Protestas en Francia

Laurent Berger, el sindicalista moderado que le hace frente a Macron

El secretario general de la CFDT se ha erigido en uno de los líderes de la oleada de protestas contra la reforma de las pensiones

Desde 2010, la organización con un mayor número de afiliados no se sumaba a una movilización de este tipo

El líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, y el de la CGT, Philippe Martinez, durante la manifestación contra la reforma de las pensiones el pasado 7 de febrero en París.

El líder del sindicato CFDT, Laurent Berger, y el de la CGT, Philippe Martinez, durante la manifestación contra la reforma de las pensiones el pasado 7 de febrero en París. / SARAH MEYSSONNIER / REUTERS

Enric Bonet

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Sin duda, es una de las imágenes que se recordarán de las movilizaciones contra la reforma de las pensiones en Francia. Los responsables de los ocho principales sindicatos posaban todos juntos el 10 de enero delante de las cámaras en la Bolsa del Trabajo en París. En el centro, estaba Philippe Martinez, secretario general de la combativa CGT. Y a su lado otro dirigente sindical bastante menos habitual en estos frentes de las organizaciones de trabajadores: Laurent Berger, responsable de la moderada CFDT

Martinez, de 61 años, bastante conocido en España por sus raíces ibéricas, y Berger, 54 años, llevan las riendas de la actual oleada de protestas contra el aumento de la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años (con 42 o 43 años cotizados para recibir una pensión completa). La presencia de la CFDT, el sindicato con un mayor número de afiliados en Francia seguido de cerca por la CGT, representa una de las principales novedades en este movimiento, el más multitudinario en el país vecino desde 2010. Desde ese año, los sindicatos galos no habían compuesto un frente unitario como el que ha impulsado las masivas protestas de las últimas semanas.

"El retraso de la edad legal de jubilación es la medida más injusta que hay, es normal que las organizaciones sindicales se movilicen", aseguró esa tarde de enero Berger, en que leyó el comunicado con el que los líderes sindicales dieron el pistoletazo de salida a las movilizaciones contra la reforma de las pensiones, presentada pocas horas antes por la primera ministra Élisabeth Borne. Tras las huelgas generales del 19 y 31 de enero y del pasado martes, los sindicatos convocaron para ayer sábado más de 200 manifestaciones en el conjunto del territorio francés. 

El líder inesperado de las protestas

Desde que empezó el pulso entre el frente sindical y el Gobierno, los líderes de la CFDT y la CGT se convirtieron en los principales opositores al presidente francés, Emmanuel Macron. Las inteligentes decisiones de los sindicatos —con una sucesión de huelgas generales, pero espaciadas lo suficiente en el tiempo para que no supongan un esfuerzo excesivo para los trabajadores— y la presencia constante en los medios de Berger y Martinez han contribuido a la victoria en la opinión pública de los detractores de la reforma. Un 65% de los franceses se oponen al texto y un 63% apoya las protestas, según los últimos sondeos. 

Este rol de líder de masas resulta, sin duda, inesperado en el caso de Berger, mucho más partidario del diálogo social en las empresas que de expresar la contestación en la calle. Nacido en 1968 en el oeste de Francia, hijo de un padre astillero de Saint-Nazaire y de una madre auxiliar sanitaria, el joven Laurent estudió Historia en la universidad de Nantes. Empezó, primero, a trabajar en una asociación de ayuda a desempleados y personas en una situación de gran pobreza. Pero desde mediados de los noventa ya se consagró plenamente a la actividad de la CFDT, una organización con una ideología zigzagueante desde su creación.

La Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT) fue creada en 1964 como una escisión del sindicalismo cristiano. A pesar de ello, adelantó por la izquierda a la CGT —muy vinculada entonces al Partido Comunista Francés— durante la revuelta del Mayo del 68. "Fue un sindicato muy implicado en las luchas en la década de los setenta, pero que experimentó un giro ideológico en los ochenta con la aceptación de la economía de mercado y dando una gran importancia a la negociación en las empresas", explica a EL PERIÓDICO la politóloga Sophie Béroud, profesora en la Universidad Lumière Lyon-2 y experta del mundo sindical.

