Tensiones

Reunión de crisis: Scholz, ante un tripartito crispado y una huelga bajo la sombra de Francia

Los liberales, socios menores del Gobierno pero con la cartera de Finanzas, reclaman volver a la austeridad fiscal

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GERMANY-ENVIRONMENT-CLIMATE-DEMONSTRATION / Tobías Schwartz / Reuters

Marina Ferrer

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No hay dinero para cumplir con todos los deseos, era la advertencia lanzada por el Partido Liberal (FDP), el socio más pequeño del tripartito de Olaf Scholz, ante la reunión de crisis de la coalición de Gobierno, abierta el domingo a las 18.30 h. El FDP es el socio menor, pero también el que tiene la llave de Finanzas. Su líder y el titular del Ministerio, Christian Lindner, quiere volver a la senda de las reglas fiscales en 2024. Pide recortes en todos los departamentos pero, por otro lado, desde su partido, reconocido defensor de la industria y especialmente de la automovilística, se apremia a invertir en autopistas. Los Verdes reclaman ambición climática e impulso a la energía verde. O sea, inversiones en renovables y en la red ferroviaria, no en comodidades para el conductor o el transporte por carretera.

“No puede ser que en una coalición un único socio trabaje para avanzar y los otros dos frenen el progreso”, lamentó el ministro de Economía y Protección del Clima, el verde Robert Habeck, en un acto de su partido. Los buscadores del progreso son, a su parecer, los Verdes; quienes lo frenan son los liberales de Lindner y, por inacción, los socialdemócratas de Scholz .

A Habeck, con rango de vicecanciller, empezó a vérsele crispado a mediados de semana, cuando atribuyó a “filtraciones internas” la difusión de un anteproyecto de ley por el sensacionalista diario 'Bild'. Habeck se propone prohibir la instalación de nuevas calefacciones de gas en 2024 para substituirlas progresivamente por las de energías limpias. Su posición hizo que el vicepresidente del FDP, Wolfgang Kubicki, le comparara con Vladímir Putin. El paralelismo -del que se retractó el político liberal-- se inscribe en la identificación clásica entre ciertos medios, como 'Bild', de los Verdes con el partido de los aguafiestas y las prohibiciones.

Disputas entre Verdes y liberales

Son solo dos ejemplos de las disputas entre Verdes y liberales, que empezaron la legislatura en 2021 con los mejores propósitos de convivencia, pese a sus abismos ideológicos tradicionales. Scholz contempla las disputas con la característica sangre fría atribuida a la gente de su 'land' -Hamburgo-.

Mucha sangre fría precisarán también los ciudadanos que pretendan moverse este lunes. El sindicato del sector público, Ver.di, y el de los ferroviarios, EGV, han convocado la mayor huelga de advertencia en el transporte de pasajeros desde hace décadas. Afecta a trenes de media y larga distancia, así como a regionales y de cercanías. Se cancelaron todos los vuelos desde o hacia los principales aeropuertos -aunque no el de Berlín-, así como el transporte público urbano en parte del país.

Ver.di reclama para los 2,5 millones de trabajadores del sector un aumento salarial del 10,5% o una subida mínima de 500 euros al mes, mientras que la patronal ha ofrecido un 5% a repartir en dos años. A los sindicatos se les ha acusado de "hinchar" sus reivindicaciones o de alimentar un estallido social al estilo de la vecina Francia. Llevaban meses con paros puntuales, que paralizaron en días sucesivos los aeropuertos del país. Ante la siguiente ronda negociadora que se abrirá este lunes pasaron a la huelga a escala nacional.

El domingo empezaron a notarse sus efectos en las repletas estaciones de trenes y autopistas. Muchos pasajeros optaron por avanzar su viaje o cancelarlo, puesto que los trenes que debían llegar a su destino más allá de medianoche -inicio de la huelga- fueron suspendidos. El aeropuerto de Múnich se avanzó a la jornada de movilización y canceló ya sus vuelos el domingo.

En Berlín, la futura gran coalición de la ciudad-estado y capital entre conservadores y socialdemócratas -aún en fase de negociación- se ahorró un quebradero de cabeza. Fracasó la consulta popular, auspiciada por grupos ecologistas, que pretendía avanzar a 2030 el objetivo de la neutralidad climática, hasta ahora situado en 2045. Ganó el sí, pero no logró el mínimo de 607.517 votos afirmativos necesarios para dar por válida la consulta.

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