Asalto en la región de Belgorod

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Paramédicos ucranianos evacuan a militares heridos en la línea del frente de Bajmut, el 23 de marzo de 2023

Paramédicos ucranianos evacuan a militares heridos en la línea del frente de Bajmut, el 23 de marzo de 2023 / ARIS MESSINIS/AFP

Ricardo Mir de Francia

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El equipo del opositor ruso Alekséi Navalni, encarcelado por el régimen de Vladímir Putin, convocó hace unos días una jornada de movilizaciones en toda Rusia para protestar el próximo 4 de junio contra la situación de su líder, que pasará ese mismo día su tercer cumpleaños en aislamiento. Pero como suele suceder con la fracturada oposición rusa, no tardaron en desmarcarse algunas voces. "Hacer llamamientos a la protesta pacífica y otras 'demostraciones de presencia' en Rusia en pleno 2023 es un acto de estupidez y sabotaje. No escuchéis a los idiotas que siguen viviendo como si fuera 2013", decía en Telegram la llamada Legión Libertad para Rusia. El mensaje sostenía que la protesta solo servirá para exponer a valiosos activistas y exhortaba a sus seguidores a actuar desde la clandestinidad con la lucha armada como divisa. "La guerra popular de guerrillas en Rusia va lenta, pero es inevitable", añadía.

Esa misma Legión Libertad para Rusia protagonizó el lunes, junto al Cuerpo de Voluntarios de Rusia (RDK), la incursión más osada hasta la fecha en territorio soberano del Kremlin de las milicias paramilitares de voluntarios rusos que luchan al servicio de Ucrania. En solo unas horas lograron tomar al menos dos localidades en la región fronteriza de Belgorod, un asalto que provocó la evacuación de varias aldeas y forzó a Moscú a activar una "operación antiterrorista" para "liquidar" a los "saboteadores". La situación en la zona sigue siendo confusa, pero el Ministerio de Defensa ruso dijo este martes que ha logrado expulsar a los asaltantes de su territorio tras matar a más de 70 milicianos.

A falta de confirmación por parte de fuentes independientes, lo sucedido en los últimos días ha servido para dar visibilidad a las organizaciones paramilitares rusas que luchan en el bando ucraniano y aspiran en última instancia a derrocar al régimen de Putin. La primera en formarse fue la Legión Libertad para Rusia, creada en marzo de 2022 y compuesta inicialmente por desertores del Ejército y antiguos prisioneros de guerra capturados mientras luchaban en Ucrania. En su manifiesto se lee que está compuesta por "ciudadanos libres de Rusia que se responsabilizan de sus actos y empiezan a luchar por una nueva Rusia". Como emblemas emplean la bandera blanca y azul de la oposición rusa, que lograron sobrevolar recientemente sobre la Universidad de Moscú con ayuda de globos, y la 'L' de la Legión, que algunos de sus seguidores están pintando en muros y paredes de la madre patria.

Su cabeza más visible es el exdiputado ruso Ilya Ponomarev, el único miembro de la Duma que votó en 2014 en contra de la anexión de Crimea. El gesto le costó una acusación formal por malversación y, dos años después, acabó exiliándose en Ucrania. Desde el comienzo de la invasión, Ponomarev se ha erigido en el representante más conocido del movimiento rebelde ruso, creado oficialmente el 31 de agosto de 2022 con la firma de la Declaración de Irpin. Aquel documento, en el que sus firmantes se comprometieron a organizar un frente armado contra el régimen de Putin y a reclutar nuevos cuadros en Rusia, fue respaldado por la Legión, el Cuerpo de Voluntarios de Rusia y el Ejército Nacional Republicano, una red de partisanos que opera de forma clandestina en Rusia y que se atribuyó en agosto el asesinato de Daria Duguina, la hija del ideólogo de cabecera de líder del Kremlin, Alexander Duguin.

Un exvicepresidente de Gazprombank en sus filas

De acuerdo con algunas informaciones, los miembros de la Legión, que contaría con dos batallones, han luchado en los últimos meses en el Donbás, integrados en la Legión Extranjera ucraniana. Una adhesión que llegó formalmente en agosto, cuando Ucrania cambió la ley para permitir que sus legionarios se integraran en sus Fuerzas Armadas, según le dijo a 'The New York Times' un portavoz de la inteligencia militar ucraniana. Uno de sus miembros dijo en octubre que habían recibido "5.000 solicitudes" de ciudadanos rusos para integrarse en sus cuadros, aunque el propio Ponomarev reconocía esta semana que sus números son todavía limitados. "Por el momento no tenemos suficientes fuerzas para liberar Rusia", afirmó a la revista 'Newsweek'.

En sus cuenta de Telegram, cuelgan periódicamente cuentas cripto para recaudar fondos. Pero es probable que dinero no les falte. En junio se unió a la Legión el que fuera vicepresidente de Gazprombank, Igor Volobuev, que es originario de la región ucraniana de Sumi. "Nuestra causa es justa. Putin será destruido", clamó entonces la Legión tras anunciar la adhesión.

El Kremlin no se ha tomado a broma sus actividades. Desde Moscú se repite que estas milicias son un producto del espionaje ucraniano o, por utilizar las palabras pronunciadas este martes por el expresidente Dmitri Medvedev, "escoria" que "debe ser exterminada como ratas". En marzo, el Tribunal Supremo de Rusia declaró a la Legión "organización terrorista".

Radicales de extrema derecha

En las antípodas ideológicamente de Ponomarev, quien se define como un político de ultraizquierda, está el Cuerpo de Voluntarios Rusos (RDK), creado en julio de 2022 y formado principalmente por ultraderechistas, algunos de los cuales llevan luchando en Ucrania desde 2014 en las filas del batallón Azov. Su líder, Denis Nikitin, es uno de los neonazis más notorios de Europa. Nacido en Rusia, emigró a Alemania cuando era un adolescente y no tardó en hacerse un nombre entre los ultras del Colonia. "No me gusta el fútbol, me gustan las peleas", le dijo a una revista ucraniana en 2017. Aquel mismo año se trasladó a Ucrania, donde se dedicó a organizar peleas de MMA, una de las modalidades más extremas de las artes marciales y a promover su marca de ropa White Rex, que se apoya en la simbología nazi.

El número de miembros del RDK se desconoce, pero no es la primera vez que sus cuadros protagonizan incursiones en territorio ruso. En marzo, Moscú les acusó de matar a dos civiles en la región fronteriza de Briansk. "Lo principal era recordarles a los rusos que no tienen que vivir encadenados", le dijo poco después al 'Financial Times' respecto al ataque. "Puedes y debes tomar las armas. Apoyaremos a cualquiera que quiera apartar a los usurpadores del Kremlin del poder".

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