La edad de jubilación, una línea roja

De hecho, Berger es un puro producto de esta CFDT partidaria de las tesis de la deuxième gauche (segunda izquierda) de Michel Rocard, el equivalente galo de la Tercera Vía de Tony Blair. Después de su elección como secretario general de su sindicato a finales de 2012, se convirtió en el principal interlocutor del presidente socialista François Hollande. Hasta el punto de que muchos lo consideraban como el ministro de Trabajo en la sombra. De esa colaboración, surgieron algunas conquistas sociales, como un dispositivo que compensa la dureza en el trabajo. No obstante, la CFDT también respaldó medidas controvertidas, por ejemplo, una reforma que flexibilizó el mercado laboral en 2016

Tras la llegada al Elíseo del dirigente centrista en 2017, las relaciones nunca fueron fluidas entre Macron y Berger, quien preside desde 2019 la Confederación Europea de Sindicatos. Las fricciones entre ambos resultaron constantes, tanto por las políticas migratorias duras del presidente como por su voluntad de recortar las ayudas a los desempleados. "Está convencido de que puede transformar la sociedad francesa él solo. No se trata de Rocard ni de la segunda izquierda", lamentaba Berger hace unos años sobre el dirigente centrista. A pesar de ello, la CFDT no había dado el paso de respaldar al resto de sindicatos en una amplia movilización en la calle. Hasta ahora. 

"Desde que Macron está en el poder, ha habido un rechazo del diálogo social", explica Béroud. El cambio de posición de este sindicato, según esta experta, "se debe sobre todo a la presión de los propios militantes, quienes se enfrentan a cada vez más dificultades para que acepten sus reivindicaciones en las empresas, por ejemplo, con las difíciles negociaciones para conseguir aumentos salariales el último año". En junio del año pasado, en el último congreso de la CFDT "las bases votaron en contra de cualquier aumento de la edad de jubilación y ahora Berger debe respetar este mandato", recuerda el historiador Stéphane Sirot, especialista de los movimientos sociales y profesor en la universidad Cergy-Pointoise. 

El retraso de la edad de jubilación siempre ha sido una línea roja para la CFDT. Lo que dificulta los múltiples intentos del Ejecutivo para dividir el frente sindical unitario. Una inhabitual alianza entre la CFDT y la CGT que se ha hecho notar en las movilizaciones. Por un lado, con la presencia considerable de trabajadores del sector privado, el baluarte del sindicato moderado. Por el otro, por su carácter festivo y pacífico, todo un contraste con las bulliciosas protestas de los últimos años. 

"Forma parte de nuestro ADN el espíritu constructivo y el respeto de la democracia y la ley. Los chalecos amarillos eran mucho menos numerosos y el Gobierno cedió ante sus protestas (marcadas por los disturbios urbanos). No me parece normal que a nosotros no nos escuche", lamenta Geoffrey Caillon, coordinador de la CFDT entre los trabajadores de la energética Total. Antes las dificultades para que el Gobierno renuncie al aumento de la edad mínima de jubilación, cada vez más responsables sindicales piden endurecer las protestas, con huelgas ilimitadas en sectores clave, como los transportes o la energía, a partir de marzo. Una apuesta que no entusiasma a la CFDT.

Berger se erigió en las últimas semanas en el hombre de moda en Francia, pero se enfrenta a un serio obstáculo: Macron lo ignora y parece indiferente antes las manifestaciones sindicales, por muy multitudinarias que sean. "Me temo que termine habiendo una desesperanza social (…) y que la gente crea que lo único que funciona son las acciones impactantes o el recurso a la violencia", advertía el viernes este líder sindical en declaraciones a France Info.

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