a esta población de 400 habitantes a la orilla de un riachuelo, la estampa desoladora se repite: casas de adobe convertidas en polvo y vecinos acampados como pueden bajo los árboles. Los mismos vecinos han sacado una cincuentena de cuerpos y hay 17 heridos, entre ellos, una mujer embarazada a la que el terremoto le provocó un aborto, y otra, que había sido madre hace 20 días y cuyo bebé falleció durante el seísmo.

Menores desaparecidos

Los vecinos todavía buscan a un niño de nueve años desaparecido. Solo su padre logró sobrevivir porque pudo salir a tiempo de casa, pero su hijo se quedó atrapado en el baño, explican los vecinos. Las horas pasan, también la esperanza de encontrarlo con vida. A media tarde ha llegado un convoy de equipos de la Unidad Militar de Emergencias (UME) del Ejército español en vehículos conducidos por soldados marroquíes, pero tras alcanzar esta aldea han dado media vuelta porque no tenían medios para seguir el rescate.

"Lamentablemente no hemos encontrado ningún superviviente tras dos días de trabajo. Son casas de adobe donde el colapso es total y hay muy pocos huecos para buscar. Lo tenemos que hacer porque no perdemos la esperanza, pero no somos muy optimistas. La naturaleza de las construcciones deja poco resquicio para poder rescatar", explica a EL PERIÓDICO Carlos González, presidente del Samu en Sevilla.

Este rescatista relata que, 72 horas después del terremoto, la posibilidad de encontrar personas con vida es cada vez es más remota. También añade que una de las dificultades con las que se encuentran es que no hay un punto donde se concentra todo el daño del terremoto, sino que se dispersa entre muchos pueblos. Han recorrido unos 1.000 kilómetros para sumarse a todos los equipos internacionales que han llegado al país para ayudar.

En la ciudad de Imizmiz los vecinos, con la ayuda de un grupo de militares, han recuperado algunos muebles y colchones entre las ruinas de lo que antes del terremoto del viernes era su casa. Con un camión los llevan a las tiendas de campaña que han alzado para pasar la noche en varios descampados a las afueras de esta población. Muy cerca, el equipo de la UME también ha fijado su campamento. Este pueblo se ha convertido en el campo base de mucha de la ayuda que ha llegado de fuera de las fronteras marroquíes.

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