Decisión polémica

Macron impone la reforma de las pensiones en Francia sin el voto de los diputados

El Gobierno francés recurre al polémico artículo 49.3 para aprobar por decreto el aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años

Miles de personas se concentran delante de la Asamblea Nacional y los sindicatos anuncian nuevas protestas

Cientos de personas bloquean el tráfico del bulevar periférico de París a primera hora de la mañana para distribuir octavillas contra la reforma de las pensiones en París.

 Cientos de personas bloquean el tráfico del bulevar periférico de París a primera hora de la mañana para distribuir octavillas contra la reforma de las pensiones en París. / Teresa Suárez/Europa Press

Enric Bonet

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Con la mayoría de la población en contra y sin el respaldo garantizado de la Asamblea Nacional, el Gobierno de Emmanuel Macron aprobó este jueves la reforma de las pensiones a través de un polémico decreto gubernamental. El Ejecutivo francés recurrió al artículo 49.3 de la Constitución para imponer el impopular aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 42 o 43 años cotizados para recibir una pensión completa). Al no contar con una mayoría de diputados, tomó esta decisión tan arriesgada como inflamable. Un recurso al 49.3 que no solo puede acentuar la indignación social, sino también el sentimiento de déficit democrático en Francia. 

"Hay incertidumbre sobre unos pocos votos", reconoció la primera ministra Élisabeth Borne desde el estrado de la Asamblea Nacional en el breve discurso con el que anunció el recurso a este decreto gubernamental, que no exige una votación parlamentaria a posteriori para ser validado, a diferencia de lo que sucede en España. 

Una decisión muy impopular

"No podemos correr el riesgo de ver que 175 horas de debate parlamentario quedan en nada", defendió Borne en una intervención apenas audible por el cántico de 'La Marsellesa' por parte de los diputados de izquierdas y gritos de "dimisión" de la ultraderecha. Algunos representantes de la coalición de izquierdas NUPES también enseñaron carteles de "Democracia" durante una sesión parlamentaria tensa y que apenas duró unos 15 minutos. Este recurso al 49.3 tendrá un coste político para Macron. Hasta un 80% de los franceses se oponían a esta decisión, según los sondeos publicados en los últimos días. Y quizás dará un nuevo empujón a las manifestaciones y huelgas, las más multitudinarias en este siglo XXI en Francia, pero que empezaban a mostrar los primeros síntomas de fatiga.

Consciente de la delicada situación, el presidente se reunió con pesos pesados de su espacio político el miércoles por la noche y en varias ocasiones el jueves por la mañana para examinar la situación. Aunque el macronismo había llegado a un acuerdo con la dirección de Los Republicanos (LR, afines al PP), numerosos representantes de la derecha republicana, y también algunos de centro, se oponían a votar la reforma. Al final, el presidente convocó in extremis un Consejo de Ministros el jueves al mediodía para activar el botón rojo: el 49.3. "Considero que actualmente el riesgo financiero y económico es demasiado grande", dijo para justificar la decisión.

Concentraciones espontáneas en París y otras ciudades

"La aprobación de la reforma a través de este decreto refleja la debilidad del Gobierno, que no cuenta con una mayoría parlamentaria que lo respalde. No hay democracia en Francia", aseguró a EL PERIÓDICO Paul Artho, de 37 años, un profesor de secundaria y militante del sindicato SUD, concentrado cerca de la Asamblea Nacional, donde había un importante dispositivo de las fuerzas de seguridad. "Esto representará un nuevo inicio del movimiento social", añadió su compañera Serena R., de 29 años, también docente de secundaria. "Evidentemente que habrá nuevas movilizaciones, porque la contestación es extremamente fuerte", afirmó Laurent Berger, líder de la moderada CFDT y una de las principales voces cantantes de este movimiento social.

Después de que se anunciara la utilización del polémico decreto gubernamental, la plaza de la Concordia, enfrente del Parlamento, fue llenándose de manifestantes en una protesta improvisada. Allí los manifestantes coreaban el cántico, popularizado por los chalecos amarillos, de "Aquí estamos, aquí estamos. Aunque Macron no lo quiera, aquí estamos". Otras concentraciones parecidas se reprodujeron a lo largo de la tarde en las delegaciones del Gobierno o sedes del partido presidencial en otras ciudades, como Grenoble, Lyon o Burdeos.

Tras ocho jornadas de protestas y huelgas multitudinarias —con más de un millón de personas en la calle en al menos cuatro de ellas—, los sindicatos intentan mantener la presión a través de huelgas ilimitadas en los transportes, refinerías de combustible o en los servicios de basura. Ante las montañas de desechos que se han formado en París (y también en otras ciudades), la prefectura (equivalente de la delegación del Gobierno) obligó este jueves a empleados de la basura a trabajar, y así debilitar la huelga. El seguimiento del paro laboral en los trenes y metros también estaba siendo decreciente. Una tendencia que podría invertirse después de la imposición de la reforma con el decretazo.

Moción de censura

El recurso al 49.3 resulta habitual en la política francesa, pero se ha multiplicado en este segundo mandato de Macron. El dirigente centrista no cuenta con una mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, algo muy poco habitual en Francia. Este decreto no conlleva una votación parlamentaria para ser respaldado, pero sí que abre la puerta a la presentación de mociones de censura. Las distintas fuerzas de la oposición ya han anunciado que lo harán. Estas se debatirán en los próximos días, probablemente a principios de la semana que viene.

Curiosamente, aquella eventual moción que atrae todas las miradas es la que presentará un grupo compuesto por diputados de centro (muchos de ellos exmacronistas) y autonomistas corsos y bretones, con el apoyo de representantes de izquierdas. Al ser un texto en que están implicados varios partidos tiene opciones (pocas) de prosperar. No solo recibirá el respaldo de la coalición de izquierdas NUPES (primera fuerza de la oposición, con 149 escaños) y de la ultraderecha de Marine Le Pen (88), sino que también podría ser votada por algunos representantes de LR, aunque la dirección de esta histórica formación se opone a ello.

"Lo que me preocupa es la ruptura democrática", dijo en los pasillos de la Asamblea Nacional Aurélien Pradié, el joven diputado de LR que lidera el grupo de los disidentes en la derecha republicana, del que puede depender el futuro de Borne y sus ministros. Si una moción de censura es aprobada en Francia, esta no comporta la constitución de un Gobierno por parte de aquellos opositores que presentaron el texto. Simplemente, conlleva la disolución del actual Ejecutivo e invalida la medida que había sido aprobada con el 49.3, la reforma de las pensiones en este caso.

Tras haber provocado un desborde de la indignación social, el aumento de la edad de jubilación va camino de convertirse en una crisis política y democrática. Macron atraviesa uno de los momentos más delicados de su presidencia.