Medida esperada

Lula derriba una columna vertebral de la ultraderecha brasileña: la facilidad para comprar armas

La justicia brasileña condena a 8 años de inhabilitación a Bolsonaro

Fotografía cedida por la Agencia Brasil que muestra el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante un anuncio del conjunto de medidas para fortalecer la seguridad pública.

Fotografía cedida por la Agencia Brasil que muestra el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, durante un anuncio del conjunto de medidas para fortalecer la seguridad pública. / EFE/Marcelo Camargo/Agência Brasil

Abel Gilbert

Abel Gilbert

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Los dedos pulgar e índice alusivos a una pistola se constituyeron en gesto corriente de Jair Bolsonaro. La mano del presidente ultraderechista no hizo más que expresar su política favorable al uso de armas de fuego. Durante su gestión, se quintuplicaron los registros de esas armas en manos privadas. Luiz Inacio Lula da Silva acaba de tomar una decisión de alto impacto simbólico a firmar un decreto que pone fin al dispositivo legal que había impulsado su antecesor. "Una cosa es que un ciudadano tenga un arma en casa, de protección, porque hay gente que piensa que tener un arma en casa es una seguridad. Lo que no se puede permitir es que haya arsenales de armas en manos de las personas", explicó.

El líder del Partido de los Trabajadores (PT) no hizo más que retrotraer la situación a antes de 2018. Los brasileños podrán acceder a un arma sobre la base de las restricciones previas a la llegada del bolsonarismo al poder: deberán explicar las razones de ese acopio. Lo coleccionadores, amantes de la caza y frecuentadores de los clubes de tiro ya solo podrán comprar seis y no 60 unidades. podían comprar hasta 60 armas al año, ahora serán seis como máximo. Los clubes de tiro, que florecieron como hongos, ya no podrán estar abiertos 24 horas ni ubicarse cerca de una institución educativa.

Promesa de campaña

A lo largo de su campaña electoral, Lula había prometido endurecer el acceso a las armas. Su mensaje sintonizaba con preocupaciones de buena parte de la sociedad. Una encuesta de la consultora Datafolha de mayo de 2022 había dado cuenta que la mayoría de la población disentía con la idea de que las armas aportan más seguridad. Preguntados sobre la frase "la sociedad sería más segura si la gente llevara armas para protegerse de la violencia", el 72% de los encuestados se mostró en desacuerdo.

Lula rcordó su promesa de campaña en el marco de su investidura, el 1 de enero, cuando calificó de"criminales" las medidas que había adoptado en esa materia su antecesor. "Brasil no quiere más armas, quiere paz y seguridad para su pueblo". Ese mismo día, el flamante mandatario comenzó a sentar las bases del decreto que se conoció este viernes.

El Gobierno lanzará a su vez una ofensiva tendiente a recuperar parte de esos pertrechos en manos privadas. "Seguiremos el camino de la persuasión mediante incentivos económicos, en este caso el programa de recompra", dijo el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino. De lo que se trata es de reducir la circulación. De acuerdo con el Anuario Brasileño de Seguridad Pública, conocido días atrás. en 2022 se contabilizaban en el país 1,5 millones de armas registradas legales, casi un 50% más que cuando Bolsonaro inició su mandato.

El decreto de Lula fue previsiblemente resistido por la base parlamentaria de la ultraderecha. La diputada federal Júlia Zanatta consideró que el PT han demolido en los hechos el camino iniciado hace cuatro años. "Bolsonaro, pensando en facilitar el acceso a las armas al ciudadano de bien, formó unos decretos. Y ahora volvemos al punto de partida, a una situación mucho peor de lo que era antes, en realidad".

El trasfondo de la violencia

La medida se dio a conocer en momentos que se debaten las últimas conclusiones del Anuario Brasileño de Seguridad Pública sobre los modos en que impacta la violencia en ese país. Renato Sérgio de Lima, director-presidente del Foro Brasileño de Seguridad Pública, señaló al respecto que las cifras de 2022 revelan una vez más, "el catastrófico escenario" existente. A pesar de la reducción del 2,4% de las muertes violentas intencionales el año pasado, "el empeoramiento de todos los indicadores de violencia doméstica, el número récord de violaciones, el crecimiento exponencial de los fraudes y la cantidad de armas perdidas hacen imposible celebrar". En ese sentido, remarcó que Brasil "se ha vuelto más inseguro para la población negra, principal víctima de todas las violencias, así como para millones de mujeres, niños y personas LGBTQIA+".