Carrera armamentística

Corea del Norte lanza hacia el mar de Japón un misil con capacidad para golpear Estados Unidos

Washington insta a Pionyang a "cesar de inmediato estas acciones" y Seúl avisa de su "aplastante capacidad de respuesta"

Ciudadanos ven la televisión en una estación de Seúl que informa sobre el lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte.

Ciudadanos ven la televisión en una estación de Seúl que informa sobre el lanzamiento de un misil por parte de Corea del Norte. / EFE / KIM HEE-CHUL

Adrián Foncillas

Adrián Foncillas

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Corea del Norte ha lanzado esta mañana un misil intercontinental o ICBM que se ha hundido en las aguas de la Zona Económica Especial de Japón a unos 200 kilómetros de la isla Oshima-Oshima, en la prefectura de Hokkaido. El segundo proyectil de esas características lanzado este mes agudiza la crisis en la península y aleja la posibilidad del diálogo.

"Basándonos en los cálculos de la trayectoria, el misil balístico podría tener un alcance de 15.000 kilómetros, dependiendo del peso de la ojiva, y en ese caso Estados Unidos estaría dentro de su alcance", ha afirmado el ministro japonés, Yasuzuku Hamada. El misil partió desde Sunan, habitual lanzadera de los ICBM, sobre las 10.15 hora local, y cayó un millar de kilómetros al este tras haberse alzado hasta los 6.000 kilómetros. Con esa trayectoria vertical busca Corea del Norte el cálculo de la autonomía de sus misiles sin necesidad de que sobrevuelen ningún país. El proyectil alcanzó el Mach22, es decir, 22 veces la velocidad del sonido.

A los ICBM se les atribuye un alcance que oscila entre los 5.000 y los 15.000 kilómetros por lo que tienen a tiro, al menos teóricamente, suelo estadounidense. Sobre la teoría hay muchos asteriscos porque Corea del Norte no ha demostrado aún que posea la tecnología para minimizar una bomba nuclear y calzarla en el misil. Pero sus lanzamientos, cinco años atrás, convencieron a Donald Trump de que no había más remedio que sentarse a negociar con Kim Jong-un. El fracaso de las negociaciones los ha devuelto a escena.

34 días de pruebas

El misil de este viernes ha quedado a un centenar de kilómetros de la altura alcanzada por el disparado a finales de marzo, que continúa como la prueba más exitosa del país asiático. El lanzado el 3 de noviembre, en cambio, falló estrepitosamente, en otra evidencia de que a la carrera misilística norcoreana le queda un largo camino hacia la fiabilidad. Son ya 34 días de pruebas este año, en muchas ocasiones con múltiples disparos, lo que supone un aumento considerable respecto a ejercicios pasados.

El grueso de los lanzamientos se concentró en las últimas semanas como respuesta a las maniobras militares de Washington, Seúl y Tokyo en la zona que Pionyang juzga como ensayos de invasión. El ICBM de esta mañana llega tras las charlas que las tres partes han mantenido esta semana en las sucesivas cumbres diplomáticas para reforzar su colaboración. La ministra de Exteriores norcoreana, Choe Son Hui, ha advertido de "respuestas militares más agresivas" contra Estados Unidos y ha pronosticado que se "arrepentirá de sus juegos".

Reacciones

Las reacciones diplomáticas han sido inmediatas. La vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, ha improvisado una reunión en los márgenes de la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico en Bangkok para condenar el lanzamiento junto a los líderes de Japón, Corea el Sur, Australia, Nueva Zelanda y Canadá. "Esta conducta reciente de Corea del Norte supone una flagrante violación de múltiples resoluciones de la ONU, desestabiliza la seguridad en la región y eleva de forma innecesaria la tensión", ha dicho Harris. La Casa Blanca ha aclarado que "la puerta a la diplomacia no está cerrada pero Pionyang tiene que cesar de inmediato estas acciones".

"Nuestro Gobierno tiene una aplastante capacidad de respuesta y la voluntad de reaccionar de inmediato a cualquier provocación de Corea del Norte así que esta no debería errar en sus cálculos", ha advertido Yoon Suk Yeil, presidente surcoreano. "Corea del Norte sigue llevando a cabo sus provocaciones a un ritmo que no habíamos visto nunca", ha afirmado su homólogo japonés, Fumio Kishida. "Quiero insistir en que no aceptaremos esas acciones", ha añadido.