Conflicto en el este de Europa

Sin tiempo para celebrar, Rusia mira más allá de Bajmut

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Un edificio destruido en la línea del frente en la ciudad de Bajmut, en la región de Donetsk

Un edificio destruido en la línea del frente en la ciudad de Bajmut, en la región de Donetsk / FUERZAS ARMADAS DE UCRANIA / REUTERS

Àlex Bustos

Àlex Bustos

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Después de nueve largos meses, la prensa oficialista rusa ha tenido esta semana una victoria que presentar: la conquista de la ciudad de Artiomovsk –así se conoce Bajmut en Rusia– en el Donbás. Ha sido una de las noticias que abría los informativos y periódicos, algo que llevaba tiempo esperándose en el Kremlin teniendo en cuenta que la ofensiva en esta pequeña localidad (en tiempos de paz vivían en ella cerca de 77.000 personas) del este de Ucrania empezó el pasado 1 de agosto. Pero tal y como apunta el experto militar Vassili Dandikin en el medio ruso Izvestia, fue una "victoria moral" contra el mito propagandístico de la "fortaleza de Bajmut".

Según este analista, Rusia sale más fuerte de estos nueve meses de intensos combates, en los que la localidad quedó arrasada, aunque apunta que lo importante es que el Ejército fortifique esa posición y resuelva el problema "con Adviika y Marinka para que no haya bombardeos de la artillería en Donetsk y otras grandes ciudades". Ciudades más importantes como Mariúpol --conquistada después de casi tres meses-- o Jersón --tomada en solo seis días, aunque Kiev la recuperó-- tardaron menos tiempo en ser ocupadas por las fuerzas armadas rusas. Para ambos lados esta lucha por Bajmut ha sido un desgaste militar importante. Dandikin remarca que en un día "100 militares y mercenarios ucranianos, un tanque, un vehículo de combate de infantería, cinco camionetas, una montura de artillería autopropulsada Krab de fabricación polaca y una montura de artillería autopropulsada Gvozdika fueron destruidas".

Para los rusos la victoria tampoco fue sin costo alguno. El analista militar francés Denis Kolesnyk apunta a EL PERIÓDICO que "los rusos han dejado su poder ofensivo totalmente exhausto y es muy improbable que busquen atacar en el área en el futuro más próximo". Detalla que para ellos lo clave era "tener un punto de apoyo" en la ciudad.

Una victoria pírrica

La batalla de Bajmut ha sido una de las más destacadas del conflicto rusoucraniano. Esta urbe "ha conseguido una suerte de significado simbólico tanto para los ucranianos como para los rusos", señala Kolesnyk. "Para Moscú, había que tomar la ciudad fuere como fuere, para obtener al menos una pequeña victoria sobre los ucranianos, aunque la importancia de la localidad y de lo que queda de ella es negligible" añade. En los medios rusos se ha amplificado la importancia de esta captura, como hace Dadykin en 'Izvestia', donde dice que "ahora esta arteria de transporte --Bajmut-- se ha cortado por completo, lo que dificultará el traslado de tropas, la entrega de municiones y otros bienes materiales". "Incluso por esta razón, el enemigo se aferró a Artiomovsk con los dientes", remarca. Kolesnyk por su parte cree que la posición de Bajmut era clave "al inicio de la invasión, era importante para que el Ejército ucraniano aguantara la ciudad por las ventajas defensivas que ofrece, algo que permitió preparar también los asentamientos más próximos".

A día de hoy tanto Kiev como Moscú aún blanden sus espadas y no parecen dispuestos a capitular. Prácticamente el mismo día en el que Moscú celebraba su triunfo, vio cómo en su propio territorio, el reconocido internacionalmente, fueron ocupadas unas pocas localidades en la región de Bélgorod, en la misma frontera ucraniana. Además quién tomó este territorio fueron ni más ni menos que voluntarios rusos que luchan junto a Kiev, algo más que simbólico. Afirma el asesor galo que después de la celebración por la captura de Bajmut, "la incursión ucraniana" ha aguado la fiesta al Ejército ruso, que ha visto que debe desplegar efectivos dentro de su propio territorio.

Así lo ha plasmado en otra publicación del establishment ruso, 'Komsomolskaya Pravda', el periodista Aleksánder Grishin. Firma un artículo titulado "Por qué Ucrania envió a sus terroristas a la región de Bélgorod: el plan inhumano de Zelenski", en el que apunta la supuesta poca disciplina de estos milicianos y que están siendo "eliminados" por el Ejército ruso. El mismo autor afirmó en otro artículo que la razón de este ataque se debe a la necesidad ucraniana "de compensar de alguna forma la amargura de la derrota".

A día de hoy, "el final de la guerra no está a la vuelta de la esquina", sentencia el analista francés Kolesnyk. Cree que para Moscú es imposible llegar a una acuerdo que se pueda "vender como una victoria" y acabar con su ofensiva en Ucrania, solo cuando "las élites entiendan que la guerra está perdida y que deberían abandonarla" se podrá firmar la paz.

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