Guerra de Ucrania

Zelenski y Duda instan a la OTAN a lanzar el ingreso de Ucrania

Varsovia concede los máximos honores al presidente ucraniano en su primera vista oficial al estado vecino, su principal apoyo en la Alianza Atlántica y la UE

El presidente polaco, Andrzej Duda, da la bienvenida al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, antes de una reunión en el Palacio Belvedere en Varsovia, Polonia el 7 de julio de 2016.

El presidente polaco, Andrzej Duda, da la bienvenida al secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, antes de una reunión en el Palacio Belvedere en Varsovia, Polonia el 7 de julio de 2016. / JACEK TURCZYK / EFE

Marina Ferrer

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El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, apremió desde Varsovia a la OTAN a dar un paso más en la defensa de su país contra Rusia, un día después de oficializarse la incorporación de Finlandia, y con el apoyo cerrado de Polonia a las aspiraciones de Kiev de ingresar en la alianza. “Nos acercamos unidos a una gran victoria. Compartimos el espíritu de libertad y nuestra gran historia”, afirmó Zelenski, sobre el escenario de la Plaza del Castillo de Varsovia, presidido por dos enormes banderas, la de Ucrania y la de Polonia. “Rusia no ganará esta guerra. Nuestro enemigo común pagará por sus crímenes de guerra el resto de su vida”, añadió, en dirección al presidente Vladímir Putin.

“No hay tiempo que perder. Nosotros suministramos tanques, aviones y obuses a Ucrania. Damos ejemplo a otros y rompemos su resistencia a enviarles armas”, recordó por su parte el presidente polaco, Andrzej Duda, ante una multitud y entre un enorme dispositivo de seguridad.

Si la cumbre de Madrid, el año pasado, marcó el camino al rápido ingreso finlandés, la del próximo julio en Vilna, en Lituania, debe serlo para el de Ucrania, había afirmado anteriormente Duda, en una comparecencia ante los medios y tras una reunión con Zelenski. Polonia ya ha transferido a Ucrania ocho cazas del tipo MiG-29 y está dispuesta a suministrarle la totalidad de su flota, “si nuestros aliados lo aprueban”, prosiguió el presidente polaco, quien recibió a Zelenski con unos honores que Varsovia solo brinda a líderes del máximo nivel –es decir, Estados Unidos--.

La totalidad de la flota polaca significa unas 30 unidades de ese avión de combate. El propósito de Varsovia es suministrar estos aparatos, de fabricación soviética y que los ucranianos están capacitados para pilotar, para recibir a cambio modernos cazas estadounidenses. Sería un intercambio que posibilitaría a Zelenski disponer de estos cazas a corto plazo y que no supondría una intervención directa de pilotos de la OTAN en la guerra contra Rusia, algo que Washington quiere evitar a toda costa, lo mismo que Alemania.

El primer paso a dar en Vilna, según Duda, debe ser reconocer a Ucrania “garantías de seguridad complementarias, para reforzar su potencial militar y proteger a su población”. Sería un “paso previo”, añadió en el camino a su integración en la Alianza.

El más firme aliado

Eran las palabras que quería escuchar Zelenski de su más firme aliado tanto en el bloque de la Unión Europea (UE) como de la OTAN o al menos el de mayor peso entre los que apremian a favor de un ingreso ucraniano. Los tres estados bálticos –Estonia, Lituania y Letonia-- comparten ese parecer, pero su posición no es comparable a la de Polonia.

La visita de Zelenski, la primera con carácter oficial tras varias paradas técnicas en otros viajes, tuvo este arranque político, al que siguió el acto más emotivo en la Plaza del Castillo. Ahí habló el presidente ucraniano a la multitud, en medio de unas medidas de seguridad mayores aún que las desplegadas para el presidente estadounidense, Joe Biden. Fue una manifestación de unidad y apoyo, en presencia de ucranianos llegado a Polonia huyendo de la guerra de agresión rusa.

Polonia es el país del bloque comunitario que más refugiados ha recibido desde el inicio de la invasión a rusa, en febrero de 2020. La guardia fronteriza polaca ha contabilizado desde entonces más de 10 millones de entradas de personas procedentes de Ucrania, de las cuales 1,5 millones se quedaron en Polonia. El resto siguió hacia otros estados miembros -con Alemania a la cabeza, con casi un millón de ucraniano acogidos en su territorio- o regresaron a su país.

La acogida de los polacos fue y sigue siendo solidaria, lo que tal vez no podía darse por sentado en un país que ha rechazado una tras otra las propuestas de Bruselas para un reparto más o menos equitativo de los refugiados llegados en anteriores crisis humanitarias. La diferencia es no solo cultural o hasta religiosa: el gobierno ultranacionalista polaco es contrario a acoger a peticionarios de asilo procedentes de países donde dominan los musulmanes.

Millones de ucranianos

En Polonia vivía ya cerca de un millón de ciudadanos de origen ucraniano antes del estallido de la guerra, lo que ha facilitado su integración. A ello se suma que, por decisión comunitaria, no deben pasar por el largo proceso de solicitud de asilo, como los llegados de otras partes del mundo, tienen acceso a subsidios y prestaciones sociales, así como permiso de trabajo.

Pese a ello, el espíritu solidario con que se acogió en los primeros meses en guerra a los ucranianos bajó progresivamente, así como la disposición de Varsovia a darles acceso a los mismos subsidios que recibiría un polaco. Las exportaciones de grano ucraniano, más barato que el polaco, ha provocado encendidas protestas de los agricultores de Polonia, algo a lo que Zelenski y el primer ministro Mateusz Morawiecki se comprometieron en su encuentro a resolver.

No ha variado, en cambio, el apoyo militar y logístico de Varsovia hacia Kiev. El Gobierno de Morawiecki, como el presidente Duda, presionaron sobre el de Berlín como ningún otro socio de la UE hasta que Alemania dio luz verde al envío de tanques Leopard2 -de fabricación germana- a Kiev. También ha sido el primero en entregar a Ucrania los cazas MiG-29, mientras otros aliados europeos, como Alemania, sigue considerando una línea roja la entrega de aviones de combate al país agredido.