Cambio de hora frustrado

¿Qué hora es en el Líbano? Depende de a quién le preguntes

Mientras el primer ministro defiende mantener el horario de invierno para hacer más fácil el ayuno a los musulmanes, las facciones cristianas tachan la decisión de sectaria y siguen el horario de verano

Ramadán

Ramadán

Andrea López-Tomàs

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En el Líbano, la hora se ha convertido en asunto de Estado. Mientras el hemisferio norte avanzaba sus relojes en sintonía, este pequeño país a orillas del Mediterráneo entraba en una realidad paralela. Desde el sábado, la nación de poco más de 10.000 kilómetros cuadrados cuenta con dos zonas horarias. Y eso es porque el primer ministro en funciones, el musulmán suní Najib Mikati, así lo ha decidido. En pleno mes de Ramadán, una hora menos de luz suponen 60 minutos menos de ayuno. Pero, en un país con heridas sectarias aún sin cicatrizar, los partidos políticos cristianos no han tardado en politizar estos minutos de menos.

Cuando la semana pasada Mikati y el presidente del Parlamento, el musulmán chiita Nabih Berri, anunciaron que posponían el cambio al horario de verano por un mes, el Líbano se sumió –aún más– en el caos. El país sufre una de las peores crisis económicas del mundo de los últimos 150 años, según el Banco Mundial. Así que en una tierra donde tres cuartas partes de la población está bajo el umbral de la pobreza, donde sobran dedos en la mano para contar las horas de electricidad pública, donde la moneda local lleva meses cayendo en espiral, perdiendo todo su valor. En un lugar así, la decisión de sus líderes políticos ya solo puede ser tomada con burlas.

“"Se nos acaba el tiempo”, dice el Fondo Monetario Internacional; “Cambiemos el tiempo”, deciden Mikati y Berri”, dice uno de los memes más compartidos en los últimos días. La pregunta más repetida desde el sábado es: “¿En qué zona horaria estás: en la internacional o en la de Mikati y Berri?”. En función de la región y, por lo tanto, dependiendo de a qué grupo sectario apoyan, se han suscrito a una u otra. Pero, más allá de las bromas, la decisión ha provocado infinita confusión. En el aeropuerto, los relojes marcan dos horas y las compañías han tenido que cambiar los horarios de sus vuelos para adaptarse a la surrealista situación. Cada comercio y escuela se ha visto forzado a aclarar qué zona horaria sigue. La mayoría de medios de comunicación se han adherido a la hora internacional. 

Fin del surrealismo

Finalmente, este lunes se ha convocado una reunión del gabinete interino para hablar sobre la hora. A su fin, Mikati ha reconocido en rueda de prensa que el Líbano cambiará oficialmente al horario de verano durante la noche del miércoles al jueves. “Esta decisión tenía como objetivo hacer descansar a los que ayunaban durante el mes de Ramadán durante una hora sin causar ningún daño a ningún otro componente libanés”, ha lamentado en clara referencia a las formaciones cristianas que han convertido la distopía horaria en una lucha sectaria. “No tomé una decisión confesional o sectaria”, ha aclarado el primer ministro en el cargo.

El Líbano lleva casi cinco meses sin un presidente por la incapacidad del Parlamento de elegir uno. Además, el actual gobierno no cuenta con total legitimidad, ya que aún no se ha conseguido formar un nuevo gabinete desde las elecciones del mayo pasado. El vacío institucional en el legislativo y el ejecutivo supone otro obstáculo más para las reformas necesarias que exige el Fondo Monetario Internacional antes de desembolsar su paquete de rescate. Pero los libaneses, dirigidos por una clase política que discute hasta la hora, no ven el momento de que eso ocurra.