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Menos petróleo y más caro a las puertas del invierno

La OPEP+ ha anunciado la reducción de la producción de crudo en dos millones de barriles, el 2% del suministro mundial diario, lo que vaticina nuevas subidas de precios

Estados Unidos se ve forzado a replantear su política exterior y a acercarse a Venezuela en plena campaña electoral y a las puertas del inviern

Pozo de petróleo

Pozo de petróleo

Andrea López-Tomàs

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Tan solo una decisión, tomada por poco más de una docena de naciones, ha forzado a Estados Unidos a replantearse su política exterior. A apenas unas semanas de las elecciones de medio mandato en el gigante estadounidense, el petróleo vuelve a sacudir a la administración de Joe Biden y al mundo entero. La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) ha anunciado una reducción drástica de la producción de petróleo, un gesto celebrado por Rusia. El crudo se configura como arma geoestratégica clave en el tablero de juego mundial. Dependientes, Estados Unidos y Occidente en general se ven obligados a adaptarse a las nuevas normas.

El primer miércoles de octubre, el grupo de 13 naciones acordó los recortes más profundos en la producción de petróleo desde que comenzó la pandemia. De poco sirvió la presión de Estados Unidos para que estos países ricos en petróleo bombearan más. Así, con esta decisión, frenaban el suministro en un mercado ya ajustado tras el inicio de la ofensiva rusa sobre Ucrania. Pero no fue solo la OPEP quién diseñó esta rebaja, sino que una decena de países aliados más, encabezados por Moscú y unidos en la OPEP+, también mostraron su apoyo durante la reunión en Viena. A partir de noviembre, la producción se reducirá en dos millones de barriles, el equivalente al 2% del suministro mundial diario, lo que vaticina nuevas subidas de precios.

“Al menos esto equilibra el caos que están causando los estadounidenses”, reaccionaba el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, según las agencias de noticias rusas. Es bueno que ese “trabajo equilibrado, reflexivo y planificado de los países que asumen una posición responsable dentro de la OPEP se oponga a las acciones de Estados Unidos”, añadía. Desde la Casa Blanca, la secretaria de prensa Karine Jean-Pierre denunciaba esta decisión “miope” ya que la economía mundial aún languidecía por “el continuo impacto negativo de la invasión de Ucrania".

“Alineada con Rusia”

La administración de Biden no tiene ninguna duda. “Está claro que la OPEP+ se está alineando con Rusia”, añadió Jean-Pierre. “Habrá algunas consecuencias por lo que han hecho con Rusia”, ha reaccionado Joe Biden esta semana en una entrevista en la CNN. “No voy a entrar en lo que consideraría y lo que tengo en mente, però habrá consecuencias”, ha sentenciado. Occidente, con Estados Unidos a la cabeza, ha acusado a Rusia de convertir la energía en un arma, creando una crisis en Europa que podría desencadenar el racionamiento de gas y energía este invierno. Por su parte, Moscú señala a Occidente por hacer del dólar y los sistemas financieros, como SWIFT, su propio armamento. Y los países del Golfo, que hasta ahora se habían abstenido de criticar la invasión rusa de Ucrania, toman posiciones.

Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos o Kuwait son naciones que buscan mantener relaciones tanto con Rusia como con EEUU. Operan en zonas grises, esquivando las sanciones estadounidenses para conservar vínculos comerciales y comerciales, aunque de forma arriesgada. Pero esta nueva decisión es un paso más adelante. Además, la visita este martes del líder emiratí, el jeque Mohammed bin Zayed al Nahyan, a Moscú acaba de confirmar estas alianzas. El presidente de EAU, conocido por las siglas MBZ, se ha reunido con Putin, quién ha descrito las relaciones entre ambos países como “un factor importante de estabilidad en la región y el mundo a pesar de todas las dificultades que existen hoy en las relaciones internacionales”.

“Nuestras decisiones no están dirigidas contra nadie”, ha afirmado Putin. “Nuestras acciones tienen como objetivo garantizar la estabilidad en los mercados energéticos mundiales para que tanto los consumidores de recursos energéticos como quienes se ocupan de la producción y el suministro se sientan tranquilos, estables y confiados, para ayudar a equilibrar la oferta y la demanda”, ha añadido. MBZ, por su parte, ha pedido “negociación y diplomacia” para poner fin a la guerra en Ucrania. Ambos han celebrado el anuncio de la OPEP. Por su parte, el emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al Thani, también se ha reunido con Putin durante una cumbre en Kazajstán. Durante la reunión, han discutido la crisis de Ucrania y su impacto en los mercados energéticos. Este encuentro pretendía suavizar las tensiones entre ambos países, que han aumentado desde la ofensiva rusa de Ucrania.

Mirando a Venezuela

En cambio, ahora Estados Unidos tiene que buscar alternativas. De poco le ha servido a Biden el viaje que hizo en julio a Arabia Saudí para “promover los intereses de EEUU”. Le dijo a Riad que esperaba que tomara “más medidas” para impulsar el suministro de petróleo, y Mohammed Bin Salman, el príncipe heredero saudí, ha hecho todo lo contrario. Desde el Senado, el demócrata Chris Murphy ha pedido “una reevaluación total de la alianza de EEUU con Arabia Saudí”. La ruptura entre ambas potencias es innegable y, por lo tanto, la desconfianza ante la política energética sigue creciendo. Mientras, la economía saudí, gracias al petróleo, apunta aún más alto: a principios de este año, Saudi Aramco superó a Apple como empresa más valiosa del mundo.

Biden, en pleno período electoral, debe actuar rápido. Una subida del precio del petróleo a las puertas del invierno sería una condena para cualquier administración. Para evitarlo, Estados Unidos se está planteando aliviar las sanciones a Venezuela para permitir que Chevron, el último gran productor de petróleo estadounidense que opera en el país, bombee petróleo allí. La pérdida de suministros rusos y árabes se podría ver compensada por los millones de barriles de crudo venezolano, incluso algunos iranís. Ambos son países asfixiados por las sanciones estadounidenses. Pero está por ver si cuando aceche el frío, Biden les levanta el castigo.

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