Cambios en la región

Lula recupera el liderazgo en Latinoamérica entre luces y sombras

El presidente de Brasil propone una moneda común con Argentina y una integración que topa con resistencias

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (izq.), visita al ex presidente de Uruguay José Pepe Mujica en su casa en el Rincón del Cerro, hoy en Montevideo

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva (izq.), visita al ex presidente de Uruguay José Pepe Mujica en su casa en el Rincón del Cerro, hoy en Montevideo / EFE

Abel Gilbert

Abel Gilbert

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"Enseguida nos vamos a la cosa grandiosa, queremos un Banco Central... ¡Un Banco Central para América (Latina)!". El expresidente uruguayo José Pepe Mujica recibió a Luiz Inácio Lula da Silva en su casa de la periferia montevideana con alborozo pero, también, su acostumbrado sarcasmo. Celebró el retorno a la presidencia de Brasil de su amigo, pero, de manera sutil, dejó entrever cierto escepticismo frente al tamaño de las expectativas de una integración regional como la que tiene en mente Lula. La VII cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se celebró en Buenos Aires volvió a insuflarle vida a un foro que se encontraba con respirador artificial. Eso no habría sido posible sin la presencia del líder brasileño y su política de "brazos abiertos" hacia una vecindad desdeñada por Jair Bolsonaro.

Lula piensa en Sudamérica como un espacio de relativa autonomía política, especialmente de Estados Unidos. El Mercosur, que Brasil ha sido impulsado junto con Argentina, el principal socio brasileño, Uruguay y Paraguay, debería ser el puntal de esa hoja de ruta. Mujica recordó, en su conversación con Lula, que ese acuerdo, labrado a través de los años se cumple a medias. Sería mejor, a su criterio, poner en funcionamiento al Mercosur que "hacer una moneda" común para "defender el interés" compartido.

Las palabras del veterano dirigente fueron escuchadas como una nota al pie del documento final de la CELAC en el que exaltó la unidad y la diversidad y se remarcó la importancia de preservar las instituciones democráticas y los recursos naturales y estratégicos. Los países miembros destacaron la importancia de América Latina como potencia alimentaria, reclamaron a Estados Unidos el levantamiento del embargo comercial a Cuba y saludaron los primeros acuerdos alcanzados por el Gobierno venezolano y la oposición durante el proceso de diálogo que se celebra en México con el patrocinio noruego para encauzar el conflicto político interno.

La presencia de Lula no alcanzó para evitar las chispas. México, Venezuela y Colombia reclamaron la liberación del destituido presidente peruano, Pedro Castillo. Chile repudió la represión de las protestas en ese país y las violaciones a los derechos humanos en Nicaragua. Uruguay abogó por una mayor apertura comercial. En cierto sentido, la idea de una CELAC armónica no se corresponde ni con la declaración final de la cumbre, tampoco con las realidades internas de muchos de los países. El propio Lula sabe que la sintonía argentino brasileña puede concluir en diciembre de 2023 si el socio estratégico vuelve a ser gobernado por la derecha.

Críticas y obstáculos

"El regreso de Lula a la escena internacional como presidente estaba lleno de expectación, dada la energía que dedicó a los asuntos exteriores en sus dos mandatos anteriores. Simbólicamente, tuvo lugar en una reunión de la CELAC, el club de países latinoamericanos y caribeños abandonado por Bolsonaro. Si Brasil quiere ser un líder regional a la altura de sus dimensiones económicas y demográficas, es evidente que necesita estar en contacto con sus vecinos", señaló el diario paulista Folha. "La oportunidad, sin embargo, se gastó en retórica. Lula se llevó consigo un arsenal de fórmulas anticuadas y un discurso retrógrado, restos del contexto de las administraciones de la década anterior".

El acuerdo entre la UE y el Mercosur aparece como urgente a los ojos del mandatario brasileño

El propio presidente ya encuentra obstáculos en su política. El titular de la poderosa Federación de Industriales de San Pablo (FIESP), Josué Gomes Da Silva, acaba de ser destituido por repudiar en nombre de la entidad el intento de golpe de Estado del pasado 8 de enero. Gomes Da Silva comparte con Lula una mirada industrialista de la economía con la mirada puesta en América Latina.

La UE y China

Frente a Mujica, así como su colega uruguayo, Luis Lacalle Pou, Lula pidió a ese país que atempere sus disonancias en el Mercosur y expresó su compromiso de ratificar el acuerdo comercial alcanzado con la Unión Europea antes de negociar un tratado similar con China. Para el brasileño, "es urgente y necesario" validar el pacto con la UE, de 2019. "Vamos a intensificar las discusiones”. El acuerdo quedó en el aire en parte por el negacionismo climático de Bolsonaro. El cambio de era en Brasil genera nuevas condiciones para la negociación. De hecho, el documento final de la CELAC expresó el apoyo a la solicitud brasileña de acoger en Belen la COP30, en 2025.

El entusiasmo de Lula se apoya en números concretos. Las exportaciones latinoamericanas a la UE crecieron un 26% en 2022. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha advertido por otra parte que el comercio con China se ha desacelerado y solo representó el 8% de las exportaciones regionales, toda una novedad si se tiene en cuenta lo que sucedió en los últimos 22 años. Al comenzar el nuevo siglo, el intercambio entre América Latina y China fue de 12.000 millones de dólares, un 0,6% del PIB regional. En 2021 alcanzó los 445.000 millones (un 8,5% del PIB), encendiendo las alarmas de Estados Unidos.